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Doctor Ramón Garrido, presidente del Colegio de Médicos de Ciudad Real: «¡Contra la charlatanería, consulte a su médico!»

Cuando la Medicina se enfrenta a enfermedades que con el conocimiento actual no tienen buenos resultados, los pacientes acuden a todo tipo de terapias mágicas como solución a sus problemas de salud. Pese que hay grupos de expertos que intentan luchar contra la «pseudociencia», en opinión del autor de este artículo, el doctor Garrido, presidente del Colegio de Médicos de Ciudad Real, los que realmente pueden ganarle terreno son los profesionales de Atención Primaria, influyendo en los pacientes a través de una relación de confianza, «para que el único efecto que tienen esos remedios, el efecto placebo, lo ejerzamos nosotros, los médicos»

Madrid, 9 de febrero 2012 (medicosypacientes.com)

«¡Contra la charlatanería, consulte a su médico!»,
por el doctor Ramón Garrido, presidente del Colegio de Médicos de Ciudad Real

Existe un fenómeno que persiste a lo largo de los siglos y que a los que nos dedicamos a la medicina científica nos produce cierta perplejidad: la magia como solución a los problemas de salud.

Recuerdo cuando, recién acabada la carrera, ejercí como médico rural en un pueblo de la Sierra de los Pedroches en Córdoba, hace 30 años. Aunque no se hablaba de medicina basada en la evidencia, ya existía un buen nivel en la medicina. La gente acudía al médico de cabecera con confianza para que resolviese sus problemas, pero también era frecuente que consultase a una curandera que tenía buena fama por sus remedios. Aplicaba su arte, con una mezcla de intuición, sugestión palabrería y buen hacer (era magnífica para el manejo ortopédico). Eran un lugar y una época en que convivían dos modos de abordar la enfermedad. Como anécdota puedo destacar que ella misma acudía a mi consulta para que aplicase mis conocimientos a sus problemas de salud (era hipertensa), y recuerdo que su marido enfermó seriamente, tuvo un accidente cerebrovascular, y además una depresión, ella consultó conmigo consciente de que necesitaba mi ayuda, pero además le aplicaba sus remedios, hablaba de que tenía una enfermedad que yo tenía que curar y además que tenía mal de ojo (la depresión la achacaba a eso): sus remedios consistían en una pócima para el mal de ojo y plancharlo (literalmente lo planchaba, poniendo una manta encima del paciente y pasando la plancha caliente). Yo respeté  lo que hacía, pero siempre le dije que aquello no tenía justificación científica y que debía someterse a tratamiento por mi parte; creo que ella estaba convencido de esto, aunque nunca me lo llegó a decir, hubiera sido renegar de su labor. Pasados un par de meses el paciente paseaba feliz por las calles del pueblo, satisfecho por haber recibido el mejor tratamiento.

Han pasado varias décadas, la información científica es ahora más accesible que nunca, en cualquier lugar del mundo, la medicina ha mejorado de forma importante y se ha hecho cada vez más exigente, aplicándose cada vez más tratamientos sustentados por la evidencia científica. No obstante, el paciente del siglo XXI sigue creyendo en la magia de ciertos tratamientos que pululan por doquier: es frecuente que acudan a curanderos, que consulten a videntes, que apliquen remedios  sin base científica alguna (flores de bach, homeopatía,…). El problema es que con los nuevos medios de comunicación (proliferación de canales de televisión con publicidad de productos milagrosos y llamadas a videntes)  e internet, toda esta información  tiene un protagonismo excesivo y tiende a solapar la divulgación científica de calidad.

Existen movimientos que intentar luchar contra esto, como el movimiento o círculo de los escépticos, un grupo de personas de diferentes ámbitos preocupados por el triunfo de la sinrazón, según ellos mismos se definen. Los escépticos, a través de los medios de comunicación y a través de diversos blogs muy activos como La lista de la vergüenza, Magonia o Amazings realizan una labor de divulgación científica y de crítica a las corrientes que dentro y fuera de las instituciones favorecen la pseudociencia.

Pero en mi opinión existe un protagonista que debe liderar esta lucha: el médico, sobre todo el médico de atención primaria, que tiene un puesto privilegiado para ello. Va a ser muy difícil que logremos que desaparezca la información sobre remedios mágicos, pero sí podemos combatirlo con información científica, intentando influir en nuestros pacientes estableciendo una relación de confianza, para que el único efecto que tienen esos remedios, el efecto placebo, lo ejerzamos nosotros. 

El médico cura a veces, alivia frecuentemente, y acompaña siempre. Este dicho, que es la gran verdad de la relación médico-paciente, cobra sentido para esta tarea que es necesario emprender.

En muchas ocasiones, cuando la medicina se enfrenta a enfermedades que con el conocimiento actual no tienen buenos resultados, los pacientes acuden a todo tipo de terapias mágicas, sobre todo porque los médicos nos rendimos, y damos vía libre a cualquier alternativa. Es un error tirar la toalla. El médico debe estar siempre acompañando, dejando espacio para el alivio espiritual, pero ahuyentando a la charlatanería del entorno del paciente. Es aquí donde adquiere el sentido más humanista nuestra profesión.

Ramón Garrido Palomo,
Presidente del Colegio de Médicos de Ciudad Real

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