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Descubren cómo frenar la resistencia del parásito de la Leishmaniasis al tratamiento más habitual

Expertos de la Red de Investigación de Enfermedades Tropicales (RICET) descubren cómo anular la capacidad, desarrollada por el parásito de la Leishmaniasis, de impedir que el medicamento del tratamiento entrara dentro de la célula a tratar. Este mecanismo permitía al parásito hacerse resistente al tratamiento más habitual de quimioterapia con miltefosina

Madrid, 21 de junio de 2012 (medicosypacientes.com)

Expertos de la Red de Investigación de Enfermedades Tropicales (RICET) descubren cómo anular la capacidad, desarrollada por el parásito de la Leishmaniasis, de impedir que el medicamento del tratamiento entrara dentro de la célula a tratar. Este mecanismo permitía al parásito hacerse resistente al tratamiento más habitual de quimioterapia con miltefosina

Investigadores de la RICET explican que la entrada de un fármaco en una célula se puede realizar por dos mecanismos. Uno es simplemente atravesar la membrana de la célula, si ésta es suficientemente permeable como para dejarse ser traspasada. El otro consiste en utilizar un “transportador” que está situado en la membrana de la célula y transporta el medicamento desde fuera hasta el interior de la célula.

La miltefosina no puede traspasar por sí misma la membrana-matizan- necesita del transportador y por eso precisamente el mecanismo que el parásito de la Leishmaniasis había desarrollado para hacerse resistente, consistía en mutar ese transportador, convirtiéndolo en afuncional e impidiendo por tanto que la miltefosina fuera transportada al interior de la célula para combatir al parásito causante de la enfermedad, informan los investigadores.

El hallazgo de los científicos de la RICET, ha consistido en lograr que la miltefosina pueda atravesar la membrana de la célula sin necesidad de utilizar el transportador que tenía inutilizado el parásito. Para eso los investigadores han unido la miltefosina a un Tat (un fragmento de la proteína del mismo nombre del virus VIH, capaz de atravesar la membrana de la célula interaccionando con los lípidos que forman esa membrana). De esta forma, el complejo miltefosina-Tat puede atravesar la membrana sin necesitar del transportador, una vez dentro de la célula se separan y la miltefosina actúa contra el parásito causante de la enfermedad.

Para visualizar que el fármaco entraba en la célula y una vez dentro se liberaba del Tat, los investigadores los marcaron con diferentes colores. Añadieron grupos fluorescentes,   rojo para el Tat y verde para la miltefosina. El complejo miltefosina-Tat presenta un color uniforme, pero si una vez dentro del parásito se separan, la miltefosina presenta color verde y el Tat color rojo, explican.

Para realizar la unión miltefosina-Tat hay dos procedimientos uno que permite la liberación de la miltefosina dentro de la célula y otro que obliga a que miltefosina-Tat permanezcan unidos. Pero este segundo se mostró un 20% menos activo que la anterior, motivo por el cual los científicos se decantaron por el primero de los procedimientos, recalcan.

Los investigadores de la RICET han querido comprobar finalmente si esta estrategia es válida igualmente para otros parásitos que también alteran los transportadores para hacerse resistentes a los tratamientos. Lo han ensayado en tripanosomas africanos, causantes entre otras de la enfermedad del sueño, muy resistentes a la miltefosina pero que eran eliminados cuando está unida al fármaco.

Esta investigación es fruto del trabajo colaborativo entre varios grupos de investigación de la RICET, cada uno con diferente especialidad , como son los de  Luis Rivas (centro de Investigaciones Biológicas, CSIC), Miguel Navarro (Instituto de Parasitología y Biomedicina  López-Neyra, CSIC), ambos miembros de la RICET  y  de los Profs David Andreu ( Universitat Pompeu-Fabra-Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona) , de A.Ulises Acuña( Instituto de Química Física Rocasolano(CSIC) y de Francisco Amat (Instituto de Química Orgánica General, CSIC).

Entre las aplicaciones prácticas futuras de este descubrimiento destacan la posibilidad de combatir la resistencia de otros parásitos a otros fármacos, facilitar que determinados medicamentos alcancen zonas más profundas de los tejidos para ejercer su acción disminuyendo así la cantidad de medicamento necesaria para el tratamiento, los efectos secundarios y mejorando la relación coste/beneficio. También se podrán desarrollar vacunas más eficaces y dirigir fármacos hacia sitios más concretos de la célula donde su acción mejore la efectividad del tratamiento.

Actualmente, el único tratamiento disponible para esta enfermedad, considerada por la OMS como olvidada con 2 millones de personas afectadas al año entre 90 países, es la quimioterapia, basada en un número muy reducido de fármacos. Hace tres años investigadores de la RICET descubrieron una vacuna contra la Leishmaniasis, pero no se llegó a desarrollar comercialmente. Tampoco se preveen nuevos fármacos cuya aplicación real sea factible en los próximos años, debido al escaso beneficio económico que representaría para las empresas farmacéuticas, pues la mayor incidencia se ubica en países tropicales y subtropicales, informan de la RICET.

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