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Los españoles asumirían costes y restricciones para luchar contra el cambio climático

Los españoles están dispuestos a asumir costes para las empresas y los consumidores y restricciones a sus comportamientos cotidianos para combatir el cambio climático, según la Encuesta de prospectiva publicada este lunes por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)

La encuesta, consistente en 2544 entrevistas realizadas entre el 12 y el 17 de septiembre y a la que se estima un margen de error del +/- 2%, revela que un 38,7% de los españoles considera que el bienestar de la generaciones futuras en más importante que de la actual (otro 58,1% opina que igual) y que un 88,7% defiende destinar más recursos a educación o investigación aun descontándolos de otras cosas e intensificar la lucha contra el cambio climático.

 
La convicción muy mayoritaria no decae cuando se plantea a los encuestados por menoscabos concretos que irían aparejados a esa lucha. Así, el 79,4% apoya combatir más el cambio climático aunque suponga costes para las empresas y, aunque algo menos, un notable 65,9% aunque comporte costes para los consumidores.
 
Más en concreto, nada menos que un 73,8% se declaró muy o bastante de acuerdo con restringir la circulación de coches contaminantes por el centro de las ciudades, y un 49,8% de prohibir la venta de coches que funcionen con combustibles fósiles, ya sean diésel o gasolina, a partir de 2035. Aunque este último porcentaje no llegue a la mitad de los españoles, supera con holgura al 43,1% que dijo estar poco o nada de acuerdo.
 
El compromiso, naturalmente, aumenta cuando se plantea a los españoles objetivos sin exponerles directamente las contrapartidas. El 91,9% se declaró muy o bastante de acuerdo con que las administraciones promuevan que la mayor parte de la energía consumida proceda de fuentes renovables; el 93,7% con que se exija a los fabricantes que la mayor parte de los materiales que empleen sean reciclables, y el 81,2% con que se creen impuestos específicos para gravar las actividades más contaminantes.
 
 
ONU: «La Conferencia sobre el Cambio Climático debe llegar a acuerdos para compensar por las pérdidas y daños de las catástrofes»
 
Mientras los representantes de los gobiernos reunidos en la capital de la República Democrática del Congo comienzan a ultimar el lunes la agenda para la Conferencia sobre Cambio Climçatico (COP27), que se celebrará en Egipto el mes que viene, el Secretario General dijo que el trabajo que queda por delante es «tan inmenso como los impactos climáticos que estamos viendo en todo el mundo».
 
En declaraciones a los periodistas en Nueva York, mientras se iniciaba la reunión previa a la Conferencia sobre el Cambio Climático, también conocida como COP17, en Kinshasa, el Secretario General expuso el empeoramiento de los impactos del clima en todo el mundo y pidió convertir en la principal prioridad mundial atajar este fenómeno.
 
«Un tercio de Pakistán se ha inundado. El verano más caluroso de Europa en 500 años. Las Filipinas golpeadas. Toda Cuba en apagón. Y aquí, en Estados Unidos, el huracán Ian ha sido un recordatorio brutal de que ningún país ni ninguna economía es inmune a la crisis climática», destacó António Guterres.
 
Y mientras «el caos climático avanza al galope, la acción climática se ha estancado», añadió.
 
Matemáticas defectuosas
 
Guterres subrayó la importancia de la COP27 al tiempo que advirtió de que los compromisos colectivos de los gobiernos de los principales países industrializados del G20 están siendo «demasiado pocos y demasiado tarde».
 
«Las acciones de las economías desarrolladas y emergentes más ricas simplemente no cuadran», dijo, señalando que las promesas y las políticas actuales están «cerrando la puerta» a la limitación de la temperatura global a 2 grados centígrados, por no hablar de cumplir el objetivo de 1,5°C. 
 
Guterres advirtió que «estamos en una lucha a vida o muerte por nuestra propia seguridad hoy y nuestra supervivencia mañana», y dijo que no hay tiempo para señalar con el dedo o «mover los pulgares», sino que lo que se necesita es «un compromiso a nivel cuántico entre las economías desarrolladas y las emergentes».
 
«El mundo no puede esperar», explicó. «Las emisiones están en su punto más alto y van en aumento». 
 
Retroceso
 
Mientras el planeta arde, la guerra de Ucrania aparca la acción climática y los dinámicos actores del clima en el mundo empresarial siguen viéndose obstaculizados por «marcos normativos obsoletos, trámites burocráticos y subvenciones perjudiciales que envían señales equivocadas». 
 
Las instituciones financieras internacionales, al mismo tiempo que llevan a cabo sus propias «iniciativas a cuentagotas», deben revisar sus enfoques empresariales para combatir el cambio climático, afirmó.
 
El jefe de la ONU afirmó que es necesario hacer progresos significativos para abordar las pérdidas y los daños más allá de la capacidad de adaptación de los países, así como el apoyo financiero a la acción climática.
 
Hay que tomar decisiones ahora sobre la cuestión de las pérdidas y los daños, ya que «no actuar» conducirá a «más pérdida de confianza y más daños climáticos», dijo, y lo describió como «un imperativo moral que no se puede ignorar».
 
Prueba de fuego
 
La Conferencia sobre el Clima número 27 es «la prueba de fuego» de la seriedad con la que los gobiernos se toman la creciente carga climática en los países más vulnerables.
 
«La reunión previa a la COP de esta semana puede determinar cómo se tratará esta cuestión crucial en Sharm el-Shaikh», dijo, señalando que el mundo necesita claridad por parte de los países desarrollados sobre el cumplimiento de su promesa de 100.000 millones de dólares para apoyar la acción climática en los países en desarrollo.
 
Además, la financiación de la adaptación y la resiliencia debe representar la mitad de toda la financiación climática; los bancos multilaterales de desarrollo «deben mejorar su juego»; y las economías emergentes necesitan apoyo para respaldar las energías renovables y crear resiliencia.
 
Aunque el Fideicomiso de Resiliencia y Sostenibilidad dirigido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) es un buen comienzo, los principales accionistas de los bancos multilaterales de desarrollo deben ser la fuerza motriz del cambio transformador, continuó.
 
«En todos los frentes climáticos, la única solución es la solidaridad y la acción decisiva».
 
El Secretario General dijo que, cuando acudan a Sharm el-Shaikh, todos los países -encabezados por el G-20- pueden demostrar que «la acción climática es realmente la principal prioridad mundial que debe ser».
 
Intensificar el apoyo a la adaptación al clima
 
Mientras tanto, en Kinshasa, la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, en su discurso de apertura de la pre-COP, advirtió a los ministros de Medio Ambiente y a otros que la oportunidad para evitar los peores impactos de la crisis climática se está cerrando.
 
Subrayó que un mayor apoyo a la adaptación al clima en los países en desarrollo «debe ser una prioridad mundial», en particular el avance en la financiación de la adaptación.
 
Mohammed recordó que en la conferencia COP26 del año pasado, celebrada en Glasgow, los países desarrollados prometieron duplicar el apoyo a la adaptación hasta alcanzar los 40.000 millones de dólares anuales en 2025. ?
 
La número dos de la ONU pidió una hoja de ruta clara sobre cómo se entregará la financiación, a partir de este año.
 
Añadió que 40 000 millones de dólares es «sólo una fracción de los 300 000 millones de dólares que necesitarán anualmente los países en desarrollo para la adaptación de aquí a 2030».
 
Cada momento cuenta
 
Mohammed subrayó que el mundo «necesita desesperadamente esperanza». 
 
«Necesitamos avances (…) que demuestren que los líderes comprenden plenamente la magnitud de la emergencia a la que nos enfrentamos y el valor de la COP, como espacio en el que los líderes mundiales se reúnen para resolver problemas y asumir responsabilidades», dijo. «Cada momento cuenta».
 
La vicesecretaria general dijo que era el momento de demostrar que se está avanzando en la dirección correcta «con un resultado que demuestre nuestro compromiso colectivo para hacer frente a la crisis climática, porque las personas, y los niños aquí presentes, y el planeta importan».
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