Así lo desvela una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a 981 personas de 25 a 80 años entre junio y julio de 2021 para conocer su experiencia y según la cual, además, cuatro de cada seis consultas que pasaron los médicos de Atención Primaria fueron telefónicas
Los resultados revelan el “enorme impacto” que está teniendo la pandemia sobre la Atención Primaria, que, según OCU, se traduce en “largos tiempos de espera, pasando por las dificultades para ser atendido de forma presencial y terminando con sus consecuencias de todo ello sobre la salud”.
Así, el “largo” tiempo de espera es el aspecto que genera “mayor insatisfacción” entre los encuestados, junto con las “dificultades” para ponerse en contacto con su médico de familia.
Por estas razones, el 51% se declara “menos satisfecho” con su centro que antes de la pandemia, un 13% considera que la situación ha mejorado, mientras que el grado de satisfacción del 36% restante no ha variado. A la cabeza del ranking se encuentran los valencianos (le dan una nota de 4,8 sobre 10), seguidos de vascos (5,1) y madrileños (5,2), mientras que en el extremo opuesto destaca la buena valoración de los castellano leoneses (7,5).
Con respecto al médico de familia, hay un 37% de encuestados dice que ahora está «algo menos o mucho menos satisfecho» que antes de que se iniciara la pandemia; el 47% de los encuestados no ha variado de opinión y un 16% está «algo más o mucho más satisfecho» que antes de la crisis.
Con todo, el 48% de los encuestados confía “mucho” en el sistema público de salud a la hora de garantizar una atención sanitaria “de calidad y accesible” a la población, especialmente los mayores de 60 años.
Por comunidades autónomas, el grado de confianza es más alto entre vascos (7,4 sobre 10), castellano leoneses (6,8), castellanomanchegos (6,8) y catalanes (6,8), seguidos de andaluces (6,6), valencianos (6,4) y madrileños (6,3).
A la luz de estos resultados, OCU demandó a las autoridades sanitarias un “refuerzo sostenido” de la atención primaria de salud y de sus recursos humanos y juzgó “deseable” una reducción de las cargas burocráticas que asumen los propios médicos y que, según su criterio, en esta última ola “se han revelado como uno de los principales obstáculos al funcionamiento adecuado de las consultas”.
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