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Daniel de la Rosa: “Para educar a una sociedad hacia un mundo más sostenible y saludable se necesita invertir en salud y bienestar como requisito previo”

Daniel de la Rosa Villahoz es el alcalde de Burgos y el presidente de la Red Española de Ciudades Saludables. En esta entrevista para el suplemento de Médicos y Pacientes aborda las principales necesidades de las ciudades para ser más saludables y la importancia de invertir en salud y bienestar para educar a la sociedad hacia un mundo más sostenible

¿Cuál es el objetivo principal de esta Red Española de Ciudades Saludables?

 
La RECS es un club de ciudades que, dentro de la FEMP, se han unido al amparo de los principios y actividades acordes con el programa «Healthy Cities» de la Organización Mundial de la Salud, con el fin de crear las condiciones precisas y los mecanismos apropiados para lograr una forma estable de colaboración en actividades encaminadas a fomentar y conseguir ciudades más saludables, lo que constituye su principal objetivo.
 
Su creación se ligó a los nuevos conceptos y filosofía de promoción de la salud que priorizaban las acciones dirigidas a mejorar las condiciones de vida y los sectores que influían en la salud de la población, así como al fomento del papel fundamental que las Administraciones Locales podían jugar en este campo.
 
Los políticos, los sistemas y servicios públicos y los espacios a nivel local han de gestionar y responder a problemas actuales como el envejecimiento de la población, el cambio climático, los desafíos medioambientales, las desigualdades sociales, los retos económicos y políticos, la migración y el urbanismo, las enfermedades no transmisibles y las amenazas a la salud.
 
En dicho contexto, las Entidades Locales pueden actuar sobre la salud pública gracias a sus competencias sobre numerosos ámbitos: vivienda, planificación urbana, cohesión social, medio ambiente urbano, educación, deporte, cultura, etc.
 
La sección europea de la OMS ha recogido estos objetivos en un programa denominado Fase VII (2019-25) de la Red Europea de Ciudades Saludables. La Fase VII afirma que el desarrollo equitativo y sostenible de las ciudades y la prosperidad comunitaria de las poblaciones urbanas depende de nuestra voluntad y capacidad para aprovechar las nuevas oportunidades de mejorar la salud y el bienestar de las generaciones presentes y futuras.
 
Este programa prioriza los temas relacionados con los marcos estratégicos de OMS Salud 2020 y de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Decimotercer Programa General de Trabajo de OMS. De esta forma, se subraya la importancia del papel local en la mejora de la salud y el bienestar por medio de un enfoque integral social y de gobierno.
 
En aras a la consecución de estos objetivos, la RECS dirige su actividad a la promoción y protección de la salud y al bienestar de los ciudadanos, en concordancia con los principios de actuación correspondientes al proyecto “Ciudades Saludables” de la OMS. Por ello, canaliza la comunicación entre las ciudades participantes en materia de promoción y protección de la salud, lo cual alienta el intercambio de experiencias y el desarrollo de proyectos entre ciudades, entre sí misma y con otros niveles de la Administración y con otras organizaciones, para promover la acción común en promoción y protección de la salud.
 
También fomenta la colaboración y la acción conjunta de las ciudades participantes, a la vez que refuerza el mantenimiento de los contactos interinstitucionales para la consolidación de las relaciones intersectoriales, necesarias en el ámbito de promoción y protección de la salud.
 
La RECS ayuda a las ciudades participantes a desarrollar modelos operativos sobre dicho ámbito a nivel local, que puedan servir como modelos de buena praxis en lo concerniente al diagnóstico en materia de políticas públicas de salud y al diseño de los planes de salud locales. Para ello, ha puesto en marcha proyectos que permitan establecer criterios de evaluación e indicadores unificados que permitan evaluar las actuaciones de la promoción y protección de la salud y la acreditación de la calidad de su ejecución.
 
Por último, nuestra Red presenta recomendaciones orientadas a la inclusión de los procesos de calidad en las actuaciones de promoción y protección de la salud, al igual que mantiene contactos con otros proyectos de ciudades saludables en otros países de nuestro entorno y con sus redes nacionales, así como con la Red Europea dependiente de la OMS.
 
En consecuencia, será necesario invertir en las personas que componen nuestras ciudades y diseñar núcleos urbanos que mejoren la salud y el bienestar. Así mismo, se debe fomentar una mayor participación ciudadana y el establecimiento de alianzas para la salud y el bienestar. Por ello, conviene incidir en mejorar la prosperidad de las comunidades y su acceso a bienes y servicios comunes, promover la paz y la seguridad mediante sociedades inclusivas, así como proteger el planeta de la degradación a través de un consumo y una producción sostenibles.
 
¿Cuáles son los principales criterios según la OMS para que las ciudades sean saludables y sostenibles? Es decir, ¿qué debe tener una ciudad para ello?
 
Una ciudad saludable es aquella cuyo gobierno se compromete a poner la salud en un lugar destacado de su agenda social, económica y política. En consecuencia, cualquier Entidad Local puede ser saludable si adopta este compromiso e inicia un proceso para ganar más salud y bienestar para su ciudadanía. Una ciudad saludable lidera con el ejemplo, subrayando la utilización de un enfoque humano en el desarrollo social, al priorizar la inversión en las personas para mejorar la equidad y la inclusión mediante un mayor empoderamiento.
 
Los Gobiernos Locales tienen un papel privilegiado para crear entornos que favorezcan la salud. Existen diferentes motivos para ello. De un lado, por su cercanía y conocimiento práctico de los problemas concretos de la gente que nace, crece, vive, trabaja y envejece en su territorio. De otro, por disponer de algunas competencias para intervenir a través de políticas que contribuyan a mejorar la salud de toda la población con equidad y efectividad. Finalmente, por poder organizar de una manera más operativa y fluida la participación ciudadana en la promoción de la salud.
 
La salud es mucho más que la ausencia de enfermedad o la actividad curativa de los servicios sanitarios. Más allá de lo que puede aportar el sector sanitario, promover ciudades más saludables también consiste en crear ciudades más caminables, más seguras, más respirables, con menos humos, más participativas, equitativas y solidarias.
 
Por consiguiente, las ciudades serán más saludables si cumplen con una serie de objetivos recogidos en el programa de la Fase VII:
  • Fomentar acciones para que la salud tenga mayor importancia en la lista de prioridades de la agenda social y política de las ciudades.
  • Promover políticas y acciones para la salud y el desarrollo sostenible a nivel local que hagan énfasis en abordar los determinantes de la salud, la equidad en la salud y los principios de las políticas europeas “Salud para Todos” y “Salud 2020”.
  • Fomentar una gobernanza intersectorial y participativa para la salud, el bienestar y la equidad en todas las políticas locales y una planificación integrada para la salud.
  • Generar experiencias prácticas y experiencias sobre elaboración y aplicación de políticas, buenas evidencias, conocimiento y métodos para promover la salud en todas las ciudades de la Región Europea de la OMS.
  • Fomentar la solidaridad, la cooperación y los vínculos de trabajo entre las ciudades y las redes europeas de autoridades locales y las asociaciones con agencias implicadas en cuestiones urbanas.
  • Aumentar la accesibilidad a la Red Europea para todos los Estados Miembros europeos.
Finalmente, para reconocer a una ciudad como saludable, la sección europea de la OMS establece una serie de requisitos:
  • Gozar de apoyo local constante
  • Establecer y mantener un coordinador y un grupo de dirección.
  • Diseñar un perfil sanitario de la ciudad.
  • Realizar un análisis de la Fase VII y su aplicación.
  • Realizar una declaración de la ciudad.
  • Plantear una planificación integrada en materia de salud y bienestar.
  • Promover la salud, y el desarrollo equitativo y sostenible.
  • Establecer una red de asociaciones/alianzas.
  • Fomentar la creación de capacidades.
  • Asistencia a las reuniones de la Red o a otras reuniones importantes de la OMS.
  • Asistencia a las reuniones de los alcaldes.
  • Participar en actividades de establecimiento de redes (networking).
  • Crear mecanismos de control, seguimiento y evaluación.
Ahora se está realizando una importante labor en muchas ciudades para reducir el tráfico rodado, principalmente en los distritos centrales, pero también hay muchas otras medidas de necesaria aplicación, como se puede reducir el tráfico procedente de las afueras de las ciudades, ¿cuáles son las prioridades en ese aspecto? ¿Se debería trabajar ya en ello? ¿Hay alguna ciudad que pueda utilizarse como modelo en este sentido?
 
La reducción del tráfico en las ciudades es un problema complejo en el que, ante unos condiciones muy heterogéneas y cambiantes, debemos diseñar y aplicar soluciones diversas y adaptables. Por ejemplo, el plan de aparcamientos disuasorios de Pontevedra es un magnífico proyecto, pero imposible de aplicar en otros lugares por sus dimensiones o por no disponer de espacios adecuados. Sirva esta como muestra de soluciones que funcionan muy bien para unas circunstancias específicas, pero que son inaplicables en otras.
 
Por otro lado, la continua mejora del transporte público urbano, pero también del interurbano, sí es una propuesta aplicable con mayor generalidad. Hemos de convencernos de darle una preeminencia absoluta para que se convierta en la mejor opción para desplazarse en la ciudad potenciando, facilitando y priorizando su presencia en las vías de comunicación. 
 
Pero, estamos ante un asunto trascendente que precisa de soluciones ambiciosas y, además de pensar en cómo mejorar los desplazamientos, hemos de pensar en que disminuyan el número de los mismos. La administración local puede servir como ejemplo con acciones como la descentralización de sus oficinas de modo que los vecinos de los barrios más alejados no tengan que desplazarse para realizar gestiones. 
 
Además del importantísimo papel que tienen las administraciones públicas, ¿qué acciones puede hacer la ciudadanía para proteger el medio ambiente y su propia salud?
 
En los sistemas democráticos el papel de la ciudadanía es esencial en el desarrollo de la vida política de la comunidad. Las políticas públicas han de contar con sus aceptación y respaldo, pues en caso contrario difícilmente podrían sostenerse en el tiempo. Por ellos, la participación de la ciudadanía en esas propias políticas públicas a través de mecanismos de gobernanza se torna crucial para alcanzar los objetivos que se proponen las ciudades saludables.
 
Los instrumentos de acción comunitaria son elementos claves para ganar salud en los entornos de gobernanza local. Todas las personas y las comunidades pueden participar en la adopción de las decisiones que les afectan y atañen a los lugares donde viven, aprenden, trabajan, juegan y aman.
 
La participación ciudadana contribuye decididamente a mejorar la gobernanza conjunta para la salud y el bienestar, respaldada por un enfoque que incluya la salud en todas las políticas y la resolución dialogada de conflictos en las ciudades en aras de la salud. Destaca la importancia de la participación inclusiva en todos los niveles de gobernanza y de la sociedad, lo cual también supone implicar a las personas y las comunidades a través de la gobernanza participativa, así como establecer nuevas alianzas para una salud y un bienestar mejores.
 
La ciudadanía, con el apoyo de los poderes públicos, debe de comprometerse a realizar un esfuerzo de alfabetización social y ambiental a lo largo de la vida como herramienta para promover la participación y el empoderamiento. Empoderar aumenta la autoeficiencia y la autoestima, mejorando el control individual y la apropiación de la salud y el bienestar propios.
 
Deben de ponerse en marcha herramientas que apoyen la necesidad de facilitar un cambio cultural y normativo en toda la sociedad hacia un mayor empoderamiento, un desarrollo sostenible equitativo y la urgencia de priorizar la protección del planeta, de su biodiversidad y de la salud y el bienestar humanos.
 
¿Cuáles son los principales beneficios que tienen las ciudades saludables para la ciudadanía? Y, ¿cuáles son los principales impactos negativos de vivir en una ciudad que no cumple estos requisitos?
 
Una ciudad saludable es un espacio urbano donde sus habitantes reciben los beneficios del fomento de la salud y el bienestar a través de la gobernanza, el empoderamiento, la participación y la inversión en las personas, lo cual les permite vivir en un medioambiente sano y regido por los principios de igualdad y prosperidad de la comunidad que contribuyen a crear un planeta pacífico.
 
Las ciudades saludables luchan, mediante la gobernanza y las normas sociales, contra la corrupción, la discriminación y todas las formas de violencia, tanto física como emocional, dentro de las sociedades, lo que incluye, entre otros, la violencia contra los niños, la doméstica, el discurso del odio, la intimidación/el acoso (el bullying), la exclusión/el aislamiento y la hostilidad contra los migrantes.
 
Igualmente generan mecanismos para dar respuesta a los problemas de seguridad alimentaria y del agua, promoviendo sociedades pacíficas y sostenibles y comunidades cohesionadas en el periodo posterior a un conflicto.
 
Las ciudades saludables consiguen mejorar la seguridad sanitaria, así como la preparación y respuesta en caso de conmociones y desastres, tanto por causas naturales como humanas. Con ello se da respuesta al cambio climático y se mitigan sus consecuencias adversas, lo que permite incidir en la resiliencia individual y colectiva frente a desastres naturales y actos terroristas.
 
¿Cómo se puede educar a la sociedad hacia un mundo más sostenible?
 
Para educar a una sociedad hacia un mundo más sostenible y saludable se necesita invertir en salud y bienestar como requisito previo para que las sociedades sean equitativas, sostenibles y pacíficas. Las ciudades y los núcleos urbanos desempeñan un importantísimo papel en la prevención de enfermedades y la promoción de la salud y la necesidad de abordar los determinantes sociales, ambientales, culturales, comportamentales, comerciales y políticos para la salud y el bienestar.
 
Las ciudades y el nivel local de gobernanza desarrollan una función crucial en la lucha por reducir las desigualdades, centrando la atención en los grupos en situación de mayor riesgo de vulnerabilidad mediante un enfoque de universalidad proporcionada. Las ciudades juegan un papel esencial en la reducción de la pobreza en sus comunidades, incluyendo la pobreza alimentaria y la pobreza patrimonial, y pueden comprometerse a implantar políticas necesarias para reducir estos males sociales.
 
Nada de esto sería factible sin potenciar la confianza de la sociedad y la cohesión en la comunidad para que nuestras ciudades sean lugares inclusivos, seguros y sostenibles, así como para mejorar su resiliencia tanto individual como colectiva. Eso nos obliga a fomentar políticas activas para reducir los niveles de ansiedad, resentimiento, odio, desconfianza y xenofobia. Los núcleos urbanos pueden convertirse en lugares para educar si también se toman en cuenta los factores sociales, mentales, emocionales y relacionales cuando se planifican las ciudades para el bienestar.
 
La RECS para alcanzar estos objetivos también promueve todo tipo de actividades didácticas, organiza cursos y seminarios y, últimamente, ha potenciado considerablemente su página web para intentar alcanzar en su labor todos los puntos de España. Todo ello se ve complementado con una intensa labor de apoyo a la investigación y a la promoción de actividades de difusión y formación.
 
¿Creen que es mejor llegar a las personas con mensajes en positivo?
 
Creo que lo mejor es llegar a las personas. Ese es nuestro objetivo, lograr su atención lo suficiente como para trasladarles el relato. En ocasiones, con mensajes en positivo, pero en otras puede ser necesario exponer la realidad con la crudeza de las estadísticas, por ejemplo. Vivimos en una sociedad compleja en el tema de la información, por un lado, tenemos cada vez más vías para informarnos, pero por otro, muchas de esas informaciones no son veraces o no son relevantes provocando una intoxicación informativa que puede devenir en un rechazo generalizado a cualquier noticia llegue de donde llegue. 
 
Por eso, es preciso acertar con el relato, ser transparentes, directos y pedagógicos sin dramatizar, pero sin edulcorar tampoco situaciones que precisan de soluciones urgentes e inmediatas. 
 
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