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Carlos Carnicer: «Las profesiones, como vigilantes de las actividades del poder, hacemos más falta que nunca»

Carlos Carnicer, presidente de Unión Profesional (UP), ha asegurado, en una jornada organizada conjuntamente por esta asociación, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y la Cátedra de Ética de la Empresa y de las Profesiones de la Universidad Carlos III de Madrid,  que «las profesiones, como vigilantes de las actividades del poder, hacemos más falta que nunca»

Madrid, 10 de junio 2014 (medicosypacientes.com)

Carlos Carnicer, presidente de Unión Profesional (UP), ha asegurado, en una jornada organizada conjuntamente por esta asociación, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y la Cátedra de Ética de la Empresa y de las Profesiones de la Universidad Carlos III de Madrid,  que «las profesiones, como vigilantes de las actividades del poder, hacemos más falta que nunca».

En esta Jornada, en la que bajo el título «La democracia y el ejercicio profesional: Sobre el derecho a la información y la comunicación» se abordó el papel de las distintas profesiones en la democracia y, en concreto, el de los periodistas, Carlos Carnicer resaltó la labor de los colegios profesionales, en referencia la  nueva de Ley de Servicios y Colegios Profesionales (LSCP) que «está en puertas y que pone entredicho la autorregulación de los colegios profesionales».

Tras poner de manifiesto que, en estos momentos nos encontramos con una «sociedad enferma desde el punto de vista de lo que debe ser la crítica social en una sociedad democrática» porque los Gobiernos «nos la van limitando»,  abogó por la defensa profesional y la autorregulación deontológica  ante «aquellos que atacan las posibilidades de los profesionales de erigirse en sociedad civil organizada y llevar a término su trabajo, su responsabilidad».

En la jornada La democracia y el ejercicio profesional: Sobre el derecho a la información y la comunicación» se ha querido profundizar en el papel que juegan las profesiones, y sus organizaciones, en el desarrollo de una democracia participativa, con especial atención al ejercicio profesional del periodismo. En ella, han participado en la inauguración, junto con Carlos Carnicer, Elsa González, presidenta de la FAPE, y Javier Ansuátegui, director del Instituto de Derechos Humanos «Bartolomé de las Casas», al que está adscrita la Cátedra de Ética la Universidad Carlos III.

Elsa González, presidenta de la FAPE, definió el periodismo en palabras del escritor mexicano, Enrique Cauce, como «una misión» que «es preciso sustentar cada día con dosis de vocación,  rigor, ética y  humanidad».

Elsa González hizo énfasis en la capacidad de transformación social del periodismo, así como en todas aquellas amenazas ?políticas, empresariales, personales? que el periodista ha de sortear si aspira a ejercer el periodismo como servicio público. Recordó que el periodismo tiene una responsabilidad y un compromiso con la verdad, respeto con las personas y sensibilidad para llegar a ellas. «Si no tenemos ese compromiso con la ética -dijo-, la prensa se convierte en un medio de comunicación sin crédito».

Abogó porque en la universidad se fomente la formación en ética y deontología  y también señaló la necesidad de que los ciudadanos ayuden, con los nuevos medios tecnológicos, a esa regeneración democrática porque «no pueden asistir pasivos» a esta situación.

Javier Ansuátegui, director del Instituto de Derechos Humanos «Bartolomé de las Casas», centró su intervención en el origen de la historia de los derechos, especialmente el derecho a la información recogido en el artículo 20 de la Constitución Española, y planteó el debate entre comunicación y poder. Para él, «el ejercicio del periodismo favorece a la democracia, pues controla el poder. Pero, a su vez, también es ejercicio del poder. Favorece libertades, pero, a su vez, puede plantear problemas en relación a otras libertades». En este sentido, Ansuátegui señaló el importante lugar de la libertad de información, del ejercicio periodístico, para generar una ciudadanía crítica: «No hay ciudadanía que pueda decirle las cosas al poder si no está informada». He ahí la esencia, según el director del Instituto de DD.HH. «Bartolomé de las Casas», de la responsabilidad periodística.

Deontología profesional,
garantía de información veraz

A continuación, se desarrolló una mesa redonda, moderada por Aurelio Martín, vicepresidente de FAPE, en la que expertos analizaron el significado de la deontología profesional en el ámbito de la información y la comunicación. Gonzalo Múzquiz, secretario técnico de Unión Profesional, Manuel Núñez Encabo, presidente de la Comisión de Quejas y Deontología de la FAPE, e Hilda Garrido, coordinadora de la Cátedra de Ética de la Empresa y las Profesiones de Universidad Carlos III de Madrid (CEEP), hicieron especial hincapié en los fundamentos de la deontología profesional.

Hilda Garrido centró su intervención en acercar las definiciones y diferencias entre ética profesional y ética pública, así como en la necesidad de entender el código deontológico de cada profesión como una norma donde encontramos «unos derechos y deberes enmarcados dentro de la ética pública, adecuados a cada profesión». El debate surge cuando se plantea cómo garantizar esos derechos y deberes.

En este sentido, Gonzalo Múzquiz aludió al «acto profesional», que se define como «la incorporación de un saber hacer, con unas normas que incardinan ese acto, que no es inocuo, en un marco profesional». Desde su punto de vista, es en el modelo colegial ?vertebrado por la independencia, la responsabilidad y el control colegial? donde encontramos la fórmula que permite poner en práctica una potestad disciplinaria que garantice que el código deontológico, es decir, las normas profesionales, se cumplen.

Manuel Núñez Encabo, por su parte, incidió en la idea de que el periodismo en un sistema democrático debe ser considerado como una «institución básica insustituible», al igual que el poder político, legislativo y judicial. Precisó que «no es un cuarto poder; no debe ejercer el poder ni debe sustituir a los tres poderes ni órganos complementarios de estos».

Para Nuñez Encabo,  es importante entender que «sin periodismo, no hay democracia», teniendo en cuenta que la función del periodismo es «hacer visible y transparente la gestión de los poderes públicos». Defendió la «necesidad acuciante de un periodismo de investigación, de datos, de hechos» y de «periodistas que fomenten el desarrollo de los valores democráticos».

Cuestionó lo que calificó como «espiral de silencio» la forma de «censurar la información de los medios de comunicación»  y señaló que el problema actual es «la connivencia y las relaciones entre los poderes políticos y económicos que no han estado nunca tan vinculados como hoy», cuestiones ambas que relacionó directamente como causa del «desprestigio del sistema democrático».

El presidente  de la Comisión de Quejas y Deontología de la FAPE puso de manifiesto que «nadie debe ser neutral en la defensa de los valores democráticos» y aseguró que «la garantía más adecuada para regular la profesión es la autorregulación», para lo que es necesario un código deontológico «que esté elaborado por la profesión, exista un compromiso de cumplirlo y sea público; que tenga una comisión independiente, de periodistas y medios de comunicación; y que efectúe resoluciones públicas».

Este ?dijo es el modelo de control deontológico de la profesión periodística  que se ejerce a través de la Comisión de Quejas y Deontología de la FAPE con el  objetivo de garantizar  la libertad de información, así como la responsabilidad que los medios de comunicación y los periodistas tienen con el acto profesional.

 

 

 

 

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