miércoles, abril 24, 2024

Portal informativo de la Organización Médica Colegial de España

InicioActualidad sanitariaYolanda Iglesias: “No hay que olvidar que los trastornos alimentarios son trastornos...

Yolanda Iglesias: “No hay que olvidar que los trastornos alimentarios son trastornos psicológicos que tienen sus repercusiones físicas”

Con motivo del día internacional de la lucha contra los trastornos de la conducta alimentaria, Médicos y Pacientes ha hablado con Yolanda Iglesias, coordinadora de la Asociación Contra Anorexia y Bulimia ACABE GIPUZKOA 

Cada vez se dan casos a edades más tempranas, actualmente hay niñas de 9 años ingresadas en unidades psiquiátricas con trastornos de conducta alimentaria, y, además, con la pandemia hubo un importante aumento de casos y no se detecta que hayan disminuido o se haya vuelto a índices prepandemia. 

Ante esta situación, Yolanda Iglesias aborda la prevención y el tratamiento de estos trastornos desde el punto de vista de una asociación de pacientes, y destaca la importancia de dar apoyo y la necesidad de que haya más recursos. 

El papel de las asociaciones

El papel de las asociaciones es “ofrecer un espacio en el que las pacientes puedan sentirse entendidas”, explica Yolanda. El objetivo fundamental es dar apoyo y sentido de pertenencia, “acompañar en el proceso de la recuperación durante todas las fases de la enfermedad, que se sientan escuchados y entendidos por gente que está pasando lo mismo y por gente que entiende qué supone un trastorno de la alimentación y cómo afecta realmente a todas las áreas”. 

Estas tienen recursos disponibles prácticamente durante las 24 horas del día para brindar cualquier tipo de apoyo. Además, la profesional expone que es importante no olvidarse de las familias, que todos se sientan apoyados y que nadie se sienta juzgado.

Una de nuestras tareas es “reivindicar que, dada la gravedad de estos trastornos, son necesarios más servicios, y más servicios especializados como centros de día, unidades especializadas de hospitalización en trastornos alimentarios, …”.

Apoyo y tratamiento

“No hay que olvidar que los trastornos alimentarios son trastornos psicológicos que tienen sus repercusiones físicas”, afirma. Es importante matizar que los trastornos de la conducta alimentaria son muy complejos y no hay un solo modelo de tratamiento único, ya que afecta a todos los niveles: escolar, laboral, social…, explica Iglesias. 

De acuerdo con la literatura científica y la experiencia, estos se pueden curar en cualquier fase de la enfermedad, lo que ocurre es que, al estar tan relacionados con la autoestima, el manejo de la imagen, cómo se ven, cómo se relacionan con el mundo, …, “son trastornos que van a recibir mucha terapia y durante mucho tiempo”. Cuanto antes sea la intervención y la atención, más favorable suele ser el pronóstico y “es importante remarcar que los trastornos alimentarios tienen terapia, tienen tratamiento, tienen mejoría y tienen curación”. 

Para elaborar un tratamiento es muy importante tener en cuenta que estamos hablando de trastornos multidisciplinares y que van a intervenir unos profesionales para la parte psicológica, y otros para la parte física otros. “En el tratamiento es esencial la coordinación de los profesionales, ya que estos trastornos pueden provocar problemas de salud que requieran también la intervención de especialistas en diversas áreas como Ginecología o dentistas”, afirma la psicoterapeuta. 

El abordaje depende de cómo se encuentra el o la paciente. “Cuando hay una desnutrición severa, primero tiene que haber una recuperación física y en estos casos es fundamentalmente a través del ingreso”, afirma. Por ejemplo, en los casos más graves de pacientes con anorexia, “a menudo van a necesitar un entorno especializado hospitalario”, ya que llegan con índices de masa corporal muy bajos (cuando está por debajo de 15 no se puede hacer psicoterapia) y con problemas cardíacos.

A nivel de terapia, la experta expone que estos y estas pacientes van a necesitar “normalizar los patrones de alimentación, aprender a controlar lo que comen, desarrollar la capacidad de resolver problemas, formas saludables de afrontar el estrés, mejora en las relaciones sociales, es decir, una combinación de diferentes terapias: cognitiva, conductual, familiar, de grupo, etc., además de la educación nutricional”. 

Para Iglesias también es importante entender que “no es fácil ayudar a alguien que no quiere ayuda”, el no reconocimiento es un síntoma clásico de los trastornos alimentarios porque en muchos casos no comprenden bien su enfermedad o no reconocen que tienen un problema. En estas situaciones, es fundamental que el entorno familiar y los profesionales sepan manejar esta situación, explica. Por estas razones, hay un porcentaje de pacientes que tienen a la cronicidad, ya que al no aceptar la ayuda es muy difícil poder acceder a ellos. 

Entorno 

Normalmente, la primera demanda de ayuda a las asociaciones nos llega a través del entorno, porque, por ejemplo, en los casos de anorexia “la paciente se encuentra en un momento en el que piensa que controla y que le da satisfacción el no comer, ha encontrado en la comida una manera de manejar o aliviar los sentimientos negativos o la ansiedad, de tal manera que en ese control encuentra un grado de satisfacción y de calma”. 

Entonces, “al decirle a una persona en ese momento que puede estar teniendo problemas de salud, no suele ser aceptado”, de modo que cuando acuden a la ayuda en algunos casos lo hacen a través de especialistas, y, por ejemplo, la solicitud es que no quiere sentirse triste, pero no acepta no comer. “Estamos hablando de tratamientos largos, de años de duración, aunque la recuperación física es antes que la recuperación mental”.

Entre los factores que pueden influir, uno muy importante es el nivel de apoyo que uno tenga, por ejemplo, las personas con anorexia grave que vivan solas no pueden gestionar su alimentación, entonces es muy difícil que salgan si no tienen apoyo en la parte de alimentación o para que acepten las terapias. 

La participación familiar es un componente importantísimo en casos de trastornos de conducta alimentaria durante la infancia y la adolescencia. Es importante desarrollar una fuerte alianza terapéutica no solamente con el paciente sino también con la familia, porque esta tiene que ser un recurso principal en la recuperación sobre todo en la ayuda a sobrellevar las crisis, a lidiar con los efectos del trastorno alimentario y a practicar enfoques de apoyo. 

El primer paso es “entender que es un problema de salud mental”, y que el paciente maneja las emociones o los conflictos personales a través de la comida. También es importante que entiendan que nadie tiene la culpa, que no se sientan juzgados o que unos padres no sientan que no están haciendo bien su labor. “Si la familia está implicada en la recuperación y asume un papel más empático, ayudan a eliminar el estrés y suponen un gran apoyo”, expone. 

Otro entorno esencial es el colegio, pues estos trastornos en muchos casos tienen repercusiones físicas, y en casos en los que estén tomando medicación, lógicamente va a afectar al rendimiento escolar, a estados de ánimos bajos, … Por eso, que el profesorado esté formado e informado también es importante, que sepan cómo gestionarlo y que existan protocolos de cómo actuar. 

Además, en el caso de las amistades, “lo primero es no tratar a la persona como un trastorno de conducta alimentaria con patas”, explica. Su papel es conseguir que ese amigo o esa amiga ayuda si no lo ha hecho, y abordarlo desde la preocupación y la empatía, desde el punto de vista emocional, también es importante normalizar la ayuda profesional y ofrecerle la posibilidad de un acompañamiento a la búsqueda de los recursos. Es decir, que no se sienta atacado y no se aleje del entorno.

En definitiva, lo importante es que cada uno haga su papel, los profesionales, la familia, las amistades, … para no generar más estrés. 

Prevención

“Los trastornos de la conducta alimentaria se desarrollan en respuesta a la imagen corporal negativa y a una insatisfacción corporal, que pueden conducir a problemas físicos psicológicos y funcionales”; es decir, aunque es una manera de manejar los trastornos emocionales, tiene que haber también una insatisfacción corporal, sino no vas a derivar en un trastorno de la conducta alimentaria. 

“La prevención pasa por mejorar los factores de protección y detener la tasa de crecimiento de trastornos de conducta alimentaria”. Se ha demostrado que la intervención sobre los factores de riesgo es eficaz, afirma.  

Para ello, es necesario incidir en la autoestima, en la autoimagen corporal positiva, y un enfoque equilibrado de la nutrición y actividad física. Todo ello, con un discurso adaptado a la edad de las a quienes va dirigida esta prevención. Además, es muy importante utilizar también enfoques interactivos, ya que el aprendizaje de los jóvenes puede mejorar través de un estilo de participación social. Otro aspecto importante en la prevención es desarrollar prácticas sociales y relacionales: cómo estar en un grupo, cómo manejar las crisis y las críticas, cómo utilizar las redes sociales. 

 

Relacionados

TE PUEDE INTERESAR

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Más populares