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Victoria Prego: “Los médicos españoles son admirables y tienen un comportamiento impecable a pesar de las dificultades”

La periodista Victoria Prego, que hoy conducirá el acto de entrega de los Premios del VII Certamen Médico de las Artes que otorga la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC), ha manifestado que “los médicos españoles son admirables y tienen un comportamiento impecable a pesar de las dificultades”.

 

Madrid, 13 de noviembre de 2015 (medicosypacientes.com/TA/AG)

Así se ha expresado en una entrevista para Médicos y Pacientes, con motivo del acto organizado por FPSOMC, que, anualmente, presta ayudas educacionales, asistenciales, de conciliación y de salud a más de 3.000 beneficiarios gracias a la solidaridad de los médicos, algo  que Victoria Prego ha calificado de “fundamental” esta labor de protección social que desarrollan organizaciones privadas como esta Fundación.

En la entrevista, Víctoria Prego, habla del “éxito” de la atención sanitaria pública en nuestro país, a la que ella está agradecida por la atención “impecable” que le dispensaron tanto en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) cuando hace dos años sufrió un ictus, así como posteriormente en el Hospital Universitario HM Sanchinarro.

Tras su amplia trayectoria en televisión, radio y prensa, en la que destaca su trabajo informativo y documental sobre la Transición española, aborda sin tapujos las “decisiones empresariales” para quitar y poner directores de periódicos. Califica de “desastre” la última etapa del Rey Juan Carlos, a pesar de haber sido un “magnífico” Rey que pasará a la historia por sus “servicios extraordinarios al país” y  confiesa que si tuviese que entrevistar ahora a una personalidad, le gustaría hacerlo al Papa Francisco o a Angela Merkel.

Victoria Prego, hija de periodista y madre de periodista, ahora candidata a presidir  la Asociación de la Prensa de Madrid para recuperar el prestigio y la dignidad de la profesión, asegura que “los periodistas deberíamos tener claro cuál es nuestro sitio: estar a una prudente distancia del poder” y envía un mensaje a los jóvenes periodistas a la hora de afrontar la profesión: “transmitir lo que honestamente consideren que ha sucedido”.

Entrevista completa

La Fundación de Protección Social, que nació para atender a los huérfanos de médicos que murieron a causa de la gripe española a principios del Siglo XX, hoy es un referente de solidaridad y protección social ¿Cómo ve el papel de estas organizaciones en tantas situaciones de desprotección social que hay actualmente?

Creo que el socorro -antes se llamaba así- por parte del sector privado es algo muy necesario. Es verdad que, en la actual situación de democracia avanzada, la responsabilidad del bienestar social es del Estado pero las aportaciones de organizaciones privadas como la FPSOMC suponen una ayuda extraordinaria y fundamental  para los que la necesitan. Creo que es algo que cohesiona a la sociedad y que  hace que los ciudadanos se sientan miembros de un esfuerzo colectivo, algo muy necesario en un país como el nuestro, con bastante tendencia egocéntrica y a no ocuparse de los problemas de los demás.

En este VII Certamen Medico de las Artes, se hará entrega del Premio de Novela Albert Jovell. Desde su experiencia como escritora, aunque no de novela, ¿qué consejo daría a los que se inician en este género?

Yo no me considero escritora; me considero periodista, la realidad es lo que me interesa y, además, sólo se hacer eso. Yo soy lo contrario de una persona que tenga fantasías  y no me atrevo a dar consejos a los novelistas porque no tengo ni idea de cómo se aborda una novela. Es más, solamente de pensar en la idea de escribir una novela – que me lo han propuesto- se me ponen los pelos de punta. Mi relación con la ficción es, salvo como consumidora, nula. Y lo único que me atrevo a decir es que se dejen llevar por la inspiración.

41 años de profesión; 25 años en la televisión y la radio y sus últimos 15 años, en un periódico, El Mundo, como directora adjunta. ¿Por qué medio se decanta?

Me quedo con todas aquellas experiencias profesionales con las que he disfrutado, me lo he pasado bien y he hecho amigos. Las distintas actividades no me han supuesto nunca un problema. Hacer televisión me ha resultado cómodo y  fácil, al igual que hacer radio y prensa. Empecé a hacer televisión en directo, en los Informativos, sin que esto me produjera ningún sobresalto; la radio también es maravillosa y, en prensa, tampoco me cuesta ponerme al teclado. Es decir, todas las especialidades del periodismo me gustan; a todas les encuentro su encanto y atractivo y, modestamente, todas las he sabido hacer, cosa que me satisface, así que no puedo decantarme por ninguna.

¿Hasta dónde pueden llegar las presiones políticas y económicas para quitar y poner directores de periódicos que son propiedad privada?

No nos engañemos; las presiones se ejercen de una manera constante e inmisericorde desde todos los flancos del poder; no sólo del poder político, sino también del poder empresarial y el poder financiero y los periodistas tenemos que saberlo y sencillamente defendernos. Si hablamos de El Mundo, yo puedo decir que no fueron presiones ni del poder político ni del poder económico; en el caso de Pedro J. Ramirez, fueron decisiones empresariales y, en el caso de Casimiro Garcia-Abadillo, fueron también empresariales, pero de otro tipo.

Ahora que se presenta como candidata a la Asociación de la Prensa de Madrid con el objetivo de recuperar el prestigio y la dignidad de la profesión ¿cree que si fuésemos un colectivo con mayor reconocimiento estas situaciones de destituir directores no ocurrirían?

Creo que si ocurrirían; se habrían producido de todas maneras. Ahora, los medios de comunicación están de manos de las grandes corporaciones y éstas hacen y deshacen como les viene en gana. Esa batalla nunca la hubiera ganado la Asociación de la Prensa de Madrid.

¿Por qué el periodismo pasado de ser la profesión de mayor prestigio y reconocimiento durante la Transición a ser, junto con los jueces, la menos valorada por los ciudadanos, cuando son las que más se han destacado en su lucha contra la corrupción política?

En primer lugar, los periodistas han cometido el mismo error que se cometió en la Transición de alinearse, no digo mayoritariamente, pero de una manera significativa y visible en determinadas posiciones muy próximas a los distintos partidos políticos y eso es un error porque un periodista, justamente, lo que tiene como valor irrenunciable es la independencia y la ecuanimidad y, si un periodista está en la línea firme de defensa de la actitud de un partido político, se desacredita.

En segundo lugar, porque muchos de nosotros hemos aceptado entrar en un ámbito que no favorece al prestigio de la profesión que es el ámbito del debate bronco, basura, por decirlo de alguna manera muy dura. El resultado final es un sitio donde se grita, se insulta, se quita la palabra y así no se consigue el prestigio que requiere el ejercicio del periodismo. Creo que el periodismo, como la justicia, necesita tener una imagen de ecuanimidad, de independencia y de equilibrio, porque si no las informaciones que se transmiten a los ciudadanos no van a ser valoradas de la misma manera y es el error que hemos cometido y que también se cometió en la Transición.

Entonces, lo que ocurrió es que los periodistas, que batallaron mucho por la llegada de la democracia, llegó un momento en el que se hicieron amigos de los miembros del PSOE que era el partido emergente y de ahí vinieron consecuencias indeseables, entre ellas, el hecho de que la amistad condicionara las informaciones. Luego, cuando el PSOE llegó al poder y estableció la distancia necesaria entre el poder y la prensa, los periodistas se sintieron ofendidos y pasaron a atacar e insultar  al PSOE, cosa que tampoco es de recibo. Los periodistas deberíamos de tener claro cuál es nuestro sitio que es estar a una prudente distancia del poder.

Algunos periodistas, incluso se juegan la vida por su trabajo y se han convertido en objetivo terrorista del Estado Islámico. Actualmente, tres periodistas españoles están desaparecidos en Siria desde julio. ¿Qué más se puede hacer para recuperar ese respeto?

Hay periodistas que han prestado un servicio impagable al país y a la democracia, sencillamente, investigado denunciando y destapando cosas que el poder por sí mismo nunca habría destapado. El periodista que sabe que su obligación es denunciar casos de corrupción, aguantar presiones, desmentidos, querellas y de todo, es muy valioso. Pero todo eso ha quedado tapado por el ruido que he explicado antes.

En el otro extremo, están los médicos como el colectivo más valorados por los ciudadanos. Usted que sufrió un ictus hace dos años, ¿qué opinión tiene de ellos y del sistema  sanitario?

A mí me parece muy justa y merecida la valoración ciudadana sobre los médicos españoles que son admirables y tienen un comportamiento impecable, a pesar de las dificultades, que son muchas. Sobre el servicio  de salud que tenemos en España no tiene comparación con ningún otro país y el Sistema Nacional de Salud es un éxito total aunque esté sobrecargado. Yo, como paciente, no puedo más que estar agradecida  a la atención que me dispensaron tanto en el Hospital Universitario Central de Asturias (Huca) como, posteriormente,  en el Hospital Universitario HM Sanchinarro que, desde el primer momento, ha sido impecable, eficaz y atentísima, de la misma manera que estoy agradecida al Servicio Médico de la Asociación de la Prensa de Madrid y esa es una de las razones por las que me presento a las elecciones para intentar devolverle algo de lo muchísimo que he recibido. Por todo ello, a los médicos no les puedo ofrecer nada más que mi agradecimiento y colaborar en lo que me pidan.

Desde que usted presentara el Telediario con Joaquín Arozamena hace 18 años, parece que nada ha cambiado de este formato. ¿Qué opinión le merece?

El formato de los informativos condiciona muchísimo. Yo, sinceramente, echo mucho de menos los sonidos originales y no sé porque se siguen utilizando imágenes mudas, con la voz del periodista o locutor de fondo. Yo reivindicaría que la introducción del periodista fuera a cámara y, antes de ir a la ello o después, se vieran las escenas con su sonido porque esas son las que le dan vida. La tendencia de utilizar las imágenes como tapadera de un texto es muy cómoda pero poco efectiva y yo no estoy de acuerdo con esa fórmula. El periodista aclara, explica, pero la noticia está en la imagen con el sonido.

En el recuerdo de su trayectoria siempre está la referencia al trabajo documental sobre la Transición española ¿usted también es de lo que más se siente satisfecha?

No. Estoy encantada de ese trabajo porque aprendí muchísimo y porque tengo la enorme satisfacción de que un señor que no quería hablar de ninguna manera, en un momento determinado, me dijo “a usted si se lo voy a contar”. A mí, esa frase me ha pagado toda mi  carrera, mi vida de periodista.

Con motivo del 25 aniversario del reinado de Don Juan Carlos, usted le hizo una entrevista muy cercana. ¿Se podía imaginar entonces al Rey pidiendo perdón por sus errores?

No me lo podría imaginar. La última etapa del Rey Juan Carlos ha sido un desastre. Ha sido un grandísimo Rey, el Rey perfecto para lo que necesitaban los españoles pero, en el último tramo, se ha ido de mano y ha tenido unos comportamientos que han contribuido mucho a incrementar la irritación de los ciudadanos. Con la crisis, los ciudadanos no estaban dispuestos a soportar que su jefe del Estado se fuera a Botswana y mucho menos que lo hiciera con una señora, mientras aquí estaban pasándolo mal. Hay gente que se irritó con la petición de perdón del Rey; yo creo que hizo muy bien pidiendo perdón porque lo pedía la gente que le perdonó, pero no olvidó.

Al Rey le adjudican parte del coste de su yerno Iñaki Urdangarín y de su hija la Infanta Cristina así como su mala relación con la Reina Sofía. Creo que los españoles quieren a la Reina Sofía, la apoyan y la consideran una víctima y las culpas se las adjudican a él. Pero, a excepción de esta última etapa, pienso que D. Juan Carlos pasará a la historia como un Rey magnífico por sus extraordinarios servicios al país.

Si tuviese que entrevistar a alguien en televisión, ¿a quién elegiría?

Quizá al Papa Francisco o a Angela Merkel.

Usted que vivió ese espíritu ilusionante y comprometido de los ciudadanos durante la Transición. Ahora que se avecina un nuevo cambio político, ¿qué falla para que no se perciba ese compromiso ciudadano de entonces?

Este no es un momento inicial y la Transición si lo era. Empezábamos un futuro casi desde cero;  cambiábamos de un régimen autoritario a una democracia y, entonces, todo estaba por hacer y, por tanto, era lógico que las fuerzas políticas y la población tuvieran una ilusión que, por cierto, duró muy poquito, porque en cuanto se celebraron las primeras elecciones y empezó la discusión sobre la Constitución, se empezó a hablar del desencanto, una palabra que se utilizó tanto en aquella época como se había utilizado “consenso”. En 1979 Adolfo Suárez hizo un discurso que decía “el consenso se ha acabado” cada fuerza política por su lado. Yo creo que en las democracias no necesitamos ilusión, necesitamos juicio crítico, necesitamos una ciudadanía independiente de sumisiones ideológicas de larga tradición generacional, de familia. No hay que llevar la herencia de los ancestros sobre la chepa. La democracia necesita ciudadanos libres, independientes, exigentes y críticos con la actuación del poder, no sólo político, sino financiero, económico, social, periodístico, judicial…El compromiso sí, pero la ilusión no la considero necesaria para sustentar una democracia sólida.

¿Qué mensaje transmitiría a los jóvenes recién licenciados a la hora de afrontar la profesión?

Primero, que tienen que formarse muy bien para  expresarse y adaptarse a los nuevos medios digitales y audiovisuales; luego, que  transmitan  la realidad de lo que ellos, honestamente, consideren que ha sucedido. Con eso, serán grandes periodistas. También que tengan muchísima suerte porque hay muchos más periodistas de los que puede asumir el sector.

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