La carencia, en un futuro próximo, de médicos de familia que pudieran ejercer con auténtica vocación no sólo es un problema que concierne al sistema sanitario español, sino también al conjunto de la sociedad. La responsabilidad de evitar sus lamentables consecuencias que afectarían directamente a los de siempre, a los más débiles, es de todos, desde las organizaciones profesionales hasta las autoridades universitarias, pasando, como es lógico, por las Administraciones. Así lo entienden expertos como los doctores Altisent y Basora, quienes, en más de una ocasión, han alzado la voz de alarma ante lo que consideran «un problema de política con mayúsculas»
Madrid, 16 de noviembre 2010 (medicosypacientes.com)
De izda. a dcha., los doctores
Basora y Altisent.
El médico de familia y ex presidente de la Comisión Central de Deontología de la OMC, el doctor Rogelio Altisent, publicaba recientemente en «Diario Médico» el artículo ?¿Quién quiere ser médico de familia? La sociedad tiene un problema? (ver «Medicos y Pacientes» del 29-10-10) . En él plasmaba la realidad de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, cuyas plazas en el MIR se eligen en los últimos lugares, y con un reflejo poco atractivo para gran parte de los estudiantes de Medicina. Ello viene propiciado como exponía el doctor Altisent, por un lado, por las escasas referencias académicas que los alumnos poseen de profesores que desde la Medicina de Familia ofrezcan la imagen de una proyección profesional equiparable a otras especialidades. Por otro lado, las condiciones laborales de la Atención Primaria son deficientes, lo cual hace que el desarrollo de actividad docente e investigadora sea una tarea casi heroica para los médicos de familia.
?Medicos y Pacientes? ha pretendido seguir ahondando en esta problemática que no sólo concierne a los médicos sino también al Sistema Nacional de Salud y a la sociedad en general. Precisamente, en ediciones atrás, el presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, el doctor Josep Basora, también analizaba esta problemática en una entrevista concedida, recientemente, a nuestro diario on-line, en la cual hablaba sobre los principales obstáculos con los que se ha topado dicha especialidad como es el no haber estado contemplada en los estudios de Medicina de pregrado, ?seguramente porque no ha interesado?, según manifestaba. De ahí, proseguía que la defensa de la especialidad de Medicina de Familia es una de las razones consustanciales de su Sociedad, la semFYC. Y es que como recuerda, por su parte, el doctor Rogelio Altisent, hace 25 años, el estudiante de Medicina apenas conocía la esencia de esta especialidad,»lo cual hacía difícil que, salvo excepciones, se planteara como un proyecto profesional con futuro y capaz de ilusionar», según sus palabras.
En los últimos años se han dado pasos en positivo en el reconocimiento de la Medicina de Familia y Comunitaria, sobre todo en el ámbito universitario, como reconocía el doctor Josep Basora, sin embargo, como argumenta el doctor Altisent «la situación es paradójica: los estudiantes se dan cuenta de que la Medicina de Familia y Comunitaria es la Medicina más auténtica, donde tiene lugar la relación clínica en su modalidad más genuina, con una gran riqueza humana y unas irrepetibles oportunidades de ayudar a las personas en el cuidado de su salud. He escuchado cómo lo verbalizan los estudiantes, diciendo que el trabajo de los médicos de familia es admirable, pero a la mayoría les parece muy duro. Admirable, pero no imitable. Antes no optaban por la Medicina de Familia porque no la conocían, ahora porque la conocen?Ven las dificultades que hay en atención primaria para hacer compatible la asistencia con la investigación y la docencia, que se desarrollan en condiciones muchas veces heroicas, y es comprensible que así los estudiantes se sientan más atraídos por otras especialidades con más brillo social».
Responsabilidades compartidas
De ahí que el doctor Altisent considere, al respecto, que ?entre todos hay que hacer un diagnostico y consensuar un tratamiento. Partidos políticos, autoridades universitarias y sociedades científicas?.? Es una cuestión ?añade- de política con mayúsculas, es decir de gestión de la cosa pública donde se deberían adoptar una serie de medidas sincronizadas. No es tanto un problema de recursos como de inteligencia. Hay que inyectar prestigio social a la figura del médico de familia, dignificar sus condiciones de trabajo y mostrarlo en la Universidad como una opción del máximo rango. Se ha consentido el deterioro de la figura del médico de familia y no se están adoptando medidas para prestigiarlo?.
En ello coincide con el presidente de la semFYC, quien del mismo modo que el doctor Altisent, opina que además del prestigio que se ha de adquirir en la Universidad, «a nivel administrativo y político, las autoridades políticas y de gestión del SNS tienen que prestigiar mucho más nuestra especialidad, y nosotros, los médicos de familia tenemos que ser capaces de tratar de tú a tú a las otras especialidades, y así lo estamos intentando día a día».
El doctor Altisent es capaz, incluso, de ilustrar la situación con algunos ejemplos. «La Administración sanitaria nos ha acostumbrado a hacer una Medicina primaria con prisas, sin tiempo para una atención humana de calidad, forzándonos a ser una especie de ‘tenderos’ en una dinámica de consumismo sanitario alimentada irresponsablemente por la clase política que ahora nos quiere utilizar de parachoques para las medidas de racionamiento que se avecinan. Aun así se hacen maravillas por la profesionalidad de los médicos de familia. ¿Qué ocurrirá cuando sean mayoría los médicos de Atención Primaria sin vocación y buscando a su alrededor el modo de salir de este agujero? En la Universidad, salvo honrosas excepciones, nos encontramos en este punto con una desconexión de la realidad del sistema sanitario y de las necesidades que tiene la sociedad».
La moraleja es que la mitad de los estudiantes «deberían ser médicos de familia y necesitan tener referentes entre sus profesores, para que puedan percibir que un especialista en medicina de familia puede estar al mismo nivel de cualquier otra especialidad, tanto en proyección científica como en prestigio social, como ocurre en otros países incluso menos avanzados que el nuestro. Solo así es posible fomentar vocaciones», de acuerdo con lo expresado por este médico de familia.
La división de la A.P., ?insostenible?
Por otra parte, ambos interlocutores se muestran de acuerdo en que las organizaciones médicas y específicamente las Sociedades Científicas de médicos de familia también deben jugar un papel decisivo en esta encrucijada. Y es que como opina el doctor Altisent, «la actual división es insostenible, por varias razones», pero la más importante bajo su criterio es «la imagen de debilidad que se transmite en el mundo sanitario. Por supuesto, también en la Universidad los estudiantes se muestran sorprendidos cuando reciben mensajes de tres diferentes Sociedades de medicina de familia; no lo alcanzan a comprender y esto no contribuye precisamente al prestigio de la especialidad».
En este sentido, como reconocía el doctor Basora en la entrevista concedida a «Medicos y Pacientes», «hemos pasado muchos años separados. Ahora hay que tener un poco de paciencia, y estudiar cuáles pueden ser las bases para conseguir una unidad del colectivo, entendiendo por esa unidad llegar a constituir una única Sociedad Científica de A.P.». A su juicio, y tal como remarcó, «hay que tender hacia una única Medicina de Familia porque sólo hay una, sólo compartimos una práctica asistencial. Una única Sociedad Científica de Medicina de Familia nos daría una fuerza muy grande».
En resumen, el doctor Rogelio Altisent tiene la impresión de que en esta materia ?hay una miopía que precisa ser corregida. «Necesitamos liderazgo social para movilizar a los agentes implicados, porque la situación es preocupante. Pero debe quedar claro que el problema no es tanto de los médicos como de la sociedad». Concluye con la visión de que, » una Sanidad sin médicos de familia vocacionales va a la quiebra, y en este escenario los perdedores como siempre serán los más débiles?.