Pese a que la experiencia adquirida en países extranjeros amplía el horizonte laboral de los médicos y les proporciona valiosa información sobre nuevas perspectivas y conocimientos en otros sistemas de salud, la profesión médica europea advierte que la pérdida de estos profesionales, principalmente a través de la migración, puede dar como resultado una reducción de la oferta de los servicios de salud y la disminución de la seguridad sanitaria de la población
Madrid, 4 de noviembre 2008 (Redacción)
El derecho de todas las personas al disfrute del más alto nivel posible de prevención y la asistencia sanitaria es fundamental para mantener buen nivel de vida. Es necesario, por tanto, una adecuada estrategia para los profesionales de la salud y los medios para gestionar esta; la mano de obra representa la inversión más importante en los sistemas sanitarios. En este sentido, la profesión médica europea pide un aumento de la financiación y la mejora de las infraestructuras.
Muchos países en todo el mundo y, en particular, Europa se enfrentan a la escasez de médicos desde los años 90, en que se produce un cambio en la demografía médica europea, pasando de un superávit a un déficit desde inicios del nuevo siglo. Especialmente vulnerables son, frente a los cambios de los patrones de migraciones repentinas, los pequeños países de la UE. Además, es muy probable que la pérdida de los médicos, principalmente a través de la migración, dé como resultado una reducción de la oferta de los servicios de salud y la disminución de la seguridad sanitaria de la población.
No obstante, hay que reconocer que la experiencia adquirida en países extranjeros amplía el horizonte laboral de los médicos y les proporciona valiosa información sobre nuevas perspectivas y conocimientos en otros sistemas de salud. Sin embargo, una estrategia de contratación agresiva transfronteriza puede tener efectos negativos sobre la sostenibilidad de la mano de obra en el sector salud de cualquier país.
Es por ello que los Estados miembros de la UE deben esforzarse, mediante la comunicación y la cooperación, por mantener un equilibrio entre el valor añadido de los médicos cualificados internacionalmente y la sostenibilidad de los sistemas nacionales de salud.
Tratados de amistad entre los países que se enfrentan a la migración intensiva de los médicos pueden proporcionar una herramienta eficaz para apoyar el flujo de profesionales de manera que ninguna de las partes quede en una situación de desventaja.
Una manera de avanzar contra las consecuencias que pueden acarrear es trabajar para desarrollar una estrategia europea común, tal como se propone desde la profesión médica europea, y en base a una serie de principios. Entre ellos, que todos los países deben esforzarse por tener la capacidad para formar a un suficiente número de médicos cuando sea necesario ante las demandas de su población y por las necesidades en los servicios de salud.
Asimismo, debería desarrollarse una política europea con el fin de ayudar a todos los Estados Miembros a lograr una suficiente capacidad propia, y evitar así que ningún país tenga que confiar indebidamente en la contratación externa.
Por otra parte, todos los países deben garantizar la autonomía profesional de los médicos, las buenas condiciones de trabajo y una remuneración adecuada.
Finalmente, los países con ingresos más altos deberían ayudar a aquéllos de menor capital para ampliar su capacidad para formar y retener a los médicos.
