Los datos expuestos en el informe sobre la salud en el mundo 2008, de la Organización Mundial de la Salud, reflejan que en muchos sistemas de salud ya no se otorga la máxima prioridad a que el acceso a la atención sea justo, los recursos se inviertan sensatamente o se disponga de capacidad para atender las necesidades y expectativas de la población. Asimismo, la atención primaria de salud se muestra cada vez más como la vía más inteligente para enderezar el desarrollo sanitario, como ha constatado la directora general de la OMS
Madrid, 16 de octubre 2008 (Redacción)
Dra. Margaret Chan, directora
general de la OMS
El Informe sobre la salud en el mundo 2008 de la Organización Mundial de la Salud evalúa de forma crítica el modo en que la atención de salud se organiza, se financia y se presta en el mundo, tanto en los países ricos como en los pobres. En el mismo, se documentan una serie de fracasos y defectos que han provocado peligrosos desequilibrios de la situación sanitaria entre poblaciones de un mismo país, o entre países. «En el Informe sobre la salud en el mundo se expone el modo de afrontar las inequidades e ineficiencias de la atención de salud, y hay que prestar atención a sus recomendaciones», afirmó la directora General de la OMS, la doctora Margaret Chan, durante su presentación. «Un mundo que presente importantes desequilibrios en materia de salud no es estable, ni es seguro», según sus palabras.
En un análisis de amplio alcance, el nuevo informe pone de manifiesto llamativas inequidades de los resultados sanitarios, el acceso a la atención y los pagos que deben efectuarse para recibirla. Las diferencias entre la esperanza de vida de los más ricos y los más pobres superan ahora los 40 años. De los 136 millones de mujeres que se estima que darán a luz este año, unos 58 millones no recibirán atención médica de ningún tipo durante el parto y el postparto, lo que pone en peligro sus vidas y las de sus hijos.
Como se verifica en este último trabajo de la OMS, «dado el aumento de los costos de la atención de salud y el desbaratamiento de los sistemas de protección financiera, el gasto personal en salud hunde cada año a más de 100 millones de personas por debajo de la línea de pobreza».
Sistemas poco equitativos
Los datos expuestos en el informe son indicativos de que en muchos sistemas de salud ya no se otorga la máxima prioridad a que el acceso a la atención sea justo, los recursos se inviertan sensatamente o se disponga de capacidad para atender las necesidades y expectativas de la población, en particular de los grupos empobrecidos o marginados.
Para orientar los sistemas de salud hacia la mejora del desempeño, en el informe se pide un regreso a la atención primaria de salud, un planteamiento integral de la atención de salud presentado oficialmente hace 30 años en Alma-Ata. Cuando se comparan diversos países con el mismo grado de desarrollo económico, para una misma inversión, aquellos que han organizado la atención sanitaria en torno a los postulados de la atención primaria de salud gozan de un nivel de salud más alto.
Esas lecciones tienen una importancia enorme en momentos de crisis financiera mundial.
«Habida cuenta de las tendencias actuales, la atención primaria de salud se nos aparece cada vez más como la vía más inteligente para enderezar el desarrollo sanitario,» tal como ha manifestado la doctora Chan.
Muy a menudo, la población acomodada, y por regla general más sana, tiene el mejor acceso a la mejor atención, mientras que los pobres han de valerse por sí mismos. Frecuentemente, la atención de salud se presta según un modelo centrado en las enfermedades, la alta tecnología y la atención especializada y la salud se considera un producto de intervenciones biomédicas, y se desatiende en gran medida el poder de la prevención, según se reflexiona en el último informe de la OMS.
«A veces se encomiendan a especialistas tareas que desempeñarían mejor los generalistas, médicos de familia o enfermeras. Ello aumenta la ineficiencia, restringe el acceso y priva a los pacientes de la posibilidad de recibir una atención integral. Cuando la salud se constriñe hacia la atención especializada, tiende a perderse una amplia gama de intervenciones protectoras y profilácticas».
Según estimaciones de la OMS, la mejora del uso de las medidas profilácticas disponibles podría reducir la carga mundial de morbilidad hasta en un 70%.
Las inequidades en el acceso a la atención y en los resultados sanitarios suelen ser mayores cuando la salud se trata como si fuera una mercancía y la atención se orienta en función de los beneficios que rinde. Es fácil predecir el resultado: pruebas y procedimientos innecesarios, estancias más frecuentes y más largas en los hospitales, aumento de los costos generales, y exclusión de las personas que no pueden pagar.
La estrategia básica para afrontar las inequidades es avanzar hacia la cobertura universal con un espíritu de equidad, justicia social y solidaridad. La justicia y la eficiencia en la prestación de los servicios constituyen los objetivos generales.
Por su parte, la atención primaria de salud ofrece asimismo la mejor posibilidad de afrontar tres males de la vida del siglo XXI: la globalización de los modos de vida insalubres, la aceleración de la urbanización no planificada, y el envejecimiento de las poblaciones. Esas tendencias contribuyen al aumento de enfermedades crónicas tales como las cardiopatías, la apoplejía, el cáncer, la diabetes y el asma, que generan nuevas demandas de atención a largo plazo y exigen gran apoyo comunitario. El planteamiento multisectorial es un elemento capital de la prevención, habida cuenta de que los principales factores de riesgo de esas enfermedades son externos al sector de la salud.
Como se señala en el informe, los sistemas de salud no aumentarán espontáneamente su grado de justicia y de eficiencia. Se requieren decisiones normativas que así lo propicien. Los datos y argumentos expuestos en el informe deberían facilitar esa tarea.
«En efecto, estamos alentando a los países a regresar a lo esencial», concluye la Dra. Chan. «La experiencia minuciosamente acopiada a lo largo de 30 años nos señala lo que funciona bien y nos indica la dirección a seguir, tanto en los países ricos como en los pobres».