El presidente del Colegio de Médicos de Ciudad Real, el doctor Ramón Garrido, expone en este artículo la necesidad de trabajar en este campo de la seguridad del paciente, comenzando por la toma de conciencia del problema y por la disposición de las herramientas necesarias facilitadas al profesional médico por parte del sistema sanitario. Asimismo, el paciente también ha de tomar conciencia de este tipo de problemas, y las organizaciones, por su parte, deben promover el cambio para pasar de la cultura de la culpabilización a la cultura de la prevención
Madrid, 6 de abril 2010
Dr. Ramón Garrido,
Presidente del Colegio de
Médicos de Ciudad Real
La clásica relación individual médico?paciente, hoy día, ha sido sustituida por la atención en servicios de salud que integran múltiples profesionales. Esto ha resultado en una mayor capacidad de resolver problemas complejos, y una capacidad del sistema asistencial de atender a toda la población. Sin embargo, este logro ha sido a costa de una cierta deshumanización, y en un contexto en el que intervienen muchos elementos personales y materiales, el incremento del número de errores; la mayoría de ellos involuntarios, es decir, no achacables a la acción concreta de un profesional, sino originados en la forma en que está organizado el trabajo.
Se considera que existe una importante morbimortalidad asociada a los errores involuntarios, la cifra de afectados supera con creces los que resultan de los accidentes de tráfico, sin embargo hay factores que dificultan conocer realmente las cifras, entre ellas el enfoque culpabilizador que los errores en el medio sanitario tienen, y las posibles demandas judiciales que pueden acompañarlas. Pero lo importante en esto es prevenir, y para ello es imprescindible conocer la verdadera dimensión del problema, y los motivos reales, generalmente relacionados con la organización, que los condicionan. El sistema sanitario debe disponer de un mecanismo de autocontrol que permita detectar los fallos de su funcionamiento.
El médico, profesional de mayor responsabilidad en la asistencia a pacientes, debe estar alerta a los pequeños defectos o errores de funcionamiento del su ámbito de trabajo, porque de ellos se derivan con frecuencia errores graves que podrían haberse evitado. No siempre el ambiente invita a colaborar, y el desánimo y la despersonalización que a veces se asocian a su actividad, le alejan de un compromiso que debe ser sagrado: primum non nocere (lo primero no hacer daño).
Pero, aún así, forma parte de la profesión médica buscar lo mejor para el paciente, quien suele tener plena confianza en el sistema e ignora la frecuencia de estos problemas.
Las organizaciones deben adaptarse a esta situación, cambiar la cultura de la culpabilización por la cultura de la prevención.
Aún queda mucho por hacer en este campo, y lo primero de todo es tomar conciencia de este problema: tratar este tema en el congreso de la profesión será un pequeño paso en esta dirección.
Dr. Ramón Garrido Palomo
Presidente del Colegio de Médicos de Ciudad Real