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Tribuna: Necesidades de médicos y eficiencia

Los problemas estructurales de nuestro sistema sanitario unidos a la mala distribución geográfica y por especialidades dan lugar a un marco poco eficiente al que las Administraciones solo saben solucionar con la contratación masiva de médicos extranjeros, tal como subraya el representante nacional de médicos en formación y/o postgrado, el doctor Manuel Carmona, en este artículo. Es hora, como reclama, de crear un registro nacional de médicos y de coordinar de forma permanente a los Ministerios de Sanidad y Educación con los Servicios regionales de salud, Universidades, Colegios Profesionales, Comisiones de especialidad y todas las Sociedades Científicas capaces de aportar datos y soluciones para evitar el caos sanitario

En referencia a nuestro país, son diversas las opiniones sobre si actualmente tenemos o no suficientes médicos y sobre las previsiones de futuro. Una cuestión que llama poderosamente la atención es cómo es posible haber pasado de una bolsa histórica de 30.000 médicos desempleados en las décadas 80 y 90 a tener un supuesto déficit de varios miles de profesionales en 2010, según las Administraciones sanitarias. ¿Qué previsiones se han hecho y qué medidas se han tomado?

Dr. Manuel Carmona,
representante nacional
de médicos en formación
y/o postgrado de la OMC.

En España no existe un registro nacional de médicos, por lo que ?aunque cueste creerlo- es imposible saber de forma fiable tanto su número, como las especialidades que ejercen. De las 17 comunidades autónomas que conforman nuestro país, en cuatro no es obligatoria la colegiación para los médicos que solo trabajan en la sanidad pública. Los datos que poseen los Colegios de Médicos son parciales y no suelen estar actualizados en lo referente a la especialidad que ejercen. Aparte de no tener datos fiables de los médicos que trabajan sólo en la Sanidad pública en las cuatro comunidades en que no es obligatoria la colegiación, es casi la norma que, una vez que se ha colegiado, el medico no actualice sus datos en cuanto a adquisición de nuevas titulaciones ni cambio en el modelo de ejercicio profesional.

Por otro lado, las Administraciones sanitarias públicas, que son los contratadores mayoritarios de médicos en nuestro país, no facilitan sus datos a este respecto, lo que les permite contratar todo tipo de médicos sin titulación homologada en base a unas ?necesidades? que solo ellos conocen, inventando la realidad a su conveniencia.

En este panorama no es de extrañar que los estudios de la OMC y el realizado por el Ministerio de Sanidad difieran sustancialmente en sus conclusiones, existiendo para la primera un número adecuado de facultativos, muy por encima de la media de los países europeos, lo que no es óbice para que pueda haber déficits puntuales en algunas localizaciones y en especialidades concretas.

Y he aquí otro gran problema de nuestro sistema de salud: que habiendo un alto número de profesionales médicos, los problemas estructurales de nuestro sistema sanitario unidos a la mala distribución geográfica y por especialidades dan lugar a un marco poco eficiente al que las administraciones solo saben solucionar con la contratación masiva de médicos extranjeros.

Y es que tras las transferencias sanitarias, las comunidades se han lanzado a crear hospitales y centros de salud guiados más por criterios políticos que sanitarios, queriendo tener puntos de guardia en la mayor parte de las poblaciones y todos los servicios hospitalarios de vanguardia (trasplante hepático, PET?.) en comunidades que por población serán claramente infrautilizados, habiéndose perdido el concepto de Sistema Nacional de Salud, con centros de referencia nacionales para numerosas patologías de baja prevalencia, para convertirse en reinos de taifas que tratan de ser autosuficientes a costa de multiplicar el número de centros y de profesionales, disminuyendo la eficiencia del sistema.

A la vez, la falta de previsión de mayor necesidad de médicos para cubrir esta eventualidad postransfrencial, hizo mantener en las Facultades el numerus clausus instaurado en 1980, aumentando las plazas de formación MIR en función de las necesidades que iban apareciendo (cada Comunidad quiere autoabastecerse de especialistas), por lo que una vez absorbida la bolsa histórica, se da la paradoja de que para 4.300 nuevos licenciados en medicina que produce anualmente nuestro país se ofertan 6.948 plazas de formación especializada, plazas que una vez más son ocupadas por médicos extranjeros, mientras a los nacionales no se les permite estudiar medicina con expedientes inferiores a 8,7 de nota media.

Como quiera que el razonamiento y la planificación a medio y largo plazo no parece ser una característica habitual en nuestros gestores sanitarios, actualmente están lanzados en aumentar el número de estudiantes de Medicina, aumentando los cupos en las facultades existentes y creando otras nuevas , sin percatarse de que una vez pasado el boom descentralizador, la necesidad de nuevas plazas para facultativos se ralentizará y el incremento de nuevos alumnos solo servirá para que cuando terminen su formación como especialistas dentro de 12-15 años, vuelvan a formar una nueva bolsa de médicos en desempleo que se juntará con la actual cantera de licenciados extracomunitarios con la que se está rellenando este déficit circunstancial.

Es por tanto vital, en aras a mejorar la eficiencia de nuestro sistema, adecuar las plazas de formación MIR a las necesidades de especialistas del mercado, tanto público como privado, (algunas especialidades sin salida laboral siguen ofertando plazas sin que nadie se atreva a reducirlas, y otras claramente deficitarias no se aumentan lo suficiente), y determinadas estas, adecuar el número de estudiantes de medicina en función de las mismas.

Esta adecuación que debe revisarse de forma constante en el tiempo, permitirá detectar variaciones en los mercados de salud, y prever con suficiente antelación los cambios necesarios en número de plazas de especialidades, y consiguientemente la de estudiantes, evitando por un lado el paso al desempleo de profesionales que requieren mas de 10 años de formación, y por otro que se produzcan carencias de profesionales médicos.

Es hora pues de crear un registro nacional de médicos y de coordinar de forma permanente a los Ministerios de Sanidad y Educación con los Servicios regionales de salud, Universidades, Colegios Profesionales, Comisiones de especialidad y todas las Sociedades Científicas capaces de aportar datos y soluciones para evitar este caos sanitario.

Para empezar por la base, hay que crear el citado registro, que consiste en saber cuántos médicos estamos en España y a que especialidades nos dedicamos, para en base a esto, poder hacer previsiones. Las Comunidades autónomas, que son las que tienen transferidas las competencias sanitarias y deberían tener contados y controlados a los profesionales que trabajan en ellas, ¿Podrían por favor proporcionarnos esos datos? Después alguien tendría que sumar los datos de las 17 comunidades, algún Ministerio?. y continuar este proceso para no jugar con la ilusión de miles de estudiantes de medicina y la salud de millones de ciudadanos.

Dr. Manuel Carmona
Representante nacional de médicos en formación y/o postgrado de la OMC

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