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Sólo una autorregulación profesional e independiente garantiza que los ciudadanos reciban igual atención

Los Colegios de médicos son los garantes ante su propia profesión y ante la sociedad, de la calidad profesional de los médicos y de los servicios que prestan a los ciudadanos. Para que todos los ciudadanos sean iguales a la hora de recibir atención sanitaria es precisa una autorregulación profesional e independiente como la que ofrecen los Colegios de Médicos. «Médicos y Pacientes» les ofrece la intervención del presidente del Consejo General de Colegios de Médicos, Isacio Siguero, en el I Congreso nacional de la Profesión Médica, celebrado en Valencia

Madrid, 9 de marzo 2009 (medicosypacientes.com)

Cerca de trescientos médicos se han dado cita en Valencia con motivo de la celebración del «I Congreso nacional de la Profesión Médica», un encuentro que el secretario general de la Consejería de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Luis Rosado, calificó como ?foro de representación y opinión de todos los profesionales de la medicina?. En cuanto a las relaciones de la Administración con este colectivo, señaló que ?desde la Administración valenciana creemos que el médico debe ser partícipe de la toma de decisiones? destacando igualmente que ?el proceso asistencial es el eje de su actividad? y que el médico debe ser ?garante de la información clínica y del proceso asistencial?. Un papel protagonista que también extendió a los Colegios de Médicos como instituciones que deben continuar siendo ?interlocutores válidos y permanentes con la Administración?.

El presidente del Consejo General de Colegios de Médicos, Isacio Siguero, inauguró este congreso con unas palabras en las que defendió la colegiación obligatoria como garantía para que todos los ciudadanos reciban por igual una misma atención. ?Médicos y Pacientes? les ofrece su intervención que finalizó estrechando la mano de Luis Rosado como gesto de la necesidad de ?trabajar juntos? desde el respeto no sólo a las instituciones que ambos representan sino de aquellos a los que se deben y que son todos los ciudadanos que precisan atención sanitaria.

Intervención del presidente del Consejo General de Colegios de Médicos, Isacio Siguero, en la inauguración del ?I Congreso de la Profesión Médica?:

Isacio Siguero, presidente del
Consejo General de Colegios de Médicos

?El presente Congreso de la Profesión Médica es un claro ejemplo de la inquietud de los médicos por la situación actual de su profesión y demuestra la voluntad de trabajar unidos para buscar soluciones y realizar cuantas propuestas sean necesarias en orden a mejorar la calidad asistencial.

En este marco, se han seleccionado algunos de los temas más candentes en nuestra profesión, y entre ellos no podemos olvidar la defensa de la Colegiación obligatoria a la que me referí en el acto de presentación de este congreso a los medios de comunicación y sobre la que desearía hacer ahora una mención especial.

La Medicina no debe regirse por las leyes del mercado, porque aquí no se trata de mercancías o servicios comerciales, sino de personas y de atención sanitaria, y solo la autorregulación profesional e independiente de los propios Colegios de Médicos garantiza que todos los ciudadanos reciban por igual la misma atención.

De todos es sabido que un informe hecho público por la Comisión Nacional de la Competencia pretende acabar con la colegiación obligatoria que actualmente existe para determinadas profesiones, como es el caso de la Medicina. Sin entrar en asuntos comunes que comparten muchas de las profesiones actualmente regidas por la Ley de Colegios Profesionales, en el caso de la Medicina deben considerarse una serie de factores diferenciales, toda vez que es el derecho a la salud de los ciudadanos lo que aquí está en juego.

La ordenación de las profesiones es necesaria en función del objeto que regula, y en el caso de la Medicina ese ?objeto? es, nada más y nada menos, que la salud de las personas.

Actualmente la Ley otorga a los Colegios profesionales de médicos la potestad de controlar el ejercicio profesional y no lo hace en razón de ningún privilegio de clase sino precisamente por aquello que regula: la salud de unos ciudadanos cuyas necesidades y situaciones son desiguales y heterogéneas. Así, se garantiza a la sociedad una protección clara y uniforme: a los profesionales (cuya capacidad profesional, formación, ejercicio, etc. se promueve, defiende y certifica) y a los ciudadanos (garantizando su derecho a recibir una asistencia sanitaria de calidad que responda a sus necesidades).

Los Colegios profesionales de médicos son los garantes ante su propia profesión y ante la sociedad, de la calidad profesional de los profesionales y de los servicios que prestan a los ciudadanos.

Pero, ¿qué sucedería si la colegiación no fuese obligatoria? ¿Tendrían interés los profesionales en seguir con ella? La pregunta que debe plantearse es si queremos un modelo de Colegios de Médicos como el actual, capaz de hacer cumplir unas normas y compromisos profesionales a todos los médicos, tal como sucede en los países más avanzados, o si por el contrario sólo queremos unos Colegios de élite que estarían a la disposición de algún pequeño colectivo privado, que accedería a ellos de forma voluntaria.

La obligatoriedad de la colegiación es una medida que garantiza a todas las personas aquello que ?de no ser así- sólo estaría garantizado para unos pocos. Desde luego, cuando ?como sucede en el campo de la salud de las personas- hablamos de derechos o de bienes fundamentales, estos deben garantizarse por igual a todos y no solo a determinados grupos.

Dadas las características y el objeto de la profesión médica, sólo los propios médicos están en condiciones de evaluar la calidad humana y profesional de la asistencia médica. Sólo los propios médicos pueden evaluar a otros médicos con el criterio y la fuerza moral exigible, y la sociedad debe saber que esta autorregulación profesional es más justa y eficaz que el sistema judicial, al que por cierto no sustituye, sino que complementa.

La Administración sanitaria no puede integrar las funciones de los Colegios de Médicos, puesto que el profesional se debe por encima de todo al paciente. En el acto profesional el interés de la Administración puede entrar en colisión con el interés del paciente y en caso de conflicto es inadmisible que la Administración sea juez y parte al mismo tiempo.

Es imprescindible separar la relación de empleo, sometida a normas generales, del propio acto médico sometido a la deontología y que debe estar presidido por la autonomía facultativa. La deontología tiene que estar definida por las profesiones y sometida a un régimen disciplinario independiente de la Administración.

Los Colegios de Médicos ocupan una posición intermedia entre la Administración y la sociedad y esto es así para asegurar su independencia, lo que supone también una garantía para los ciudadanos. Precisamente, por esta independencia y estatus legal, los Colegios de Médicos son un instrumento de contrapoder incómodo en las democracias y no admitido por dictaduras o estados frágiles.

Pudiera parecer, por tanto, que esta medida lo que pretende sea desbaratar una ordenación social independiente, que se rige exclusivamente por criterios éticos y profesionales, ajenos al ámbito político y, que, precisamente por eso, es difícil de someter por los poderes políticos.

El ejercicio de la Medicina debe responder a las características especiales del cuidado que presta y no puede estar de ningún modo sometido a las leyes de mercado. Términos como ?productividad?, ?rentabilidad?, etc., son propios de una economía de mercado, pero esto no es aplicable cuando lo que está en juego es la vida humana o la salud de las personas. El paciente tiene derecho a una asistencia sanitaria de calidad aunque esta no sea ?rentable? para el sistema, porque aquí no se trata, como he señalado antes, de mercancías o servicios comerciales, sino de personas y de atención sanitaria.

El Consejo General de Colegios de Médicos, cuyos Estatutos destacan claramente los valores fundamentales de la profesión médica, la deontología y el código ético, está comprometido en la defensa del paciente y de la atención sanitaria que se le preste, y para ello es imprescindible promover, desarrollar y facilitar el cumplimiento de las obligaciones profesionales a las que todas las personas tienen derecho y que solo al amparo de la autorregulación obligatoria, profesional e independiente, que ofrecen los Colegios de Médicos, es posible ofrecer.

Si en nuestra Constitución el asociacionismo y el sindicalismo están incluidos en la sección de derechos y libertades, no conviene olvidar que los Colegios están en la sección de derechos y deberes, porque en el caso de la Medicina, el ejercicio de nuestra profesión es un derecho del profesional y al mismo tiempo un deber por la trascendencia social de su función.

Isacio Siguero Zurdo
Presidente del Consejo General de Colegios de Médicos

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