Con la crisis económica han repuntado los casos de Burnout entre los profesionales sanitarios, constituyendo en la actualidad uno de los principales problemas de salud mental en este colectivo. Miembros de la Unidad de Investigación de A.P. de Aragón presentaron en el recién IX Curso de Verano de Bioética datos de un estudio que están llevando a cabo sobre esta patología, infravalorada, en su opinión, por el sistema sanitario
Zaragoza, 10 de septiembre 2014 (medicosypacientes.com)
El Síndrome de Burnout constituye en la actualidad uno de los principales problemas de salud mental en los profesionales sanitarios y en la antesala de muchas de las patologías psíquicas derivadas de un escaso control y de la carencia de una prevención primaria de este síndrome. Así lo atestiguan miembros de la Unidad de Investigación de A.P. de Aragón que están llevando a cabo en esta CC.AA. un estudio pionero para analizar el alcance de este síndrome y aportar nuevas estrategias terapéuticas. Sobre su contenido basaron su exposición Ángela C. Asensio, psicóloga, miembro de la Unidad de Investigación de A.P. de Aragón y Rosa Magallón, médico de familia, coordinadora de dicha Unidad, en el marco del IX Curso de Verano de Bioética, celebrado recientemente en el Colegio de Médicos de Zaragoza.
El Burnout se ha convertido en un riesgo para el médico y el paciente y “un agujero” para el sistema, además de poner a prueba y mermar la calidad asistencial. Con la crisis económica ha habido un repunte, y muchas veces lo profesionales no son capaces de identificar el síndrome en sí mismos, pero sí lo identifican en sus compañeros, por lo que este problema de salud mental se está infravalorado en el sistema sanitario”, aseguró la doctora Magallón.
Por lo general, el trastorno es consecuencia, como apuntaron estas expertas, de un estrés laboral crónico, y se caracteriza por un estado de agotamiento emocional, una actitud cínica o distante frente al trabajo (despersonalización), y una sensación de ineficacia y de no hacer adecuadamente las tareas. A ello se suma la pérdida de habilidades para la comunicación con el paciente.
A partir de ahí, apunta la doctora Magallón, “comienzan los problemas, los pacientes solicitan cambio de facultativo, comienzan errores y derroches en la prescripción, deja de lado sus obligaciones formativas, todo lo cual repercute, incluso, en el gasto sanitario”.
Pese a estas manifestaciones psicosomáticas tan evidentes, el problema más acuciante, como apuntó la psicóloga Ángela Asensio, se centra, en estos momentos, en la falta de autodiagnóstico y en la prevención de este tipo de patologías, lo cual supone un riesgo tanto para la salud del profesional como para la del paciente o, incluso, la de sus compañeros.
A partir de ahí, también fluyen las consecuencias éticas, remarcó la psicóloga Ángela Asensio, “al estar ligado el trabajo a desempeñar al resultado que recae sobre el paciente”. “Una disminución de la capacidad para funcionar profesionalmente puede constituir una violación grave de los principios éticos y, en consecuencia colocar a los pacientes en una situación de riesgo”, añadió.
Es por ello, que estas expertas insisten en la necesaria prevención primaria “para evitar que se desencadene el Burnout que puede originar si no se coge a tiempo en otras complicaciones psíquicas, como adicciones tóxicas, alcoholismo, etc.”
“Lamentablemente, -ndica Rosa Magallón- los servicios de salud laboral están desentendidos de este tipo de problemas hasta que se produce una reclamación por parte del paciente o por un suceso denuncia”.
Por otra parte, -añade- “los Colegios de Médicos, pese a ofrecer, por lo general, buenos programas formativos, no ofrecen las suficientes herramientas para ayudar al profesional a hacer frente a este trastorno, que demuestra cada vez más interés por paliar este tipo de situaciones”.
Diferentes subtipos
Aunque se viene hablando de este síndrome desde hace más de 20 años, sin embargo, resulta ser un campo de investigación reciente. Precisamente, uno de los principales hallazgos del trabajo que se está llevando a cabo en esta Unidad de Investigación de Aragón, por el Dr. Jesús Montero-Marín, es haber demostrado la existencia de varios subtipos de Burnout, “frenético”; “sin-desafíos”; y “desgastado”.
El perfil frenético viene caracterizado por la inversión de una gran cantidad de tiempo en el trabajo y es propio de personas muy implicadas, ambiciosas, y sobrecargadas, que sacrifican la salud y la vida personal por atender las demandas del trabajo.
Otro de los subtipos, el “sin desafíos” está determinado por el tipo de ocupación, y presente en personas indiferentes y aburridas que no se desarrollan personalmente en el trabajo.
Mientras, un tercer perfil, el de “desgastado” viene influido por la rigidez de la estructura organizativa dentro de la cual trabaja, se caracteriza por la sensación de falta de control sobre los resultados, falta de reconocimiento de los propios esfuerzos y el abandono de las responsabilidades.
Los distintos tipos de Burnout tienen una consecuencia común, insiste la psicóloga Angela Asensio: desmotivación, despersonalización, no hay interés por las consecuencias de los actos, lo cual es muy peligroso incluso para el paciente, que puede ser víctima de errores diagnósticos graves”.
Con este estudio que desarrollando en la Comunidad de Aragón, basado en una muestra de cerca de 500 profesionales de los centros de salud, “se va a contar con un referente para todo el país, al poderse extrapolar sus datos, y servir sus resultados como toque de atención en el ámbito sanitario, aunque hay que recalcar que es una patología que puede afectar a cualquier trabajador”, concluye Ángela Asensio.