El periodista Sebastián Alvaro, creador del programa de TVE Al filo de lo imposible, e impulsor de un proyecto de cooperación en la aldea de Hushé (Pakistán), situada a los pies del Karakorum, ha asegurado que “ser cooperante en Pakistán es estar en el punto de mira de los talibanes”
Así lo expuso en el I Congreso de Cooperación Internacional OMC, organizado a través de la Fundación de los Colegios Médicos para la Cooperación Internacional (FCOMCI) y el Colegio de Médicos de Granada, donde describió el proyecto de cooperación global que ha llevado a cabo y que se articula en torno a sanidad, educación, agricultura y desarrollo sostenible.
Con más de 200 expediciones de aventuras a sus espaldas, entre ellas, la ascensión de las catorce cumbres que superan los ocho mil metros de altura en todo el mundo, decidió ayudar a un aldea de 1.500 habitantes, Hushé, en la base del Karakorum , en Pakistán, que no tenía servicios sanitarios y educativos y donde sus habitantes se morían de enfermedades infecciosas que en el mundo occidental se curan con un antibiótico.
Sebastián Alvaro, que lleva viajando a Pakistán, desde hace 34 años, explicó su proyecto en el contexto de la situación política y social que vive “el país más peligroso de la tierra” según dijo que lo califican algunos medios, y, en su opinión, una “pieza clave en el tablero de ajedrez en la partida geoestratégica de Asia Central y en todo lo que está ocurriendo hoy en el mundo”.
Para Sebastián Alvaro, desde la invasión de Afganistán, pasando por el auge de los talibanes, el atentado del 11-s y el 11-M, las conflictivas relaciones con la India o las amistosas con China, “todo lo importante que ocurre en Asia, pasa por Pakistán”, además de ser uno de los países “más corruptos y pobres de la tierra”.
Agradecido por la “fortaleza y valentía” de los porteadores en sus expediciones, gente “leal y noble”, conceptos que “en nuestra sociedad hemos perdido”, decidió comprometerse con su salud y su educación. Ahora, cuenta la satisfacción que le produce ayudar a esta “gente que más lo necesita y más se lo merece” y asegura que lo ha hecho por “solidaridad, basada en la pura gratitud” y para “devolverles un poco de lo mucho que me han ofrecido”, con entusiasmo e ideas, algo para Sebastián Alvaro es más importante que el problema económico. Explicó que la ayuda humanitaria la realiza a través de la Fundación Aga Khan.
Después de más de 40 expediciones al Karakorum, decidió hace 15 años poner en marcha este proyecto de cooperación, cuyos frutos, 15 años después de ponerlo en marcha, son 7 dispensarios médicos que atienden a unas 4.000 personas de Hushé y otras ocho aldeas dispersas por el valle. Aseguró que con todo ello, la salud de Hushé ha cambiado radicalmente desde 2002, mejorando la alimentación, los hábitos higiénicos y la atención médica, que ha dado como resultado un descenso importante de la mortalidad infantil.
Con el proyecto educativo, se ha conseguido escolarizar al 93% de los niños y niñas de la aldea y para Sebastián Alvaro, la educación, con miles de madrazas coránicas en todo el país, en la clave para un cambio en Pakistán, un país con 180 millones de personas –el sexto más poblado del mundo-, en el que la “marea talibán” está en todos los lugares, siendo el país que “más terroristas exporta a todo el mundo”. Precisamente, por todo ello, para el escalador, “la llave de Asia Central no es Afganistán, Irán e Irak; es Pakistán”.
Aludió a la cruenta guerra civil que vive el país entre suníes y chiíes, con uno de los ejércitos más numerosos del mundo, con más de un millón de personas, y con armamento nuclear, al igual que la India, país vecino, con el que mantiene conflictos permanentes.
Insistió en que la clave del futuro es la educación. “Si en dos generaciones conseguimos educar, especialmente a las niñas, los talibanes estarán perdiendo el soporte vital; sino, habremos perdido la batalla”, aseguró. Y se mostró esperanzado por los resultados ya que actualmente el 80% terminan sus estudios y tienen becados al 20% de los niños en una de las mejores escuelas de la capital de la región, que desarrollan 6 años de formación.
En cuanto al proyecto en torno a la agricultura y la ganadería, en manos de las mujeres que son “el sostén de la sociedad rural en Baltistán”, dijo que estas se han convertido en el “motor del cambio en la producción agrícola” y resaltó que uno de los mayores éxitos del proyecto es la organización del Comité de Mujeres que agrupa a más del 80% de las mujeres de Hushé.
Sebastián Alvaro, satisfecho por los resultados de este proyecto de cooperación, no obstante, dijo que “ser cooperante en Pakistán es estar en el punto de mira de los talibanes”, pero se mostró convencido de que es preciso atreverse y arriesgarse para ayudar a esa gente. “Queremos, simplemente, cambiar la vida de sus hijos para que estos tengan un futuro mejor”, afirmó.
Explicó que él trabaja con los sherpas que en las escaladas a las montañas más altas de la Tierra llevan hasta 50 kilos cargados a la espalda durante más de ocho horas, que recitan el Corán a las 4 de la mañana, pero “eso no significa ser integrista; eso es ser religioso”.
Finalmente, dirigiéndose a “todos los que penséis en ser solidarios”, expresó su convencimiento de que la cooperación “no es una de las opciones, sino la única opción para aquellos que viven en el corazón de las grandes montañas”. “Allí –añadió- nos esperan niños, mujeres y hombres que nos necesitan”.
Para Sebastián Alvaro, esta zona del mundo, no solo la vincula a “aventuras de escaladas imposibles y países desolados y grandiosos”. “Para mí –dijo- también significa emoción compartida y el hondo afecto con el que somos recibidos al otro lado de todos los ríos que casi nadie se atreve a cruzar y que hoy, más que nunca es necesario cruzar”.