El 8,5% de los españoles con más de 55 años padece esta patología cuya denominación médica es enfermedad arterial periférica que se caracteriza por un dolor en las piernas que obliga al paciente a detenerse cada cierto tiempo. Sin embargo, muchas veces se confunden con un simple dolor de huesos asociado a la edad. Si no se trata a tiempo, el paciente corre el riesgo de sufrir complicaciones más graves como la amputación de la pierna o sufrir una isquemia en el cerebro
Es la que siempre se ha denominado como Claudicación Intermitente, que desencadena la necesidad de pararse tras andar grandes distancias pero que, con el paso del tiempo, al aumentar las arterias obstruidas, esas distancias van acortándose. Llega un momento en que el paciente siente el dolor incluso en reposo. A partir de ahí, desarrolla lesiones isquémicas en forma de gangrena que pueden precisar la amputación de la extremidad.
El primer síntoma que alerta de esta patología es el dolor al caminar, porque aparece sensación de opresión en la pantorrilla cuando ha caminado durante un tiempo, que varía en función de la dificultad del camino. lo que obliga a parar hasta la llegada de la sensación de alivio, esta situación se repite sucesivamente.
Pero la enfermedad arterial periférica es un marcador que alerta la posibilidad de la existencia de enfermedad aterotrombótica en el resto del cuerpo. Esta patología está asociada a otros problemas como el infarto de miocardio o el ictus. Por eso, es preciso que un paciente con una enfermedad de este tipo en una zona concreta sea examinado en las otras zonas. Como es complicado que sea visto por todos los especialistas, quizá la mejor opción sería crear una figura que tuviera capacidad de hacer un seguimiento al enfermo en su globalidad.
El diagnóstico precoz es fundamental para no llegar a los casos extremos de la amputación y poder realizar otras opciones que eviten esta cirugía tan traumática, así como la concienciación a la población de la gravedad de esta enfermedad. No hay conciencia de acudir al especialista ante la presencia de un dolor en la pierna, sin embargo, esta enfermedad puede producir más muertes que otras patologías más conocidas.
Los expertos utilizan la prueba denominada como índice tobillo/brazo, que procede de dividir la presión arterial medida en la pierna y en el brazo. Si el dato es inferior a 0,9, el paciente presenta esta enfermedad arterial periférica, cuanto menor sea la media más posibilidades de mortalidad existen… «a muchas personas mayores le duelen las piernas y lo confunde con un dolor de hueso… con lo sencillo que sería tomar la presión de las piernas para saber si existe este problema».
Teniendo en cuenta el carácter isquémico de las lesiones obliterantes de las arterias y la ausencia de posibilidades reales de disminuir la demanda de oxígeno en las extremidades; la tendencia principal de la terapia, para estas enfermedades debe ser el empleo de métodos y medios que garanticen un adecuado suministro de oxígeno a los tejidos. Las enfermedades vasculares periféricas están incluidas dentro de las indicaciones de la Oxigenación Hiperbárica y son aceptadas por la mayoría de los médicos que se dedican a ella y por la Sociedades Científicas; quienes plantean que ésta asegura una mejor oxigenación de los tejidos y permite una adecuada actividad metabólica, indispensable para la función celular.
Los resultados de intervenciones quirúrgicas para la reconstrucción circulatoria, tampoco es conveniente, pues en pequeños vasos no es exitosa; y la presencia de infecciones en un medio isquémico es frecuente. Por eso, las medidas encaminadas a lograr un aumento del aporte de oxígeno a expensas de un incremento en sangre que hace que llegue a las zonas más deficitarias, ocupa un lugar de primer orden en el tratamiento.
Fuente: Dr. Juan Carlos Moreno
para medicosypacientes.com