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Pte. OMC: “El sistema sanitario tiene miedo a crear un órgano de evaluación de la práctica médica”

El presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín,  en esta entrevista concedida a “Acta Sanitaria” no sólo defiende el sistema sanitario público, sino que lamenta que no exista un órgano de evaluación que permita invertir en lo que sirve quitándolo de lo inútil

 

Madrid, 10 de diciembre 2014 (medicosypacientes.com)

El presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, en esta entrevista concedida a “Acta Sanitaria” no sólo defiende el sistema sanitario público, sino que lamenta que no exista un órgano de evaluación que permita invertir en lo que sirve quitándolo de lo inútil.

El encuentro con el presidente de la OMC se llevó a cabo momentos antes de que tomara posesión el nuevo ministro de Sanidad, de quien el presidente de la OMC espera que retome el desarrollo de los contenidos del pacto firmado hace año y medio y  de cuyos resultados se muestra satisfecho. Rodríguez Sendín valora positivamente la labor de la ya exministra de Sanidad, Ana Mato. Y, entre otros aspectos, defiende el informe de la OMC sobre el sector farmacéutico, al tiempo que critica los planteamientos privatizadores de la sanidad pública.

-Nuevo ministro, ¿nueva etapa?

-En principio, bienvenido sea. En un momento en que la sanidad parece depender de los Ministerio de Economía y de Hacienda, es importante que el nuevo ministro tenga peso político, y éste lo tiene. Desde nuestro punto de vista, lo deseable es que sea capaz de retomar el compromiso acordado en su día con nosotros, pues no fue un acuerdo con la ministra Mato, sino que tuvo el refrendo del presidente del gobierno, así como que sea capaz de sacar adelante la Ley de Colegios Profesionales. Pero toca esperar.

-Desde su punto de vista, ¿qué es lo más positivo de la etapa Mato al frente del Ministerio de Sanidad?

-Para mí, lo más positivo es que siempre estuvo dispuesta a escucharnos cuando queríamos decirle algo, no importaba qué. Gracias a tal disposición, logramos mejorar algunas cosas del Real Decreto Ley 16/2012, aunque no todo lo que deseábamos fue posible. Al fin y al cabo, nosotros no gobernamos. Fuimos capaces, les guste a unos y a otros menos, firmar un acuerdo sobre asuntos profesionales que llevaban mucho tiempo esperando. En este sentido ha resultado positivo lo acordado sobre registros profesionales; y otro tanto sucede con la troncalidad. Y ha sido positivo que, a nivel ministerial, se haya determinado qué se entiende por gestión clínica, Es cierto que se han producido discrepancias, pero la troncalidad la llevábamos esperando doce años, y no digamos lo de los registros profesionales. Asimismo, merece mención la creación del Foro de las Profesiones Sanitarias. Solucionó lo de los APD y lo de los médicos de Zona. Y conseguimos el compromiso para que el Gobierno se desvinculase de la gestión privada de lo público, uno de los puntos que más costó en el acuerdo firmado, por las discrepancias con algunas comunidades autónomas… En fin, otros ministros han dado menos de si.

-Otros ministros (en comparación con Ana Mato) han dado menos de sí

-¿Qué ha quedado por hacer?

-Lamento mucho que no se haya podido evitar el 5,3% de PIB ofrecido por el gobierno a Bruselas como límite para el gasto sanitario. Estoy en absoluto desacuerdo. Y no estoy de acuerdo en que se suprimiera la universalidad ni en que se volviera a un modelo de Seguridad Social; ni en que no se le haya dado una salida uniforme a la atención a los inmigrantes, aunque algo se haya conseguido. O que no se haya alcanzado un pacto por la sanidad. Pero, insisto, los médicos no gobernamos. El gobierno ha hecho cosas con las que no estoy de acuerdo y que deberían corregirse, pero ahí están. Globalmente, y comparado con lo conseguido en etapas anteriores, se han conseguido cosas positivas, algunas de ellas llevaban 25 años esperando. En fin, creo que hemos corregido algo el desaguisado global; pero como no hay repercusión inmediata, no faltan quienes lo quieran minimizar.

-Acaba de celebrarse la IV Convención de la Profesión Médica, ¿está satisfecho de su desarrollo?

-Muy satisfecho, pues se cubrieron más expectativas de las que tenía. Hubo un alto nivel de participación, los temas motivaron y los representantes intermedios de la organización ratificaron las actuaciones desarrolladas por la OMC. Las conclusiones nos ayudarán a trabajar los próximos dos años.

-En la convención, usted urgió la aprobación de la Ley de Colegios Profesionales, ¿por qué tal insistencia?

-Porque para nosotros es vital y porque, siendo algo obligatorio en regular, no se entiende que España sea siempre la última en cumplirlo. Da la impresión de que, al afectar a tantos colectivos, el Gobierno tiene dudas; pero no se entiende cómo se lleva tanto tiempo debatiendo cuando no se está dispuesto a modificar nada. Es muy difícil tratar de satisfacer a todos y lo peor de todo es que no salga la ley. A nosotros, con carácter general, nos parece muy positiva para el sector sanitario. Entiendo que haya cosas que corregir, pero es muy malo que no salga.

No se entiende cómo se lleva tanto tiempo debatiendo la Ley de Colegios Profesionales, cuando no se está dispuesto a modificarla

-¿Qué va a cambiar en el Consejo de Médicos con la ley?

-En la Organización Médica poco puede cambiar, pues uno de los puntos de debate, el de las incompatibilidades, lo tenemos resuelto. Y, aunque estamos de acuerdo en lo de la colegiación única, nos preocupa desde un punto de vista práctico, pues no parece lógico que quien tiene el grueso de su ejercicio profesional en La Coruña pueda estar colegiado en Cádiz.

-¿Cómo son las relaciones con las otras profesiones sanitarias?

-En principio, buenas y cordiales, aunque no falten las confrontaciones por discrepancias en casos puntuales, como sucede actualmente con el sector farmacéutico a raíz del informe que la OMC ha hecho sobre el mismo.

– ¿A qué respondió este informe?

-La idea de su ejecución surgió a raíz de la creación de un grupo de trabajo en el Consejo Asesor de Sanidad para que, por encargo de la ministra, elaborara un índice sobre toda la cadena de valor del medicamento y, dada la importancia del encargo y la amplitud y complejidad de los puntos a tratar, no estuve dispuesto a realizar el trabajo solo, dado que mi presencia en el Consejo lo es por razón del cargo representativo que ostento y nombrado a título personal. De ahí que opté por remitir el encargo al grupo específico que tenemos en la organización, el Observatorio de la Prescripción y, una vez concluido el informe, lo presenté a la Asamblea y se difundió para que se realizaran las oportunas observaciones y alegaciones. A las tres semanas, volvió a la Asamblea, que lo aprobó sin ningún voto en contra. Posteriormente, las propuestas sustanciales se llevaron también a la Convención.

El informe de la OMC sobre el sector farmacéutico surgió a raíz de un encargo de la ministra Mato al Consejo Asesor de Sanidad

– ¿Y se ha remitido ya al Consejo Asesor?

-Nosotros se lo mandamos a la ministra, que fue quien lo encargó. El Consejo Asesor elaborará el suyo, aunque ya tiene el nuestro también y sabe lo que opinamos. Desde la simpleza, el informe se identifica conmigo, pero es de toda la organización que lo asumió como propio.

– Precisamente, una de las críticas al informe es su carencia de autor…

– No se ha querido ver que es un documento de la Asamblea. No tiene ningún sentido que se me atribuya a mí, aunque no me importa y estoy encantado con su contenido. Además, se trata de descalificar porque tiene un error en una de las cifras ofrecidas. Necesariamente no tenemos que opinar todos igual. Y, en relación con el modelo farmacéutico, estamos en desacuerdo porque no compartimos el modelo de distribución del gasto sanitario, que es de lo que se trata.

-¿Porque les afecta negativamente?

-Evidentemente. Y nos lleva afectando negativamente 25 ó 30 años. La proporción del gasto sanitario que se va al fármaco, en cualquiera de sus variantes, ha ido aumentado mientras que el del capítulo uno (personal) ha ido disminuyendo. Los médicos no podemos ver cómo,  sistemáticamente, se infravalora cada vez su trabajo, mientras que aumenta la valoración del capital, el del dinero, el de las inversiones… Si no se hubiera querido conocer nuestra respuesta, que no se nos hubiera preguntado.

No compartimos la opinión sobre el modelo farmacéutico porque no estamos de acuerdo con la distribución del gasto sanitario

-Uno de los papeles fundamentales sobre los que insiste la Organización Médica es el referente a la reacreditación de los profesionales, ¿cómo está tal cometido en este momento?

– Se trata de la Validación Periódica de la Colegiación, que ya está en toda Europa y que, en este momento, es una obligación que, de aquí a cuatro años, debe estar establecida por mandato de la Unión Europea para que se acredite a los profesionales cada cinco años. Nosotros ya comenzamos hace varios años con el PAIME, pues el grueso de la validación es si la gente está en condiciones o no para atender a los pacientes. Confiamos en que pronto salga el decreto que implemente la normativa europea sobre reacreditación.

– ¿Qué papel juegan las sociedades científicas en este proceso?

– La labor de las sociedades científicas es de complemento. La acreditación colegial supone que se está en las condiciones físicas y psíquicas para la asistencia, que se está trabajando y que no se tiene un expediente disciplinario; a lo que se añade ahora que tiene un desarrollo profesional continuo que, actualmente, es voluntario, pero que en cinco años va a ser obligatorio porque lo establece la normativa comunitaria.

– ¿Cómo valora el actual momento de la sanidad?

– Va unido al momento actual del país. Lo que sucede es que estamos pagando con los recortes en sanidad las deudas que se contrajeron en otros sectores. Y lo que me molesta es que se haya dado a entender, incluso explícitamente, que el déficit y la insuficiencia financiera en sanidad es consecuencia del uso inadecuado de la asistencia, lo que es falso; estamos pagando los platos rotos de la mala gestión en otros ámbitos.

Globalmente, los resultados del sistema sanitario español son difícilmente mejorable.

-Sin embargo, se insiste en que se ha despilfarrado…

-Eso es falso. Y lo digo porque la única manera de saber cómo ha funcionado el sistema es comparándolo con otros similares. Globalmente, comparado con otros sistemas, al precio en que se está haciendo y con los resultados que se están obteniendo, los resultados del sistema español son difícilmente mejorables. Si yo encontrara otro sistema alternativo, bien de Seguridad Social bien de Servicio de Salud, con los mismos resultados, la misma satisfacción o con costes similares, podríamos pensar que hay algo que hacer. De momento, como mucho podemos mejorar, pero copiar, muy poquito.

-¿Cree que se trata de copiar?

-Hay mensajes, cantos de sirena, en que se confía en que la privatización de la gestión va a conseguir mejores resultados, lo que es una mentira absoluta. No ha sucedido en ningún lugar del mundo; todos los sistemas que se basan en tal privatización son más caros. Por supuesto que lo que tenemos es mejorable, pero deben buscarse los elementos para que la gente recupere las ganas, la confianza, el compromiso. No hay milagros.

Todos los sistemas que se basan en la privatización de la gestión son más caros.

– ¿Y cómo se consigue esto?

-Con una nueva fórmula, que no es privatizar, y lo estamos haciendo. La fórmula es la gestión clínica, que no es privatizar; es lo mismo que tenemos ahora, pero uniendo a las responsabilidades clínicas responsabilidades económicas relacionadas con lo que uno hace. Y de forma voluntaria. Es una manera de comprometer a la gente con lo que hace. Pero no se va a ahorrar, sino que se trata de obtener mejores resultados con lo mismo. Es decir, el incentivo no es el ahorro. Los gerentes deben dejar de lado su obsesión por el ahorro.

– ¿Algo más?

-Estamos en una excelente posición para seguir mejorando y, sobre todo, evaluando lo que hacemos, una tarea que no hemos realizado hasta ahora. Hemos evaluado el comportamiento de los médicos desde el punto de vista ético y deontológico y debemos entrar, despacito, en el mundo de la evaluación de nuestra práctica, algo que parece darle pánico al sistema público. Hay ver si estamos en lo cierto, si se debe cambiar o no. Debe hacerse sistemáticamente. No sé por qué se tiene miedo a crear un órgano de evaluación para saber qué se hace mal, qué no sirve (prácticas, medicamentos, tecnologías inútiles) y qué se puede mejorar. Y, en consecuencia, desinvertir en lo que no sirve e invertir en lo que se hace bien.

 

 

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