Tras la reforma de la Ley de Tráfico que modifica el baremo de daños causados en accidentes de circulación, el presidente del Consejo General de Médicos (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, considera que “se trata de una nueva ocasión perdida el que, en contra de todas las previsiones, se retirara el baremo de daños sanitarios”
Madrid, 16 de septiembre 2015 (medicosypacientes.com)
Aprobada la reforma de la Ley de Tráfico que modifica el baremo de daños causados en accidentes de circulación, el presidente del Consejo General de Médicos (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, considera que se trata de una nueva ocasión perdida el que, en contra de todas las previsiones, se retirara el baremo de daños sanitarios que, por encargo de la ministra Ana Mato, había elaborado el Consejo Asesor de Sanidad y que, de acuerdo con las previsiones, iba a figurar como anexo de la renovada Ley de Tráfico.
-¿Cómo considera el que, de una vez más, se haya relegado de la legislación el contar con un baremo de daños sanitarios?
– En esta ocasión, se trata de un desaire significativa, pues el trabajo sobre el baremo de daños sanitarios, que se contemplaba que fuera un anexo de la Ley de Tráfico, se había realizado por encargo de la ministra Ana Mato al Consejo Asesor de Sanidad y se había finalizado del todo. A última hora y como otras tantas veces, se decidió dejarlo aparcado. Aunque en otras ocasiones no existía encargo alguno, como sí había sucedido en ésta. Se trataba de que fuera un anexo a la Ley de Tráfico, con más de cien procesos relacionados específicamente con la asistencia sanitaria y que no se contemplan en esta ley de tráfico, que va a ser la norma a seguir por los jueces en casos comunes. Y llama más la atención por cuanto consideramos que es una medida extraordinaria para el Sistema Nacional de Salud.
– ¿En qué reside la importancia de este baremo?
-Ante todo, porque se trata de disminuir la litigiosidad en aquellas situaciones derivadas de errores propios de la asistencia, pues todo acto médico tiene riesgos. Además, comportaría una agilización en las indemnizaciones a los pacientes.Y, por último, se pondría fin a la medicina defensiva que comporta un crecimiento innecesario del gasto sanitario. Se buscaba evitar que, por decisión judicial o por la habilidad jurídica de quienes se dedican a presentar denuncias por errores médicos, se impongan sanciones desorbitadas; y, sobre todo, se quiere impedir el sufrimiento que, para el profesional, comporta estar tres años bajo la pena del banquillo a la espera de una solución final. Es un daño innecesario, que comporta desprestigio y que, como consecuencia, se deriva un incremento de la medicina defensiva, con la multiplicación de pruebas innecesarias, derivaciones…
-Y ¿por qué incluirlo como anexo a la Ley de Tráfico?
-La solución sería igual que en tráfico en todos los procesos similares; pero resulta que, en medicina, hay más de cien procesos que no se contemplan en tráfico y son los que se complementaban en el anexo. Procesos para los que se había consultado a las sociedades profesionales y con las oportunas puntuaciones, para lo que se había solicitado la información de los mejores expertos. No se entiende lo que ha pasado para que se retirara. Las justificaciones técnicas que se alegan no son más que falta de voluntad para hacerlo. Algo similar a las seis veces anteriores en las que, curiosamente, yo también participé. Aunque en este caso, se trataba de un trabajo más serio, que respondía a la petición expresa de la ministra, y en cuyo desarrollo se han empleado dos años de una dedicación gratuita de cuantos participamos en el mismo.
– ¿Qué razones se han dado para su retirada?
-Lo que se ha dicho ahora es que va a hacerse una ley específica para ello, lo que resulta increíble ante el poco tiempo que queda de legislatura. Tan solo queda esperar y reclamar al próximo gobierno que adopte una pronta decisión.
-Desde un punto de vista profesional, ¿esta situación afecta a algunas especialidades en particular?
-En principio, afecta a todas, por cuanto todos los profesionales deben tener un seguro complementario de responsabilidad.. Y, como sucede en otros países, se camina a unas primas desorbitadas. Pero es lo de menos. Lo más grave es la pena de banquillo de los profesionales que, durante tres o cuatro años, a la espera de sentencia, ven cómo merma su prestigio. Y, por otro lado, comienza a advertirse que puede producirse una desbandada de profesionales en aquellas especialidades que suelen comportar mayores riesgos.
– En fin, ¿qué se pretende con este baremo de daños sanitarios?
– ¿Que qué queremos? Conocer los errores que se producen y hacerlo no desde la culpa, a fin de tenerlos en cuenta y evitarlos. Si no se conoce la epidemiologia de los errores, ni las causas que los producen, especialmente en los casos más complejos, es imposible corregirlos. Y de eso se trataba. Conocer los errores, disminuir la litigiosidad y la desconfianza y, por último, evitar la medicina defensiva.
– ¿Por qué no se hace?
– Habrá que preguntar a quienes lo han parado.
–Hay quienes aseguran que es muy difícil determinar los errores, pues no sería igual la indemnización a una persona que gana un millón de euros que otra que sólo recibe 50.000 euros.
-No deja de ser curioso pues, si se puede hacer en tráfico, ¿por qué aquí, no? Y debe tenerse en cuenta que en tráfico hay quien paga millones por un coche, mientras que aquí todo el mundo paga igual por ir al médico. Nadie cobra más por atender a una u otra persona. Y estamos hablando de efectos adversos, de procesos que no tienen intencionalidad alguna. Por no existir estos baremos de daños, ha derivado en que, en algunos países, haya médicos que no puedan pagar el importe que les piden por sus pólizas para el ejercicio de su especialidad. En Italia, por ejemplo, llega a pagarse hasta 26.000 euros al año.
– Aquí, ¿qué sucede?
– Aquí es más barato. La clave es no llegar a lo que se ha llegado en Alemania, o en Italia, o en Francia… Y que la indemnización sea automática, como sucede en tráfico. Nadie pretende poner topes, pero que sepamos de qué estamos hablando. Pero que no dependa de la voluntad de un juez o de la buena o retorcida defensa de un abogado en función de unos intereses de los que va a sacar un beneficio.
-En ocasiones se ha difundido que, como consecuencia del alto precio de las pólizas, hay especialidades que no las quiere hacer nadie. ¿Está sucediendo así?
-De Estados Unidos se tiene conocimiento que hay especialidades que no las quiere hacer nadie; aquí no se ha llegado a tanto, aunque empieza a haber problemas. Aquí no ocurre porque, digamos, por la labor realizada por AMA, que ha hecho una labor extraordinaria y no las ha elevado de forma gratuita. En cuanto al problema para el sistema público español radica en lo que conlleva la pena de banquillo que lleva a la medicina defensiva. Y el daño para los pacientes, que no se evita porque no conocemos la epidiomología de los errores.
-Y ¿la responsabilidad subsidiaria del Sistema Público?
-Sí existe, pero la tiene concertada con pólizas colectivas y cantidades limitadas. Pero esto es una parte; existen otros costes no cuantificables y que son muy negativos, como la pena de banquillo, la medicina defensiva y el consiguiente desprestigio para el profesional y para la institución.
-¿Cuál sería la conclusión final?
-Que quien decida sacar el baremo sanitario adelante hará un gran favor a los pacientes y al propio sistema sanitario público; entre otras razones, porque se pondrá fin a la medicina defensiva y porque se indemnizará tranquilamente a los pacientes por errores que se cometen con ellos, como sucede en tráfico. Y además conoceremos los errores que se cometen y que se ocultan, pues sólo emergen aquellos que comportan efectos indeseables para los pacientes. Ahora bien, quien lo haga tendrá que llevar la contraria a los intereses de cuantos está en contra de esto se haga. Que, como hemos vuelto a comprobar, existen.