Para el presidente del Colegio de Médicos de Valladolid es el momento de exigir a los líderes políticos gestos claros y decididos de comportamiento ético, trasparente, demostrando interés en resolver muchas cuestiones pendientes, según expone en este artículo que firma en el Diario El Mundo de Castilla y León. Tal como manifiesta, «los profesionales se lo demandamos pues están en juego muchas cosas, entre ellas, algo muy importante para todos como es el Sistema Nacional de Salud»
Valladolid, 24 de julio 2012 (medicosypacientes.com)
Parece que no se fían de nosotros, los que sean: inversores, mercados, los países de Centroeuropa, desconfía de todas las medidas que se ponen en marcha y que ellos aconsejan para asegurar que cumpliremos los objetivos de déficit que aceptamos sin rechistar o que no tenemos más remedio para seguir estando donde queremos estar.
Pero, ¿de quién desconfían? Será de los abogados, jueces, arquitectos, ingenieros, artistas, estudiantes, funcionarios, militares, maestros y profesores, periodistas, fontaneros, electricistas, empleados de banca, dependientes de comercio, enfermeras, médicos y ogras profesiones. ¿O será de otras cosas? Podría ser incluso de los políticos o quizá del estado de las autonomías, está claro que las trampas de las Cajas de Ahorros no son merecedoras de ninguna confianza y los despilfarros de algunas Comunidades Autónomas tampoco.
Dando por supuesto que nos parece importante y nos preocupa que no se fíen de nosotros y que queremos seguir formando parte del proyecto de Europa, y sabiendo que en todos los situios cuecen habas, hemos de empezar reconociendo que aquí nos gusta demasiado la fabada, por otra parte, plato excelente.
La confianza puede tener que ver con la manera en que resolvemos algunas cosas. Es clásico en nuestra cultura la osadía y alarde público del defraudador de hacienda, el que se vanagloria en el bar de engañar al médico al sacar recetas con la cartilla de la abuela, el que alaba la picardía del delantero centro que se tira en el área engañando al árbitro, la tolerancia de todos ante claros casos de corrupción, premiándolos incluso con nuestros votos o nuestras disculpas.
Hemos de cambiar, como comunidad, algunos conceptos. El lazarillo de Tormes no era un pícaro, era un tramposo y lo hemos de poner como ejemplo de tal, de tramposo.
Es el momento de exigir a los líderes políticos gestos claros y decididos de comportamiento ético, trasparente, demostrando interés en resolver muchas cuestiones pendientes.
Los profesionales se lo demandamos pues están en juego muchas cosas, entre ellas, algo muy importante para todos como es el Sistema Nacional de Salud.
Dr. Antonio Otero,
presidente del Colegio de Médicos de Valladolid.