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Presidente de la OMC: “La pregunta es si hay que recortar en médicos o en coches oficiales”

El presidente de la OMC, Dr. Juan José Rodríguez Sendín, en una entrevista para La Voz de Galicia ha abordado la actualidad sanitaria, en especial, el decreto de medidas urgentes aprobado por el Gobierno, el copago farmacéutico y los recortes “indiscriminados” que se están aplicando, y tras señalar la necesidad de recortar en otros ámbitos, se preguntó “si hay que recortar en médicos o en coches oficiales”

A Coruna, 10 de mayo de 2012 (medicosypacientes.com)

El presidente de la OMC, Dr. Juan José Rodríguez Sendín, en una entrevista para La Voz de Galicia ha abordado la actualidad sanitaria, en especial, el decreto de medidas urgentes aprobado por el Gobierno, el copago farmacéutico y los recortes “indiscriminados” que se están aplicando, y tras señalar la necesidad de recortar en otros ámbitos, se preguntó “si hay que recortar en médicos o en coches oficiales”

La Voz de Galicia entrevistó al presidente de la OMC con motivo de su visita a Santiago de Compostela para la presentación de la Guía Ética de la Planificación de la Asistencia Médica

A continuación se reproduce la entrevista íntegra:

-¿Cómo ve los recortes?

-Los veo mal, porque van a condicionar la respuesta a los pacientes, como se está viendo en las medidas de ajuste. Los veo mal y la historia es que parece que son necesarios y que no hay otra posibilidad. Pero los recortes pueden aplicarse de dos maneras: como ahora, de forma indiscriminada, hasta que den las cuentas, o intentar buscar colaboración en el ámbito nacional y autonómico. Hay sensibilidad para pactar qué se recorta y qué es lo que no se puede recortar. Pero ese diálogo debería empezar por los grandes partidos. Y en segundo lugar debería buscarse la complicidad de los profesionales, porque en cada servicio saben dónde podemos cortar y dónde no.

-¿Qué les dicen los pacientes?

-Creo que el pueblo español cortaría en otros ámbitos. El pueblo debería decir algo, si se le da preferencia al gasto sanitario o a otros. Hay otras partidas que no tenemos nada claro que se estén cortando igual.

-¿Por ejemplo?

-Esta estructura hipertrofiada del Estado, ayuntamientos, diputaciones, comunidades… Tenemos más políticos que profesionales sanitarios y de otros colectivos socialmente más efectivos. Habría que preguntarse hasta qué punto son necesarias cuatro Administraciones. Nadie quiere que no existan autonomías, pero hay que ver a dónde llevan, con 17 televisiones deficitarias. Funcionamos como 17 países y con un gasto que ni conocemos. La pregunta es si recortamos en médicos de guardia o en coches oficiales, por ejemplo.

-¿Cree que solo se habla de la sostenibilidad en sanidad?

-Sí, aunque también se habla de inyectar dinero público, aunque sea con intereses, a la banca. Creo que es ya la tercera vez y, por cierto, la cantidad al menos duplica a la del déficit sanitario. Si se le pregunta al ciudadano a lo mejor habría dudas de hasta qué punto ese dinero debe ir a la deuda de la banca o a garantizar la salud.

-¿Qué ve en el horizonte?

-Hay tendencias privatizadoras con las que estamos totalmente en desacuerdo. Se puede externalizar la hostelería, el párking, pero la gestión del personal sanitario ha de ser rigurosamente pública. No hay ningún sistema de gestión alternativo mejor, y es falso que cueste menos, no se ahorra privatizando.

-Entonces el decreto es…

-Sería sencillo decir que todo es injusto. La reducción del gasto farmacéutico hay que hacerla. Hace ocho años que hicimos un informe que demostraba la necesidad por razones no económicas, sino de salud: hasta el 25 % de los ingresos son por el mal uso de los fármacos.

Parece que la culpa es del paciente, que el médico no receta.

-Es verdad, el que prescribe es el médico, pero la renovación la hace el ciudadano. Hay que introducir el sentido económico para frenar lo innecesario, por ambas partes. Somos el país del mundo que más fármacos consume, veo razonable que se ponga una pequeña aportación. Pero dicho esto, para la mayoría quedaría ordenado con límites en función de la renta y exclusión para las más bajas, pero hay que pensar también en los casos especiales. La medida tiene más de positivo que de negativo, pero requiere un ajuste. E igual que con el transporte, hay que considerar el medio rural, los diabéticos…

-¿Y la atención al inmigrante?

-En total desacuerdo. Hasta anteayer, en España no se le negaba a nadie pan, agua y asistencia sanitaria. Los médicos no podemos dejar de atender a nadie, y que ahora nos digan que determinemos nosotros qué es urgente o no… Una tos hoy puede ser una tuberculosis mañana. Esto no tiene nada que ver con el turismo sanitario, que es increíble que no se haya facturado.

-Respalda entonces las protestas de los sindicatos.

-Cada uno ha de hacer lo que tiene que hacer. Los sindicatos, informar, denunciar y protestar. Creo que hay que introducir racionalidad y debatir. Nos preocupa que se recorten prestaciones, pero también hay que debatir la supresión de gastos superfluos, pruebas innecesarias…

-¿Cree que se suprimirán prestaciones y habrá copago?

-Tenemos un sistema fantástico, necesidades de salud a tratar con los servicios que podamos prestar y que pagamos con nuestra renta, entre todos. Ahora mismo el copago sería injusto y no un elemento racionalizador, sino inhibidor. Estamos a favor de subir los impuestos, pero no de penalizar con dinero por pedir ayuda, porque podría llevar al agravamiento e incluso la muerte. Y, de alguna manera, buscar la forma de poner topes evitables por el mal uso de los servicios.

 

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