Sanidad a demanda, partos a la carta, mercancía productiva, tráfico humano, siempre sin respetar derechos, desconsideración a ultranza, indefensión frente a agresión, incentivos a plazos a costa de otros, un plato de lentejas a costa de mi hijo, ambición desmedida sin respeto al neonato, etc? motivos más que suficientes para la reflexión del Dr. Gómez Benito, presidente del Colegio de Médicos de Salamanca
Madrid, 3 de enero 2011 (medicosypacientes.com)
«Médicos y Pacientes» les ofrece el presente artículo de opinión del Dr. Manuel Gómez Benito, presidente del Colegio de Médicos de Salamanca.
Sanidad subvencionada
Además de este título, pudiéramos emplear otros muchos para referirnos a lo que quiero exponer. A saber: sanidad a demanda, partos a la carta, mercancía productiva, tráfico humano, siempre sin respetar derechos, desconsideración a ultranza, indefensión frente a agresión, incentivos a plazos a costa de otros, un plato de lentejas a costa de mi hijo, ambición desmedida sin respeto al neonato, etc.
Todos estos horrores dirigidos a que el médico acceda a que nazca pronto, y lo que es peor, en otros casos a que no nazca.
Vergüenza teníamos que sentir todos porque nos pase esto. Vergüenza teníamos que sentir todos cuando se nos pida que la vida de alguien, de un hijo, de un padre, de un abuelo, esté condicionada a unos plazos, a unas subvenciones, a unas herencias que se retrasan; a unas incomodidades que ya no se soportan; a unos valores morales que ya no se tienen.
Que sólo importa desprenderse de algo incómodo; que nos hemos olvidado de lo que se nos dio y no se encuentra otra solución, y en esa dirección van las cosas.
¿Por qué no entonces recurrir al médico? Todos tenemos derecho a la sanidad y además gratis.
Ahora que me separen de mi feto; de mi futuro hijo en el que no creo, que no me viene bien tenerlo; ahora que ?me lo nazcan? que se me pasa la subvención; si se pone amarillo, ya lo arreglarán los mismos a los que recurro, ya reconducirán las deficiencias que se deriven de desprenderlo de la madre, aunque sólo sea una o dos semanas antes de lo que la naturaleza programa.
Ya no es el útero el lugar más seguro para el ser en gestación; ya exigimos su manipulación; deprisa, deprisa.
Su cabeza, su raciocinio en franca huida le incomoda; no quiere pensar; sólo quiere lo instintivo, lo gremial, lo que lleve un sello de vulgaridad, al que se quiere dar pátina de naturalidad, de modernidad; porque se lleva; porque me lo facilitan las normas endemoniadamente llamadas progresistas.
Pues la tergiversación del lenguaje convierte los silogismos en sofismas, con intención de engañar; de hacer ver que todo es o tiene que ser fácil y si no que me lo hagan, que para eso la sanidad es gratis y tiene que tener profesionales que transmuten lo correcto, lo ético, en incorrecciones, en trampas para tapar el rigor, el sacrificio, el respeto propio y ajeno, de donde se derivaría una vida ordenada, justa, humilde, fuerte, con personalidad y así la selva se fuera transformando en civismo, en orden, en concierto. Donde no se confunda lo material y rastrero con la categoría de lo formativo. Donde la vida y sus plazos se respeten como un derecho del otro (feto, niño o anciano) y no nuestro, que cobardemente queremos atribuirnos aparentando falsa ayuda, envenenada protección, con el único fin de prescindiendo de todo cariño, olvidando favores recibidos, entre ellos el de la vida, así sin más, tergiversando el lenguaje, queremos justificar indolentemente que podemos aportar dignidad como señuelo, a cualquier tramo de la vida del otro.
Pues miren ustedes, para todo esto, con nosotros que no cuenten y sepan que una ley por muy mayoritariamente votada en el parlamento, no nos obliga, porque siempre estará por encima nuestra conciencia, nuestro derecho fundamental a la objeción; ya pueden empezar a preparar técnicos en estas materias, que los médicos somos profesionales de nivel académico superior, que nos hemos formado y seguiremos haciéndolo para defender la vida de los demás.
De principio a fin.
Manuel Gómez Benito
Presidente del Colegio de Médicos de Salamanca