A través de este artículo de opinión, el Prof. Alfonso Delgado, analiza la situación actual de la Pediatría en España, de sus planes formativos y del futuro incierto que parece aguardar a esta especialidad que es «la Medicina Interna de los organismos en crecimiento y desarrollo»
Madrid, 10 junio 2010 (medicosypacientes.com)
En el presente artículo de opinión, publicado en la revista ?Andalucía Médica? del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos, el Prof. Alfonso Delgado, catedrático de Pediatría y Puericultura de la Universidad CEU-San Pablo, ofrece su visión sobre el futuro de esta especialidad
Prof. Alfonso Delgado Rubio
EL INCIERTO FUTURO DE LA PEDIATRIA EN ESPAÑA
Es bien conocido a nivel internacional y así lo ha manifestado también la sociedad española el elevado nivel que la Pediatría clínica y preventiva (Puericultura) tienen en nuestro país. Las excelentes tasas de mortalidad infantil; la calidad de los cuidados neonatales con supervivencias impensables hace pocos años de los recién nacidos de muy bajo peso; las coberturas vacunales en la edad infanto-juvenil próximas al 100%; la erradicación de muchas enfermedades infecciosas típicamente infantiles; la atención con el mayor nivel científico y tecnológico en las distintas especialidades pediátricas, han hecho que la atención, diagnóstico, cuidados y tratamiento de los niños en nuestro país se sitúen en puestos de cabeza de los países desarrollados siendo incluso superior a algunas de las naciones que tienen una mayor renta ?per capita?.
Pero ¿Cómo ha sido esto posible? Sin duda alguna esta situación privilegiada obedece a múltiples razones. En primer lugar a la vocación indudable y al afán de servicio de los médicos españoles, y en este caso concreto, de los pediatras que desarrollan a diario, tanto en instituciones públicas como privadas, en ciudades y en pueblos, una labor callada pero sumamente eficaz como consecuencia de su excelente formación . También se debe a que las familias han depositado su confianza en estos profesionales conscientes de los beneficios que de esto se deriva y por supuesto al apoyo que los poderes públicos y las autoridades sanitarias han puesto en marcha en los últimos 50 años para mejorar la asistencia sanitaria. Debemos recordar que la autentica revolución de la práctica médica se inicia cuando en 1965 se pone en marcha una red hospitalaria y asistencial que supuso la modernización y la llegada del rigor científico a la medicina española.
Coincidiendo con estas fechas se inicia la formación de especialistas a través del sistema MIR en los hospitales reconocidos para la docencia, que en este momento abarcan prácticamente todos los centros públicos y privados que han sido considerados idóneos para impartir esta docencia de postgraduados tras superar el famoso examen MIR.
En este momento el periodo de formación para alcanzar el título de pediatra es de 4 años. En la mayor parte de los países europeos es de 5 y durante mi periodo como Presidente de la Asociación Española de Pediatría (AEP) he insistido de forma repetida en la necesidad y en la obligación de acomodarnos a la realidad del resto de Europa aumentando en 1 año el periodo de formación pediátrica. Este aumento es obligado ya que la cantidad de conocimientos actuales, de nuevas técnicas diagnosticas y terapéuticas y la mayor complejidad asistencial obligan a prolongar esta formación para poner a disposición de los enfermos más y mejores armas diagnósticas y terapéuticas.
¿Pero cuál es la situación actual? Lejos de aumentar el periodo de formación pediátrica, tanto en cantidad como en calidad, se cierne sobre nuestra especialidad un gravísimo problema que pone en crisis la calidad conseguida y que por supuesto impedirá alcanzar la excelencia deseada al querer disminuir el periodo de formación pediátrica. Me refiero a la famosa ?troncalidad? ya que existen voces y, lo que es peor, voluntades que proponen que la pediatría dependa en su formación de la medicina interna y que el residente de pediatría pase al menos 2 años de su formación rotando en las especialidades del adulto.
Probablemente quienes defienden esta postura consideran que ?el niño es un adulto en miniatura», lo que constituye un inmenso error conceptual. Como es fácilmente comprensible se trata de un autentico despropósito ya que los residentes de pediatría deben dedicar sus años de formación a asistir a recién nacidos, lactantes, niños y adolescentes en sus más variadas patologías y no podemos olvidar que la Pediatría es la Medicina Interna de los organismos en crecimiento y desarrollo. Mientras que la Mediatría y la Geriatría constituyen la medicina interna del adulto y de las personas mayores respectivamente.
En este momento la Comisión Nacional de Especialidades, en definitiva los Ministerios de Sanidad y Educación están diseñando, en el mayor de los secretos, las distintas especialidades y debemos dejarles muy claro que la Pediatría constituye un ?tronco? en sí misma y que tiene sus especialidades propias que deben ser aceptadas oficialmente (en este momento la inmensa mayoría no están reconocidas en España) y sobre todo deben ser desarrolladas, sin que la medicina interna lo siga impidiendo como lo ha hecho durante muchos lustros.
Esto explica el título del artículo, ya que en nuestro país la Pediatría, en este momento tiene un futuro que desconocemos. No se entiende como las sociedades científicas no se han movilizado de forma activa y han trasladado a sus asociados y a la generalidad de la sociedad española el riesgo que estamos corriendo. La pediatría española puede perder su prestigio, su elevado nivel asistencial y corremos el riesgo de que nuestros futuros pediatras tengan una formación insuficiente y que no sean capaces (porque se les ha hurtado esa posibilidad) de mantener e incrementar los niveles asistenciales actuales.
Sería un inmenso error que los encontrásemos en el B.O.E. una Ley que regulase la formación pediátrica sin tener en cuenta lo anteriormente comentado. Constituiría un fraude a la sociedad española y lo que es realmente importante y grave es que nuestros niños y adolescentes perdieran la calidad asistencial de la que hoy gozan. Es un derecho que se les quiere arrebatar a la sociedad y que ésta no debería consentirlo.
Prof. Alfonso Delgado Rubio
Catedrático de Pediatría y Puericultura de la Universidad CEU-San Pablo
Jefe Departamento de Pediatría del GHM