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Mercedes Nasarre: “Medicalizar la vida no es la solución”

La psiquiatra oscense Mercedes Nasarre impartirá el próximo martes 8 en el Salón de Actos del Colegio Oficial de Médicos de Huesca a partir de las 19:00 la conferencia ‘La epidemia del desánimo’, que servirá para presentar la Escuela de la Espiritualidad. 

Un espacio gratuito surgido hace quince años en una iglesia de Huesca donde se practicaba mindfulness y que actualmente se desarrolla en un local del Obispado, y que reúne a 70 personas regularmente para hacer silencio y compartir cuitas. Según la doctora Nasarre se trata de un “espacio para unir el saber psicológico y lo espiritual. Sin la paz interior no hay capacidad de razonar ni decidir, y no se es ser humano sano sin pensar por uno mismo y sin relacionarse con otros”.

La conferencia que impartirá la psiquiatra quiere mostrar el panorama desolador que vive la sociedad española afectada por diversas patologías mentales y que nos ha convertido en el país del mundo donde más ansiolíticos se consumen y donde se ha multiplicado por cuatro la ingesta de antidepresivos. Una situación más delicada entre los menores de edad, ya que la mitad de los jóvenes entre 13 y 17 años consideraba, ya en 2019, que tenía problemas mentales, según fuentes estatales. Además, han aumentado las adicciones, las autolesiones, los problemas de alimentación, la promiscuidad sexual y las tentativas de suicidio que es la mayor causa de muerte entre los jóvenes (casi 800.000 personas se suicidan al año en el mundo), explica la doctora Nasarre, quien apunta que el 75% de los problemas de salud mental comienzan antes de los 18 años. “Las atenciones en psiquiatría infanto – juvenil han subido. Hay unos malos cimientos a nivel cultural e individual. ¿Qué pasa en Occidente?”, se pregunta. 

A su juicio, los problemas mentales se han vuelto “socio dependiente”, sobre todo con las redes sociales que sirven de catalizador de esta coyuntura que estamos viviendo en el comienzo del siglo XXI. “Hay un contagio general de formas de vivir malas a una velocidad del rayo, por no hablar de todos los problemas con la sexualidad y la identidad de género (los casos de transición de género en chicas han aumentado en las consultas un 1.500%, según estadísticas médicas escandinavas extrapolables a Europa)”, señala.  

“Mirar hacia dentro”

Para Nasarre, frente a la disyuntiva de “lo permitido y lo prohibido” de generaciones pasadas, los jóvenes de hoy se enfrentan a otra polaridad: “lo posible y lo imposible. La emoción y el deseo es lo primero y si no consigo lo que quiero soy un fracasado. Los referentes femeninos y masculinos en las redes sociales son imposibles de alcanzar (guapos, ricos y con éxito social) y eso crea frustración. Hemos educado a nuestros jóvenes para evitar la frustración y la vida es frustrante siempre”.

Ante esta deriva de la sociedad y sin unos modelos adultos consistentes, la Escuela de Espiritualidad propone “mirar hacia dentro. Donde se encuentra un centro numinoso para arraigarse, la patología propia es menos virulenta”, asegura la doctora Nasarre, quien insiste que “medicalizar la vida no es la solución”. “La espiritualidad empieza cuando uno mira adentro. La salud mental es tener la suficiente paz para poder razonar y decidir tu vida. Ese es el mensaje que lanzamos desde la Escuela de Espiritualidad: cómo encontrar espacios de paz profundos para poder decidir”, señala.

La Escuela de Espiritualidad usa símbolos cristianos “porque venimos de una sociedad cristiana y todos los conocemos”. “Jesucristo patrimonio universal, igual que lo puede ser Buda, es el modelo humano por excelencia de misericordia, libertad y justicia. El ser humano es un ser en evolución permanente, estamos hechos para la evolución y la plenitud y en ese camino encontramos figuras como Jesús”. La doctora Nasarre considera que la figura de Jesucristo es un arquetipo universal y a su través se encuentra el camino hacia uno mismo. “Nos hacemos humanos con el otro, y en una sociedad tan individualista como la que vivimos, tenemos que volver al otro”, cuenta. Y en ese sentido, explica que en la Escuela de Espiritualidad la práctica consiste en “hacer el silencio para después compartir entre todos”. 

Sensibilizar a los jóvenes médicos 

Su ponencia va dirigida en especial a los jóvenes médicos para orientar hacia un mejor tratamiento a una parte de la sociedad que sufre problemas mentales. “¿Somos ciegos guiando a otros ciegos? O también tenemos que trabajarnos para ser buenos modelos para otros, porque como profesionales de la salud mental, creo que tenemos que trabajar nuestra propia interioridad. En una psicoterapia, la clave es quién es el terapeuta, qué influencia das al paciente”, recalca.

A este respecto, la veterana psiquiatra emplaza a los nuevos doctores a preguntarse si “¿basta con con tener genética humana para ser un ser humano? Al resto de los seres vivos les basta con su genoma, al ser humano no. Un ser humano es su genoma por supuesto. Es un cuerpo y su acontecer físico. Es una biografía. Unas relaciones parentales que van conformando el psiquismo y modelando el cerebro. Es una época, un país, una comunidad… Un ser humano se hace humano culturalmente porque adquiere un lenguaje, una cultura formativa”. 

Y con respecto a la sociedad en general considera que la salud mental de una población “no se puede cargar a los profesionales, depende de factores económicos, cohesión y orden social y, sobre todo, depende de culturas que ayuden al desarrollo integral de los individuos, intelectual, moral y espiritual”.

 

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