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Más de un centenar de autoridades de salud pública piden evidencia científica para los cigarrillos electrónicos y advierten de sus riesgos

 

Un total de 129 expertos en tabaquismo de autoridades de salud pública han escrito una carta abierta a Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud, advirtiéndole de los riesgos de los cigarrillos electrónicos, de las maniobras de la industria tabaquera para perpetuar sus beneficios con ellos y solicitando un enfoque basado en la ciencia para determinar sus efectos

Madrid, 18 de junio de 2014 (medicosypacientes.com)

Un total de 129 firmantes de autoridades de salud públicas han escrito una carta abierta a Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud, para expresar su apoyo a la estrategia basada en la evidencia científica para determinar la mejor respuesta desde la salud pública a los Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina, como expresó la Organización Mundial de la Salud en una declaración el 3 de junio de 2014.

Recientemente, según expone la carta, la atención de los medios de comunicación se ha centrado en una declaración de un grupo de “especialistas en ciencia de la nicotina y en políticas de salud pública”. Por desgracia, la declaración hace varias afirmaciones sobre el marketing, las emisiones, los daños y el uso de los Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina que son refutadas por la evidencia científica disponible. También hace afirmaciones tras las cuales no hay ninguna evidencia disponible. De hecho, la declaración no cita ni un solo estudio científico.

La declaración también incluye varias recomendaciones políticas, incluyendo la exención efectiva de los Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina de los Artículos 8 y 13 del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, e ignora el Artículo 5.3.

Para ello los firmantes, consideran fundamental que la OMS y otras autoridades de salud pública no caigan en la conocida estrategia de la industria del tabaco de presentarse a sí misma como un “socio”. Si la industria tabaquera estuviera comprometida a reducir el daño provocado por el uso del tabaco, anunciaría plazos límite para detener la fabricación, el marketing y la venta de sus productos “más dañinos”, en lugar de simplemente añadir los cigarrillos electrónicos a su oferta y hacerse rápidamente con este mercado. Además, desistiría inmediatamente de su agresiva oposición a medidas de control del tabaquismo, como el aumento de los impuestos, las advertencias sanitarias con imágenes gráficas y el empaquetado genérico de los cigarrillos.

Según denuncian en la carta, al entrar en el mercado del cigarrillo electrónico, la industria del tabaco se limita a mantener sus prácticas depredadoras y sus crecientes beneficios. Como se indica en las directrices del Artículo 5.3 del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, existe un “esencial e irreconciliable conflicto de intereses” entre los intereses de la industria del tabaco y los intereses de la salud pública.

El ámbito de la salud pública adoptó los filtros y los cigarrillos “bajos en alquitrán” como estrategias de reducción de daños, antes de que los fabricantes proporcionaran evidencias científicas, en un momento en el que los fabricantes estaban perfectamente al corriente de que estas tecnologías en realidad no reducían el daño, sino que estaban diseñadas para promocionar las ventas asegurando a los ciudadanos preocupados que estos nuevos productos eran más seguros. Las consecuencias negativas de estos actos permanecen en forma de cáncer y enfermedades del corazón en los hospitales de todo el mundo. Ignorar el vínculo entre los Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina y la industria del tabaco es ignorar la obligación que tienen los países del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco de proteger las políticas públicas frente a las interferencias de la industria del tabaco.

Promoción a los jóvenes

El marketing y la promoción agresiva de los cigarrillos electrónicos entre los jóvenes están bien documentados. Y la evidencia observada en EEUU y Corea del Sur muestra un rápido aumento del uso del cigarrillo electrónico entre la juventud, incluyendo tasas preocupantes entre jóvenes que nunca habían fumado un cigarrillo. Un fabricante de cigarrillos electrónicos advierte a los padres de que “los niños pueden ser especialmente vulnerables” a los aditivos de sus productos.

Los fabricantes de Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina están haciendo una serie de afirmaciones falsas y sin pruebas, confundiendo al público para hacerle pensar que estos productos son inocuos (que no lo son) y efectivos como ayuda para dejar de fumar (que no se sabe). La mayor parte de los usuarios de Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina son “usuarios duales”, que continúan fumando cigarrillos.

Revisiones de la evidencia científica sobre las estrategias de reducir el consumo de cigarrillos en lugar de dejarlo del todo muestran que es improbable que los usuarios duales obtengan algún beneficio para su salud en lo que se refiere a enfermedades cardiovasculares. Estudios poblacionales muestran de manera consistente que es menos probable que los fumadores que emplean estos dispositivos electrónicos dejen de fumar.

La evidencia científica es insuficiente para aceptar las afirmaciones que dicen que los Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina son efectivos para dejar de fumar. Sólo hay un ensayo clínico controlado aleatorizado de cigarrillos electrónicos de primera generación, y no encontró ninguna diferencia entre suministrar directamente Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina a los sujetos del grupo experimental o en enviar a las personas un vale con el que podían obtener la terapia de sustitución con nicotina en una farmacia. Un estudio transversal halló que los fumadores muy motivados para dejar de fumar con cigarrillos electrónicos tenían menor probabilidad de continuar fumando que los fumadores que intentaban dejar de fumar sin ayuda con terapia sustitutiva de nicotina (de venta sin receta). Sin embargo, este estudio transversal muestra que el 80% de los fumadores que empleó Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina fracasó en su intento de dejarlo, frente al 84,6% de aquellos que lo intentaron sin ayuda. No menos importante, el ensayo mencionado tiene un sesgo contra la terapia convencional (por el obstáculo adicional para conseguir el tratamiento sustitutivo con nicotina) y el segundo estudio no incluyó una comparación con otros tratamientos bien supervisados y aprobados para dejar de fumar.

Sustancias cancerígenas

Ya existen pruebas válidas de que las emisiones de los Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina liberan varias sustancias tóxicas al entorno que dañan la salud. Estas sustancias incluyen partículas ultrafinas, propilenglicol, nitrosaminas específicas del tabaco, nicotina, compuestos orgánicos volátiles y carcinógenos y toxinas reproductivas, incluyendo benceno, plomo, níquel entre otras sustancias. Las propuestas para permitir el uso de Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina dentro de espacios interiores, como lugares de trabajo, bares y medios de transporte, pueden conllevar una exposición significativa a estas sustancias.

Desconocemos los riesgos y daños potenciales que estos productos pueden producir si siguen sin regularse. La ausencia de evidencia detallada sobre los efectos adversos sobre la salud no implica evidencia de que no existan estos efectos. Más bien, ha transcurrido un tiempo insuficiente para determinar qué efectos existen y su magnitud a nivel poblacional.

Los fabricantes no han conseguido aprobación regulatoria en ningún país para afirmar que los Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina son productos eficaces para dejar de fumar o para reducir daños. Desde una perspectiva poblacional, es importante saber qué nuevos riesgos puede introducir un producto en el mercado.

Los firmantes aplauden el compromiso de la OMS de escuchar las experiencias de países miembros que han implementado con éxito medidas de control del tabaquismo y han regulado las ventas, el marketing y el uso de Sistemas Electrónicos de Liberación de Nicotina. La implementación del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco por sus 178 miembros demuestra un gran progreso en la disminución del daño causado por el tabaco y de la carga de enfermedades no transmisibles.

Hay evidencia de éxito en muchos países, incluyendo Australia, Brasil y Turquía. Australia prohíbe la importación y la venta de cartuchos que contengan nicotina. Brasil y Turquía prohibieron la importación, las ventas y el marketing de cigarrillos electrónicos hasta que, y a menos que, los fabricantes presenten información sobre la seguridad del producto.

Prevenir el inicio del consumo

Tanto la evidencia científica como la experiencia de buenas prácticas están disponibles para apoyar un marco regulatorio que sirva para prevenir el inicio del consumo entre los jóvenes y otros no consumidores de tabaco, para proteger de una exposición involuntaria a las personas en los espacios públicos, para regular el marketing y para prohibir afirmaciones sin fundamento.

Un marco regulatorio así requeriría que los fabricantes presenten datos sobre la seguridad y la eficacia. En este caso, el uso de estos productos como ayuda para dejar de fumar (si la evidencia científica apoyara este uso) se llevaría a cabo bajo la supervisión de una autoridad sanitaria que pudiera controlar las afirmaciones de los fabricantes, establecer advertencias sanitarias sobre los riesgos, requerir el desglose de los ingredientes y los datos de seguridad, y regular la ingeniería de producto y ordenar la vigilancia.

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