Se lleva tiempo hablando de la e-salud como estandarte del progreso en el terreno de la asistencia sanitaria. Herramientas como la historia clínica informatizada, la firma digital, la receta electrónica, sin que sean del todo realidad, en estos momentos, son términos que van siendo incorporados en la cotidianeidad tanto de los profesionales sanitarios como de los pacientes/usuarios y que suponen una oportunidad innovadora para los sistemas sanitarios. Fluyen, sin embargo, en su entorno una serie de cuestiones y problemas, sobre todo, a la hora de su adaptación a la realidad sanitaria.
Madrid, 15 de marzo 2010 (medicosypacientes.com)
El papel del profesional es clave en
el avance de la e-salud.
Con el fin de dar luz a estas cuestiones la Revista OMC organizó un debate en la sede de la Organización Médica Colegial que reunió a agentes representantes de algunas de estas partes. Así, por parte de la Administración se contó con la presencia del director general de Gestión del Conocimiento y Calidad Sanitaria de la Junta de Extremadura, el doctor José María Vergeles, y de Zaida Sampedro, directora general de Sistemas de Información Sanitaria del Servicio Madrileño de Salud. En representación de los profesionales actuaron Tomás Casado, miembro de la Comisión de Deontología Médica de la OMC, y Juan Jurado, miembro del Grupo de informática de la SEMG. El grupo quedó cerrado con dos representantes del ámbito de las nuevas tecnologías: Joan Camps, director de Proyectos y de la Unidad Tecnológica de la OMC; e Ignacio Alamillo, abogado y experto en nuevas tecnologías.
Como expuso el moderador, el vicepresidente de la OMC, el doctor Ricard Gutiérrez, ?el objetivo de este debate es poner encima de la mesa una serie de aspectos, problemas y/o cuestiones, como, por ejemplo, la disponibilidad de la información, los aspectos éticos de esa información y quiénes son realmente los que los controlan y los garantizan?.
Un primer punto abordado fue el papel y la involucración de los profesionales en este amplio marco de la e-salud y su adaptación a estas nuevas herramientas, en un momento de cambio en cuanto a las aplicaciones y sus diseños.
El principal problema que se observa desde el punto de vista profesional, expuesto por el doctor Juan Jurado, miembro del Grupo de informática de la SEMG, es que, bajo su punto de vista, ?la Administración ha invertido más en aplicaciones muy desarrolladas a nivel organizativo, olvidándose de la capacitación de los profesionales?, ello podría haber provocado una cierta reticencia a los médicos a la hora de asimilar las nuevas tecnologías.
La representante del SERMAS, Zaida Sampedro, ve, sin embargo, una evolución y una mayor receptividad por parte de los profesionales. Si bien es cierto que, en un principio existía ese reparo o reticencia a la hora de incorporar la gestión de la información y del conocimiento tecnológico en la asistencia diaria, se ha pasado a establecerse una mayor colaboración y predisposición para asumir las nuevas tecnologías. ?Cosas tan elementales como la forma en que se coloca el ordenador, cómo se implica al paciente, son claves para que esa transformación se pueda asumir de forma natural?.
A juicio del director general de Gestión del Conocimiento y Calidad Sanitaria de la Junta de Extremadura, el doctor José María Vergeles, a ello puede contribuir que las propias aplicaciones se están adaptando más a la realidad clínica, puesto que, como reconoció, ? en realidad, anteriormente, no se correspondían mucho con el entorno profesional sino que parecían más destinadas a sacar datos y estadísticas para cumplimentar hojas de registro y dar servicio, por ejemplo, al correspondiente Servicio Regional de Salud?.
Miembros de las Administraciones debatieron junto a
médicos y expertos puntos de interés en esta materia.
Su percepción es que ?si bien se evidencia una mayor sensibilidad, por parte del profesional, por el uso de las nuevas tecnologías, no obstante, es muy conveniente asegurar las mismas condiciones en todo el contexto en el que se produce la relación médico-paciente y, sobre todo, avanzar en cuestiones de seguridad en cuanto a las transacciones que se realizan en el sistema sanitario?.
El representante de la Comisión Central de Deontología, y presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Segovia, el doctor Tomás Casado, también puso el acento en el tema de la seguridad. En su caso opina que ?por el hecho de ser médico no se puede entrar en cualquier historia clínica, sino que tiene que haber una seguridad y una exigencia que certifiquen que el profesional que accede a datos del paciente está cualificado y tiene el permiso correspondiente para su acceso?. La solución, como se apuntó, viene de la mano de llegar a un punto de equilibrio entre la seguridad y la disponibilidad de la información.
La identificación es clave
Un primer paso importante en la gestión de la e-salud, de acuerdo con la unanimidad de los ponentes pasa, sin duda, por la identificación de los actores de forma segura y teniendo claro quien identifica a quién. Como planteó al respecto el moderador del debate, el doctor Ricard Gutiérrez, la cuestión gira en torno a ¿quién debe llevar a cabo esa identificación? Todo apunta a que las corporaciones médicas, lideradas por el Consejo General de Colegios de Médicos, tienen un papel fundamental en este terreno, tal vez, de la mano de las Administraciones autonómicas con el fin de actualizar los registros de profesionales y garantizar la identificación del médico ¿Es por ahí por donde hay que avanzar?, tal como planteó el doctor Gutiérrez.
Desde luego, como señaló, Ignacio Alamillo, abogado y experto en nuevas tecnologías, ?el profesional tiene que tener algún tipo de herramienta única que le identifique como tal y que como profesional competente le permita acceder a la información del paciente en condiciones de garantía y de responsabilidad de cara a los pacientes que atiende individualmente?.
El jefe de innovaciones tecnológicas de la OMC, Joan Camps, también se mostró de acuerdo que el primer gran peldaño a superar con respecto al reto de la gestión en e-salud para por dicha identificación de los actores. A su criterio, dicha identificación abre un gran abanico de posibilidades no sólo en el conjunto de nuestra geografía sino también en toda Europa, ante la libre circulación de ciudadanos y de profesionales, resolviéndose que se tengan que aportar más de una veintena de identificaciones distintas. Como explicó Camps, en este sentido, ?para acceder a los datos clínicos, tanto el paciente como el médico pueden disponer de una tarjeta. Ambas configuran ?una doble llave?. Con esta doble identificación el enfermo da autorización y confianza al profesional, y el médico, por su parte, se compromete a hacer un buen uso de la información, lo que permite garantizar la seguridad de esos datos?. En su opinión, ?que el acceso a esa información sea interoperable es cuestión, única y exclusivamente, de voluntad política?.
Desde el punto de vista de la Administración, en este caso representada por Extremadura, la identificación del médico tiene que ser regulada de la misma forma que lo está el registro profesional, es decir, del trabajo resultante entre Colegios y Administraciones. Del trabajo sinérgico de ambas partas se va a permitir que la identificación cumpla con una serie de cometidos fundamentales, como la seguridad y la posibilidad de que esa identificación sirva no sólo en las distintas CC.AA. sino también en otros países de la UE.
Vergeles asegura que en su comunidad autónoma, el desarrollo o escenario final de los sistemas de información sanitaria será el carnet médico-colegial para el profesional, que le permitirá estar identificado dentro de las aplicaciones del servicio regional correspondiente. Mientras, para el acceso a la información necesitará de disponer de la otra tarjeta sanitaria electrónica que se va a distribuir a los ciudadanos. En definitiva, serán las dos llaves que permitirán acceder a un nivel de información para realizar su labor.
Al respecto, Ignacio Alamillo insistió en que es el Colegio el que debe emitir una tarjeta con un certificado de firma electrónica válida para la firma de cualquier documento, ?porque tampoco sabemos el tiempo que vamos a tardar en poseer una estructura alternativa?.
Algunos de los participantes en el debate están de acuerdo en que a la hora de acceder a una determinada información tanto del paciente como si se trata del acceso a los sistemas, se tiene que garantizar no sólo que el profesional esté identificado sino que aporte una autorización bien otorgada por el servicio para el que trabaja o, incluso, por el ciudadano, que consiente a que se acceda a su información. A juicio de la representante del Servicio Madrileño de Salud ?es eso en lo que hay que ir también avanzando?.
Los Colegios de Médicos,
autoridad competente para identificar
Para Ignacio Alamillo, con esta distinción, además, ?se resolvería el dilema legal que hay en España en cuanto a la designación de profesional, ya que cuando hablamos de un profesional sanitario, con la LOPS en la mano, estamos hablando de un profesional colegiado, con lo cual sólo un Colegio profesional es capaz de manifestar electrónicamente acerca de la condición de profesional, por tanto, es el Colegio de Médicos el que puede decir quien es colegiado y profesional?.
Al doctor Vergeles le parece ir contracorriente con respecto a la movilidad de los profesionales y contra los proyectos normativos actuales, ?que cada comunidad autónoma asumiese el papel de entidades certificadoras de la condición de médico, porque ello no nos llevaría a ningún sitio. Estaríamos asegurándolos con menos capacidad que si lo hacemos de forma conjunta entre la Organización Médica Colegial y las CC.AA.?.
Al hilo de esta cuestión, Joan Camps explicó que, internamente, se aboga por un registro federado de los 52 Colegios. ?La propuesta que hacemos a la Administración, supone que ésta tenga muchas más ventajas que el que tener volcados los datos. Con nuestra propuesta se tiene acceso a una información mucho más amplia, de momento, de los registrados en toda España, y próximamente, de los colegiados de toda Europa, posiblemente?.
Esto quiere decir ?prosigue- que el Colegio va a estar en condiciones de ofrecer, mediante esta sindicación o federación a nivel europeo, toda la información en el momento, con la ventaja de que cada uno es responsable de su registro. ?Y los que mejor realizan los registros son los que llevan siglos acumulados, es decir, los Colegios de Médicos?.
Otra gran oportunidad de colaboración entre los Colegios y las Administraciones radica en la gestión única del botiquín electrónico, tal como apunto Camps. ?La gestión única de este botiquín englobaría todos aquellos medicamentos que consume el paciente incluidos los que se dispensan sin prescripción, dado que puede haber incompatibilidades entre fármacos. Ello es de gran importancia, incluido para el propio clínico?.
Pero, además, como se puso de manifiesto, los Colegios de Médicos tienen un papel fundamental en adaptar la normativa deontológica a las nuevas tecnologías de la información, como propone el doctor Tomás Casado, ?las TIC nos obligan a cambios sustanciales en la normativa deontológica en cuestiones como la relación médico-paciente o en la concepción del propio acto médico, por los matices que vienen de la mano de realidad-virtualidad?.
En ello coincidieron algunos de los ponentes como Ignacio Alamillo al señalar que ?el Código Deontológico ha de hacer una apuesta bien clara por el uso de las nuevas tecnologías de la información?. Su propuesta pasa por que ?tuviera capacidad para enseñar al profesional médico pautas éticas sobre, por ejemplo, cuando no deberían utilizarse las tecnologías de la información, que puede suceder al registrar determinadas informaciones por su elevada carga de sensibilidad, o cómo le devolvemos al ciudadano esa titularidad de la información sanitaria que, además, no todo el mundo no tiene asumida como del ciudadano?.
¿Y la confianza del paciente?
En otro capítulo de este debate sobre la gestión electrónica de salud se planteó el papel del paciente en el contexto de estos cambios a los que asistimos en materia de e-salud. El ciudadano exige calidad, confianza, seguridad, ayuda, autonomía en decidir qué información ha de revelar.
Al respecto, el representante de la SEMG, el doctor Juan Jurado, hace hincapié en que ?muchas veces los pacientes van por delante de los profesionales?, y es que como aseguró, en esta ocasión, Ignacio Alamillo, ?el ciudadano está ?activado electrónicamente?, sus expectativas han cambiado y eso ya es realidad?. ?A medida que el ciudadano va evolucionando electrónicamente, se convierte en un actor y se identifica con una tarjeta sanitaria.
El doctor Casado insiste en trabajar al máximo con instituciones y organizaciones que avalen toda la información inmensa que existe al alcance de los profesionales y de la población, y que tenga una capacidad de filtro para separar lo que tiene calidad de lo que no. Eso debe ayudar a un adecuado registro y a la proximidad entre niveles asistenciales.
Mientras, el doctor José María Vergeles opina que los ciudadanos no son más autónomos porque tengan un exceso de información ?sin tamizar?, lo que, a su juicio, supone un problema, porque tienen que aprender a deglutir esa información a la que se tiene acceso, algo que considera no está de momento solucionado.
Por otra parte, considera que para que el sistema sea interoperable con respecto a los ciudadanos es preciso pasar de un sistema como es el de la tarjeta sanitaria a otro sistema de información de base poblacional federado y realizado entre el Ministerio de Sanidad y las Consejerías competentes de este ramo.
El término que aporta Joan Camps, al respecto, es el de autonomía del paciente. ?Si no tiene un chip con una firma electrónica, con el que el paciente pueda decidir y depositar en su médico, a través de este mecanismo, una parte de su historia clínica, o al farmacéutico. El paciente tiene que poder decidir qué parte de su historia farmacológica quiere enseñar o mostrar, y esto sólo se consigue con una evolución de la tarjeta. Con el certificado electrónico del paciente y del médico, podría quedar resueltos tanto la seguridad como el acceso?.
La tarea de las Administraciones
De ahí, se pasa al último aspecto abordado en el debate, relativo a la Administración. Cuestiones como ¿es la Administración el garante de la E-Health a nivel general? ¿es el único garante? ¿ha de ser el impulsor?¿ha de asumir el coste económico que facilita muchas veces que las cosas avancen? fueron puestas encima de la mesa por el moderador, doctor Gutiérrez.
Como opina Zaida Sanpedro, ?las Administraciones tenemos que reconocer, porque no hay otra forma de hacerlo, que, puesto que estamos planteando una parte de transformación en modelos de prestación de servicio, en modelos de gestión, hay que plantearse un nuevo modelo de cómo las tecnologías van a impactar tanto a corto como a medio plazo. Aquí las Administraciones debemos que coincidir todos, independientemente de cuestiones políticas, en que es una oportunidad y una apuesta por el bien de la Sanidad española en su conjunto?.
Como recordó, por su parte, Juan Jurado, ?la Administración tiene una responsabilidad bastante importante en ofrecer las mejores herramientas y en que todo funcione correctamente. En relación a las inversiones, consideró que no es tan importante la cantidad como que éstas se hagan correctamente?.
?El uso y abuso de los servicios, a veces, viene dado por la ignorancia sobre el sistema y sobre las prestaciones?, tal como indicó Joan Camps. En estos casos, dijo, ?la Administración no puede ser la única responsable de la formación y adecuación de los profesionales. En este sentido, tenemos que colaborar estrechamente con las Administraciones, las corporaciones profesionales, y al ciudadano hay que educarle entre todos, y uno de ellos es el médico?.
Las Administraciones, como opinó Alamillo, ?tienen una parte de responsabilidad de ser catalizadores de la activación electrónica del ciudadano y tienen un ámbito de responsabilidad en cuanto al coste económico de todo este proceso?. No obstante, como puntualiza, ?la responsabilidad es de todos?.
Las TIC aplicadas a la salud tienen que mejorar la relación médico-paciente, la agilización de servicios, la equidistancia y la equidad. Ello exige nuevos roles profesionales, ?aunque se siga siendo médico habrá que serlo cualificado de otra manera, nuevos modelos de organización y nuevos planes de formación, porque va ligado lo uno con lo otro. Lo considero un reto claro para la Administración pública, pero también un reto claro para las instituciones privadas, para las empresas y también para las Universidades?, concluyó Tomás Casado.