Los problemas de sueño infantil no sólo afectan por la noche, según han advertido miembros de las Sociedades de Pediatría de Atención Primaria, sino que generan en muchos casos alteraciones en el comportamiento de los menores y también en el de sus padres, en el aprendizaje, además de incrementar el riesgo de accidentes y efectos negativos sobre el crecimiento y desarrollo
Madrid, 13 de mayo 2009 (medicosypacientes.com)
De izqda. a dcha.: Dr. Ramón Ugarte, coordinador del Grupo
de Trastorno del sueño de la AEPap y Dr. Gonzalo Pin,
coordinador del Grupo de Trastorno del sueño de la SEPEAP
Expertos en trastornos del sueño en niños han insistido en la necesidad de mejorar la información a las familias y a los adolescentes respecto a hábitos que favorezcan un sueño de más calidad y cantidad. Así, miembros de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria (SEPEAP) y de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) han decidido emprender una campaña informativa conjunta, partiendo de la premisa de que los trastornos del sueño, realmente, no es un problema de noche, sino de día con sus consecuencias en la salud, tanto en lo referente a lo cognitivo-conductual como en la forma física de los niños y de sus padres. No en vano, y como se ha expuesto en rueda de prensa celebrada en la sede de la Organización Médica Colegial (OMC), los padres pueden llegar a perder hasta 700 horas de sueño durante el primer año de vida de un bebé.
Los pediatras de Atención Primaria han hecho especial hincapié en una serie de datos extraídos de un estudio realizado en la Comunidad Valenciana del que se desprende, por ejemplo, que el 13 por ciento de los escolares se duermen en clase, que hay un 10,7 por ciento de niños menores de 4 años con insomnio; que al cabo de los tres años un 47 por ciento duerme todavía en la habitación de sus padres; y que alrededor del 50 por ciento de los niños duermen acompañados de un objeto. Éstos son sólo algunos datos que demuestran que el sueño en los niños y adolescentes es un proceso complejo en el que intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales. Además, en él pueden influir elementos de vulnerabilidad en la vida cotidiana tales como: estimulación luminosa artificial, obstáculos para el contacto y apego con los padres, y horarios sociales, principalmente escolares, que entran en colisión con sus necesidades biológicas.
La frecuencia de los trastornos del sueño en los niños y adolescentes españoles es alta, de manera que ?una cuarta parte de ellos, de forma aguda o crónica, pueden verse afectados?, tal como ha señalado el doctor Ramón Ugarte, coordinador del Grupo de Trastorno del sueño de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
De hecho, como se ha comentado, se ha observado un aumento de las quejas de los padres con respecto al insomnio. Un 20 por ciento de los padres se quejan de que sus hijos menores de tres años o bien padecen insomnio o tienen serias dificultades para conciliar el sueño, o se despiertan muchas veces.
Por su parte, el doctor Gonzalo Pin, coordinador del Grupo de Trastorno del sueño de la SEPEAP, ha explicado que ?el pediatra de AP es el profesional de la salud, junto con la enfermería pediátrica, que mejor conoce al niño, al adolescente y a su familia; y es en este contexto donde se pueden detectar, tratar o derivar los problemas de sueño, y lo que resulta más importante, donde se pueden establecer pautas para evitar en buena medida estos problemas?.
Recomendaciones para una buena higiene del sueño
Todas estas alteraciones se podrían prevenir y solventar enseñando a los menores «la importancia de mantener buenos hábitos y buena higiene del sueño».
En los niños, la clave está en establecer rutinas a la hora de acostarse, en enseñarles a ?desactivarse?, teniendo en cuenta que necesitan en torno a media hora para conciliar el sueño. Asimismo, hay que tener en cuenta los denominados ‘objetos de transición’ –como peluches o mantas–, que facilitan al menor la asociación del entorno al sueño y en definitiva, fomentar su capacidad de dormir y mantener el sueño de forma autónoma.
En el caso de los adolescentes, conviene tratar de mantener una disciplina respecto al sueño, evitando, por ejemplo, instalar televisores en las habitaciones y restringiendo el uso de los ordenadores y el móvil cuando es hora de ir a dormir.
Finalmente, conviene descartar el uso de fármacos frente al insomnio en estas etapas de la vida, ya que como han coincidido en señalar estos pediatras, resulta más eficaz ?formentar la prevención con estilos de vida saludable, un entorno favorable, una correcta y sana alimentación, y la práctica frecuente de ejercicio físico?.