La Asociación Española de Pediatría (AEP) recuerda que una estrategia esencial de prevención de ahogamientos es la supervisión del niño que se encuentre próximo a cualquier entorno acuático, “entendiendo como vigilancia adecuada cuando la distancia al menor es inferior a la longitud del brazo del cuidador, es decir, tenerlos al alcance”
Madrid, 26 de junio de 2015 (medicosypacientes.com/EP)
La AEP indica que en Europa, el ahogamiento es la segunda causa de muerte accidental, después de los siniestros de tráfico, en menores de 19 años, y añadió que en España el problema representa el 13% de la mortalidad infantil por lesiones.
Para evitar ahogamientos, los pediatras consideran que lo mejor es contar con un socorrista en las playas y piscinas, si bien advierten de que no por ello se debe dejar de vigilar a los niños.
Otra estrategia de prevención que “se ha mostrado efectiva” para disminuir las tasas de ahogamientos según la AEP es que los niños aprendan a nadar, “sobre todo a partir de los cuatro años”, aunque, avisan, “no proporciona protección completa, ni implica que el menor esté a salvo en un entorno acuático natural”.
Además, estos especialistas recomiendan el cercado completo de la piscina, a lo largo de todo el perímetro, y que sea lo suficientemente alto para que no se pueda trepar y sí permitir la visión del entorno.
Del mismo modo, aconsejan el uso de dispositivos personales de flotación cuando se navegue en cualquier embarcación de recreo e incluso para cuando los más pequeños estén cerca del agua. En este punto, son partidarios de optar por los chalecos salvavidas y evitar el uso de flotadores que se puedan deshinchar.
Asimismo, proponen el entrenamiento en maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP) tanto para padres como para adolescentes y niños mayores, ya que “la protección cervical adecuada, el tiempo transcurrido desde el ahogamiento y la aplicación precoz de medidas de RCP por personal entrenado resultan cruciales para mejorar el pronóstico en un ahogamiento”.
“Sencillas medidas”
Los pediatras recuerdan también algunas “sencillas medidas” que pueden evitar lesiones y accidentes como vaciar cualquier recipiente con agua después de su uso (por ejemplo los cubos de la fregona), ya que en el caso de niños pequeños, aseguran, el ahogamiento puede ocurrir con tan poca cantidad de agua (dos centímetros en el fondo de un cubo, una bañera, una piscina portátil o un pozo), y evitar situaciones de distracción mientras los pequeños están dentro o alrededor del agua como hablar por el móvil.
En cuanto a los adolescentes, señalan que el 25% de los casos de muerte por ahogamiento está asociado al consumo de alcohol, y recuerdan que las malas zambullidas en el agua causan el 70% de las lesiones medulares registradas en España.
Finalmente, los pediatras solicitan el desarrollo de estándares europeos para las piscinas públicas que incluyan la señalización del nivel de profundidad del agua, además de otros aspectos como bordes de escalones coloreados, equipos de salvamento y tapas en orificios de succión, e implementar el uso de señales y símbolos de seguridad estandarizados como por ejemplo el referido a la prohibición de tirarse de cabeza.