?Diagnosticar de trastorno bipolar a personas que en realidad tienen un TLP alienta a los pacientes y a sus familias a tener esperanzas poco realistas sobre lo que la medicación puede hacer, y desvía los esfuerzos terapéuticos de otras intervenciones psicosociales que a menudo pueden constituir una diferencia notable?, según la Dra. Serrano Raya
Valencia, 26 de mayo 2009 (medicosypacientes.com)
Para la Dra. Marisa Serrano Raya, de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria, del Hospital Universitario La Fe (Valencia), ?la evidencia existente es insuficiente para mantener el concepto de que el Trastorno Límite de Personalidad (TLP) cae dentro del espectro bipolar?.
En una conferencia organizada por la Asociación Valenciana de Trastorno Bipolar (AVTB), la Dra. Serrano ha explicado que la propuesta de que el TLP pueda incluirse dentro del espectro bipolar depende de la presunción de que la inestabilidad afectiva se desarrolla a través del mismo mecanismo en ambas categorías diagnósticas, pero que existen diferencias importantes en la fenomenología, historia familiar, curso longitudinal y respuesta al tratamiento entre Trastorno Bipolar (TB) y TLP y además los hallazgos de los estudios de comorbilidad ?son equívocos?. Así, se refiere por ejemplo a los resultados del estudio a largo plazo de Gunderson, según los cuales los TLP y el bipolar ?habitualmente no coexisten?.
La Dra. Serrano afirma que es importante reconocer el diagnóstico de TLP de cara al pronóstico y al tratamiento de este problema: ?diagnosticar de trastorno bipolar a personas que en realidad tienen un TLP alienta a los pacientes y a sus familias a tener esperanzas poco realistas sobre lo que la medicación puede hacer, y desvía los esfuerzos terapéuticos de otras intervenciones psicosociales que a menudo pueden constituir una diferencia notable?.
En psiquiatría, la distinción entre los trastornos de personalidad y del ánimo ha sido siempre un asunto polémico. Es particularmente controvertido definir la frontera entre el TB y el TLP, más aún cuando muchos autores dudan de la existencia del diagnóstico «borderline».
Según ha explicado la Dra. Serrano, en pacientes con inestabilidad afectiva e impulsividad, a menudo es difícil determinar si estos síntomas ocurren dentro del contexto de episodios concretos, si representan un patrón estable de funcionamiento o son una combinación de ambos. En consecuencia son difíciles de clasificar los pacientes que tienen comportamientos de mala adaptación social persistente e inestable y además síntomas afectivos intermitentes. También puede ser problemático hacer un diagnóstico en evaluaciones transversales, porque los pacientes con ambos trastornos pueden presentar síntomas similares en un momento dado.
En el pasado, la patología límite se ha visto como una variante de la psicosis, de la depresión o del trastorno por estrés postraumático, pero hay diferencias importantes entre todas estas condiciones y el TLP. Algunos autores sugieren que muchos pacientes diagnosticados como TLP son mejor descritos como TB, que la clasificación bipolar es demasiado reducida, o que el TLP debería ser considerado como una variante de los trastornos afectivos. Otros presentan evidencia que confirma al TLP como un constructor válido. Sin embargo en opinión de esta especialista, parece haber suficiente evidencia para considerar que el TLP sea un diagnóstico válido. Por consiguiente, para evitar errores de diagnóstico en pacientes que presenten inestabilidad afectiva e impulsividad, es esencial una historia longitudinal detallada.
Varios diagnósticos diferentes a lo largo de su vida
?Dados los borrosos límites que el TLP mantiene con otros diagnósticos, y la gran cantidad de síntomas que con frecuencia comparte con otros trastornos psiquiátricos, es frecuente la confusión. Por ello, no es de extrañar que las personas con este problema reciban varios diagnósticos diferentes a lo largo de su vida?, afirma la Dra. Serrano.
El TLP, también denominado trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad o trastorno borderline, tiene sus orígenes en las observaciones clínicas de Adolf Stern cuando en 1938 identificó un subgrupo de pacientes que no encajaban en los límites habituales de la psicoterapia ni en el sistema clasificatorio vigente de la época, centrado en la división entre psicosis/neurosis.