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La vida de un cirujano español en Arabia Saudita

 

El Dr. Joaquín – Salvelio Picazo, excirujano del Servicio Nacional de Salud español, relata para “médicosypacientes” su proceso de emigración a Arabia Saudita desde que comenzara a pensar en la idea de trabajar fuera de nuestro país hasta la cotidianidad actual de su vida laboral y personal en el país árabe

 

Madrid, 21 de mayo de 2015 (medicosypacientes.com/A.G.)

Con este testimonio, el Dr. Picazo, médico y padre de futuro médico, quiere ser de utilidad  para aquellos colegas que por diferentes razones estén valorando la opción de trabajar fuera de España, alternativa que ofrece la Oficina de Promoción de Empleo Médico (OPEM) de la Fundación para la Protección Social de la OMC, la cual trabaja, desde hace más de un año, en la gestión de miles de ofertas de trabajo con condiciones garantizadas para médicos españoles en el extranjero.

El Dr. Picazo, que llevaba 20 años trabajando en España dentro del sistema público, de los cuales,  los últimos nueve como Jefe de Sección de Cirugía, es actualmente  Consultant General Surgeon en Al Takhassusi Hospital de Riyadh, un gran cambio en su vida personal y profesional, que según afirma, “se ha visto facilitada por el estado de la sanidad en nuestro país”.

Destaca la buena valoración que existe en aquel país de los médicos españoles  y reconoce tener una “sensación profesional muy buena” y una menor carga de trabajo respecto a la que soportaba en España y califica su experiencia allí como “irrepetible”.

¿Cuándo nace la idea de trabajar en Arabia Saudita?

De casualidad, hablando con algunos compañeros me dieron los datos de una empresa que estaba preparando un proceso de selección de médicos para trabajar en Riyadh, y que estaba validada por la Oficina de Promoción de Empleo Médico (OPEM). Al principio no lo tomé muy en serio, pero conforme avanzaba el proceso, fuimos negociando las condiciones hasta que finalmente la oferta se hizo irrenunciable. Es posible que la decisión de pasar un tiempo fuera de España se viera en parte facilitada por el estado de la sanidad en nuestro país; en mi caso, llevaba 20 años trabajando de forma ininterrumpida en la sanidad pública, los últimos 9 como Jefe de Sección de Cirugía, y quizá era el momento de cambiar de aires. De todos modos, desde hace algunos años sabíamos de colegas que habían decidido marcharse al Golfo Pérsico y Oriente Medio y que estaban satisfechos. Así que, cuando apareció esta oportunidad, no nos cogió por sorpresa. Eso sí, tuvimos que considerar muchos pros y contras durante varios meses hasta tomar la decisión de alejarnos de nuestra casa, familia y amigos durante 2 años.

¿Cómo vivió el proceso de selección y los trámites administrativos?

El proceso de selección fue relativamente sencillo. Después de una primera criba basada en el curriculum, tuvimos que pasar dos entrevistas en inglés, una primera telefónica y, los seleccionados, otra entrevista personal (en mi caso, en Madrid) con delegados de la compañía saudí. Al finalizar ésta, entregaron la primera oferta a los candidatos seleccionados, oferta sobre la cual podíamos negociar. Todo este proceso llevó unos 3 meses.

Una vez aceptada la oferta de trabajo, comienza la parte documental. Hay que aportar todo tipo de certificados (títulos académicos, penales, matrimonio, colegio de médicos, certificado médico), todos ellos traducidos al árabe y sellados en diversos organismos oficiales. Desde el punto de vista burocrático, el proceso es algo complejo, por lo que es casi imprescindible la colaboración de una empresa que conozca los entresijos de las embajadas, certificados, traducciones, visados y demás requisitos. En mi caso, dicha empresa fue Pharmarecs, dirigida por Javier Madrid y validada por OPEM.

Una vez resueltos los temas administrativos (para entrar en Arabia Saudita es necesario tener un padrino o “sponsor”, en este caso, el hospital que te contrata), y tras obtener el visado correspondiente, tan sólo queda decidir la fecha de incorporación.

¿Qué problemas surgen cuando se llega a un país tan diferente a España?

Las restricciones en la entrada y salida del país, la necesidad de tener un permiso de residencia (Iqama), y la lentitud de una excesiva burocratización, hacen que las primeras semanas sean algo difíciles. Una vez conseguida la Iqama, uno puede abrir una cuenta bancaria, obtener el permiso de conducción, alquilar un coche, comprar un router, etc, con lo que la vida empieza a normalizarse.

¿Cómo es la vida profesional de un doctor español en Riyadh?

Aquí también existen dos sistemas sanitarios, el público y el privado. El funcionamiento no es muy distinto al nuestro. Muchos de los compañeros son también expatriados, lo que resulta muy interesante a la hora de intercambiar experiencias entre nosotros.

Después de 4 meses, puedo decir que la sensación profesional es muy buena. Obviamente, al igual que sucede en España, las cosas pueden ser muy distintas dependiendo del hospital y del departamento donde trabajes, pero creo que, en general, los españoles estamos bien considerados. Nuestro nivel formativo es perfectamente válido, tenemos fama de buen trato y alto nivel de responsabilidad. La mayoría de las enfermeras son expatriadas (mayoritariamente filipinas), enormemente trabajadoras y colaboradoras, lo que hace muy llevadero nuestro día a día. En la consulta siempre se dispone de un traductor inglés-árabe para comunicarnos con los pacientes.

Una vez que te habitúas a hablar en otro idioma, el trabajo es similar al de cualquier país occidental: una medicina cada vez más basada en pruebas, participación activa del paciente en la toma de decisiones, consentimiento informado, y en ocasiones, medicina defensiva, en un sistema sanitario provisto de los recursos materiales habituales.

En cuanto a la carga de trabajo, ésta no es excesiva, al menos es menor que la que yo soportaba en España. Pero esto también depende del tipo de contrato que tengas; si tu contrato es como “consultant” (lo suelen ofrecer si tienes ya una cierta experiencia, en especialidades quirúrgicas unos 10 años) la vida es mucho más tranquila que si te contratan como “specialist” (éstos son los que hacen guardias de presencia, atienden la urgencia, se encargan de aspectos burocráticos y cobran menos).

¿Es fácil adaptarse a la cultura y tradiciones de vida de Arabia Saudita?

Arabia Saudita es un país singular. Es el “guardián espiritual” del islam. Por ello, hay que tener claro dónde estamos. Como en todo país musulmán, está prohibido el alcohol y el cerdo. No existen cafeterías al uso, cines ni discotecas. Eso sí, hay multitud de restaurantes de todo tipo, centros comerciales, supermercados y tiendas de ropa, oro, joyas, coches, etc, por doquier.

En Arabia Saudita las mujeres deben llevar el cuerpo cubierto con una “abaya” (una túnica negra) en todos los lugares públicos, aunque no es imprescindible llevar velo. El trato a los expatriados es muy bueno, incluso diría excelente. En esta ciudad de 6 millones de habitantes, se calcula que más de 1,5 millones somos expatriados. Los saudíes están acostumbrados a vivir con nosotros.

En general, los expatriados vivimos en lugares específicos para nosotros. Uno de ellos son los llamados “compounds”. Son a modo de urbanizaciones, de diverso tamaño, que suelen contar con piscina, gimnasio, en ocasiones tiendas, peluquería, sauna, etc, en los que parece que estás en España. Otra opción es vivir en un apartamento, generalmente en el Diplomatic Quarter (el barrio en el que se ubican la mayoría de embajadas), el cual tiene la ventaja de que no es preciso llevar abaya por la calle, se puede ir incluso en pantalón corto.

En Riyadh hay de todo. Puedes encontrar casi todas las tiendas que frecuentamos en España. Los supermercados disponen de una amplia oferta de alimentos, adaptada a todo tipo de consumidores. Es importante saber que todos los establecimientos cierran durante las oraciones diarias: una media hora, 5 veces al día. Hay que aprender  organizarse si no quieres perder mucho tiempo.

Por otro lado, los españoles solemos hacer causa común mediante grupos y foros en las redes sociales, para organizar eventos (fiestas, comidas, barbacoas, clases de cocina, actividades deportivas, excursiones al desierto, etc), con el fin de compensar en lo posible la ausencia de actividades lúdicas y de recreo. Si estás en familia, en mi opinión la vida es bastante más llevadera, ya que, por ejemplo, hay lugares en los que los hombres solos no pueden entrar.

En resumen, es un país duro, distinto, al que fundamentalmente se viene a ganar dinero. Pero al mismo tiempo, te permite trabajar sin un estrés excesivo, reflexionar, ver muchas cosas desde la distancia y reforzar enormemente los vínculos familiares y de amistad. En definitiva, una experiencia vital irrepetible.

 

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