La recertificación no trata de “examinar” a los médicos sino de renovar sus competencias específicas que garantizan la cualificación para el ejercicio profesional, algo que entrará en vigor en 2017, según marca la Directiva Europea de Cualificaciones Profesionales
Madrid, 25 de septiembre 2015 (medicosypacientes.com/T.A)
Colegios Profesionales, Sociedades Científicas médicas, Comisión Nacional de Especialidades de Ciencias de la Salud, Administraciones central y autonómica, partes todas implicadas en el proceso de Recertificación a los médicos, buscan consensos sobre cómo para llevar a cabo este sistema de evaluación.
Así se evidenció en la Jornada “Recertificar a los médicos”, organizada por la Organización Médica Colegial (OMC), la Federación de Asociaciones Científico Médicas (FACME), el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI) y la Sociedad Española de Educación Médica (SEDEM), celebrada el 23 y 24 de septiembre, dentro del marco de la Escuela de Salud Pública de Menorca.
Todas las partes implicadas dieron su visión de la recertificación en una mesa redonda moderada por el Dr. Amando Martín Zurro, vicepresidente de la Fundación Educación Médica (FEM), en la que participaron: el Dr. Serafin Romero, vicepresidente de la Organización Médica Colegial (OMC); Dra. Pilar Garrido, presidenta de la Comisión Naciona de Especialidades de Ciencias de la Salud (CNECS); Roma Millán, de la Dirección General de Planificació i Recerca de Salut de la Generalitat de Catalunya; y Luis Pallarés, de la Dirección General de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI).
El Dr. Martín Zurro centró el debate sobre la recertificación, un “proceso periódico para renovar una credencial conseguida, que garantiza la cualificación para el ejercicio profesional, habitualmente atribuida a la renovación de las competencias específicas de una especialidad médica”. El moderador manifestó que con este proceso “no se trata de examinar a nadie, sino ayudar a los médicos y reforzarles ante sus colegas y ante la sociedad”.
Expresó su confianza en la preparación de los profesionales para afrontar este proceso “que no es nada fácil” y a su “capacidad de flexibilidad para adaptarse a esta situación”, desde el consenso y “atendiendo a las aportaciones de los expertos”
El Dr. Romero inició su intervención haciendo alusión al papel de los colegios de médicos en el proceso de recertificación que responde, según explicó, a lo que recoge la legislación española en la Constitución, la Ley de Colegios Profesionales y la Ley de Ordenación de la Profesiones Sanitarias que establece que los profesionales sanitarios “realizarán a lo largo de su vida una formación continuada y acreditarán regularmente sus competencias profesionales” como garantía para el ciudadano.
Los Estatutos de la OMC que hacen referencia a las actividades formativas de los colegios de médicos, el Código de Deontología, la directiva europea de Cualificaciones Profesionales y ahorra el camino marcado por la OMC con la puesta en escena de un profesionalismo renovado son, según el Dr. Romero, “motivos suficientes de ese protagonismo especial de los colegios”, a lo que se suma ahora la puesta en marcha de la Validación Periódica de la Colegiación que supone una renovación de la credencial del ejercicio profesional para garantizar a los ciudadanos una asistencia de calidad. Explicó que la VPC certifica, por periodos de 6 años, la buena praxis, la vida laboral del médico y su aptitud psicofísica, tres elementos obligatorios, además de uno opcional que es el bagaje formativo, algo que “entronca con el Desarrollo Profesional que están llevando a cabo las sociedades científicas”.
Para el vicepresidente de la OMC, vamos hacia una regulación compartida y resaltó las “necesarias alianzas” que se han establecido en los últimos años entre las más importantes organizaciones médicas a través del Foro de la Profesión Médica y lo que han supuesto para llevar a cabo la VPC los acuerdos de la OMC con sociedades como las Sociedades Españolas de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) y las Sociedades de Atención Primaria.
Tras señalar como reto importante de la recertificación la “confiabilidad en nosotros mismos, en nuestros compañeros y en las Administraciones”, la calificó de “oportunidad” para legitimar el papel de los colegios y de las sociedades científicas y para “mantener el liderazgo en el reconocimiento social” que tiene la profesión médica, así como para sentar las bases del reconocimiento efectivo del esfuerzo del médico individual, por lo que consideró que la VPC y el DPC debe traducirse en “oportunidades superiores e incentivos de diversas índole”. “Si las Administraciones no son capaces de aprovechar este empuje, o ahora o nunca”, añadió.
La Dra. Pilar Garrido, presidente de la CNECS, manifestó que después de más de 20 años intentando llevar a cabo este proyecto, es “el momento idóneo” porque existe “alineamiento de voluntades” y “liderazgo” de las organizaciones para llevarlo a cabo, a pesar de la que complejidad que implica la descentralización del Estado. Por ello, abogó por un liderazgo de las Administraciones para que se haga “un solo modelo, no tantos como especialidades”.
Consideró que hay mucha voluntad de trabajar, pero a distintas velocidades y que el reto para lograrlo es de “generosidad compartida” y avanzar en evaluación de competencias y recertificación para todas las especialidades, con metodologías compatibles con actividades de Formación Médica Continuada y en sintonía con criterios de recertificación, en línea con los modelos europeos.
La Dra. Garrido resaltó que “la cultura de la evaluación está calando en la formación”, algo muy importante ante la desconfianza que esto provoca en los propios asociados. Defendió que este proceso sea de obligado cumplimiento y que “se ponga sobre la mesa la financiación”, fundamental para la credibilidad, la transparencia y la independencia.
El representante de la Generalitat Roman Millan, en línea con lo que hacen países anglosajones, defendió que la recertificación debería ser como especie de “cortes transversales en el Desarrollo Profesional continúo para comprobar las competencias de los profesionales”.
Describió cinco grandes ámbitos para medir esas competencias: la Formación Médica Continuada, un sistema de acreditación solido de créditos homologables en todo el país en el que esté separado el que forma del que acredita; establecer una forma de acreditación para la docencia e investigación que está poco desarrollado; una mejora profesional que pasa por el aprendizaje; una evaluación de conocimientos y habilidades con exámenes prácticos y pruebas en situaciones simuladas, y, finalmente, más profesionalismo y ser más proactivos en procesos de evaluación con sistema como 360º.
Propuso la creación de una Agencia de Evaluación independiente, con un consejo de administración del que formen parte colegios y sociedades científicas, pero no la Administración “a pesar de que esto aquí, esto no es posible” y recomendó en esta tarea “ir con cautela, no ser arbitrarios y buscar consenso”.
Finalmente, Luis Pallares habló, en primer lugar, del problema que supone la confusión de conceptos entre Desarrollo Profesional Continuo (todo el continuo formativo del médico para la mejora de la competencia), el Desarrollo Profesional (etapa de desarrollo profesional) y la Carrera Profesional (derecho de los profesionales a progresar de forma individualizada) y señaló la complejidad de este proceso de recertificación por “la visión y perspectivas diferentes”.
Destacó la necesidad de marcar objetivos, entre ellos, regular el Desarrollo Profesional del médico, un marco de referencia común en todo el SNS y que sea asimilable a procesos internacionales, así como fijar las “reglas del juego” de este proceso que debería ser voluntario, no sancionable, valido en todo el SNS, caducable cada seis años y aplicable al médico asistencial.
Hizo referencia también a principios de evaluación como que el profesional no debería ser evaluado con un solo elemento, que haya un sistema de evaluación para cada nivel competencial, mínimo para cada nivel y que los valores del profesionalismo sean puntuables. Sobre los protagonistas para llevarlo a cabo ?instituciones colegiales, Administraciones, sociedades científicas, unidades de Formación Continuada autonómicas, instituciones y centros- dijo que “hay que buscar líderes en el sistema que apuesten por la puesta en marcha de este proceso”, que “las diferencias nos van a dar la fortaleza para sacar esto adelante” y que hay que “buscar sinergias con todos los implicados” para conseguirlo.