La prevención de la inactividad física es fundamental en el curso de la enfermedad de Alzheimer que afecta al 35 por ciento de los mayores de 85 años. Los pacientes afectados que presentan una forma física pobre tiienen riesgo de sufrir un mayor deterioro cognitivo, según miembros del Instituto de Rehabilitación Neurológica NeuroMadrid
Madrid, 28 de noviembre 2014 (medicosypacientes.com/E.P.)
La prevención de la inactividad física es fundamental en el curso de la enfermedad de Alzheimer que afecta al 35 por ciento de los mayores de 85 años. Los pacientes afectados que presentan una forma física pobre tiienen riesgo de sufrir un mayor deterioro cognitivo, según miembros del Instituto de Rehabilitación Neurológica NeuroMadrid. En este sentido, más de un centenar de estudios demuestran su beneficio tanto en las áreas motoras, como en el equilibrio, en la disminución de depresión, en mejoras en el rendimiento cognitivo, la calidad de vida y en la autonomía al realizar actividades de la vida diaria.
Al respecto, el director médico de este Instituto, Dr. Luis Gangoiti, ha indicado que la realización de programas activos, estructurados, bien definidos e interdisciplinares se demuestra especialmente efectiva en las fases leve y moderada de la enfermedad, mientras que en la fase avanzada son “más recomendables” los programas asistidos.
Además, ha recordado que desde 2007 la literatura científica demuestra que llevar a cabo un programa completo de ejercicios es más eficaz que caminar, y andar es mejor que mantener una conversación.
“El tipo de ejercicios desarrollados se engloba en un programa interdisciplinar que debe incluir una valoración médica especializada y tratamiento con fisioterapia, terapia ocupacional y educación familiar, combinando de modo individual ejercicios aeróbicos, de fuerza, equilibrio y flexibilidad con un programa de estimulación cognitiva a cargo de neuropsicólogos expertos”, según ha señalado.
Por otra parte, el experto ha afirmado que para el paciente y su familia, el diagnóstico de la enfermedad siempre es “terrible” y muchas veces deja a los pacientes sin respuesta con una actitud de no hay nada que hacer
“Se ha de insistir en la existencia de posibilidades de recuperación funcional, que dependen más que de la severidad del deterioro cognitivo, del diagnóstico precoz y, por tanto, del tiempo de evolución de la inmovilidad”, ha recalcado.
Finalmente, hace hincapié en que el objetivo esencial es ayudar al paciente a que se mantenga lo más independiente durante el mayor tiempo posible. Para ello, los especialistas recomiendan realizar una rutina de ejercicios diaria, asegurando que haya muchos objetos familiares en el entorno, con especial dedicación a la seguridad del paciente y a la correcta nutrición e hidratación.