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La participación del médico en el dopaje deportivo atenta contra los principios básicos de la deontología médica

Detrás del dopaje deportivo siempre hay una actuación médica que repercute en el comportamiento de los profesionales de la Medicina que la llevan a cabo. De ahí que la participación del médico en el dopaje deportivo se considere un «atentado contra los principios básicos de la deontología médica», según se puso de manifiesto en la sesión correspondiente de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Facultad de Medicina de Zaragoza, celebrada el pasado martes 9 de abril

Zaragoza, 11 de abril 2013 (medicosypacientes.com)

Detrás del dopaje deportivo siempre hay una actuación médica que repercute en el comportamiento de los profesionales de la Medicina que la llevan a cabo. De ahí que la participación del médico en el dopaje deportivo se considere un «atentado contra los principios básicos de la deontología médica», según se puso de manifiesto en la sesión correspondiente de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Facultad de Medicina de Zaragoza, celebrada el pasado martes 9 de abril, en la sede del Colegio de Médicos.

Bajo el título «Dopaje deportivo y ética médica»  expertos de diversos campos analizaron  la situación actual y el papel de la ética médica ante estos casos cuando hay médicos implicados y qué trato deberían recibir estos profesionales como defraudadores de la sociedad. La sesión fue presentada por el presidente del Colegio de Médicos de Zaragoza, el doctor Enrique de la Figuera, quien agradeció el interés mostrado por el acto que registró un aforo completo, y destacó la importancia social que rodean a estas cuestiones.

El conductor del acto, el doctor Rogelio Altisent, director académico de la Cátedra, introdujo el tema, refiriéndose al dopaje como un grave problema social que, a su juicio, se mueve entre la ética médica y la ética del deporte. Desde el plano de la ética médica -según indicó- uno de los aspectos que más preocupan es el daño que pueden ocasionar al deportista las sustancias que mejoran el rendimiento, se consuman o no en un escenario de competición.

Desde la vertiente de la ética médica también preocupa, como recordó Altisent, la integridad de los profesionales a la hora de cumplir la ley en este terreno. En este sentido, remarcó que los médicos «no podemos colaborar con el fraude y hemos de ser muy exigentes con la deontología médica».

En este contexto, el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), el doctor Juan José Rodríguez Sendín, que participó como ponente, centró su intervención en las aportaciones que desde la ética y la deontología médica se han venido haciendo en la lucha contra el dopaje y qué tipo de cambios puede introducir la profesión médica en este terreno.

Partiendo del gran fraude que supone el dopaje para mejorar la actividad deportiva, el doctor Rodríguez Sendín destacó la grave falta que cometen los médicos implicados en este tipo de actos al saltarse tanto el Código Deontológico, cuya actual versión, incluye artículos específicos dedicados al dopaje, como el compromiso social de ejemplaridad al que los profesionales han de estar adheridos. Y es que,  como lamentó, «detrás del dopaje siempre hay un médico o una serie de ellos que utilizando el prestigio de la profesión suministran sustancias o ayudan a disimular y a mentir a los deportistas que se quieren dopar para obtener un beneficio».

En este sentido, destacó que «el ánimo de lucro y las acciones de tipo mercantil o comercial, entendidas como la intención de incrementar el patrimonio o llevar a cabo una acción con el propósito de obtener un beneficio económico, son muy difíciles de compatibilizar con los valores y principios que nutren la profesión médica». «Porque todo lo que se circunscribe al ámbito del dopaje ?añadió- se interpreta como una corrupción clara de la práctica médica, entendida como el estado o consecuencia de aquello que no se debe hacer, o de no hacer aquello que se debe hacer».

Por su parte, el deportista que se somete a estas prácticas, como explicó el presidente de la OMC, se convierte en un objeto de explotación por parte del profesional al que se confía, arriesgando su vida sin disponer, en muchas ocasiones, de la información suficiente, al tiempo que lamentó que cada vez haya más casos no sólo entre los deportistas de competición sino también entre los amateurs.

Insistió, además, en que aunque sea una elección libre e informada, adoptada por parte del deportista, «es éticamente deplorable que médico se entregue a colaborar abiertamente en cualquiera de los casos. Aludió, en este sentido, al artículo 5.4 del actual Código Deontológico que habla de  «no dañar intencionadamente». «Los profesionales que hacen esto -prosiguió- saben que están generando un daño y poniendo en riesgo lo más importante, la vida de una persona. También, el Art. 61.1 del mismo Código dice que «no es aceptable deontológicamente contribuir de forma fraudulenta a la mejora del rendimiento del deportista», y queda claro que, incluso, en el caso de no perjudicar la salud.

Sin embargo, como criticó el doctor Rodríguez Sendín, las instituciones profesionales involucradas en la lucha contra el dopaje, entre las que se incluyen los Colegios de Médicos, «carecemos de la coordinación necesaria para tener conocimiento a tiempo de los casos en los que los médicos están infringiendo estas normas». La justicia no nos permite intervenir en momentos determinados de los procesos y cuando podemos intervenir, desgraciadamente, se han pasado los plazos para poder actuar eficazmente. Es un grave problema, realmente, que nos impide sancionar de forma ejemplarizante».

Finalmente, como receta para paliar este tipo de circunstancias, el presidente de la OMC recomendó la oposición rotunda del médico al dopaje e informar adecuadamente a los deportistas de los efectos perjudiciales, así como denunciar la situación en caso de que se tenga conocimiento de ello, ya que, de lo contrario, podría incurrir en una falta. Son actuaciones que, como indicó, hay que emprender tanto si se trata de deportistas de alta competición como de los federados o como de cualquier amateur.

El presidente de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE), el doctor Pedro Manonelles se centró en las principales características técnicas que rodean al dopaje deportivo no sin antes asociar éste con términos como «clandestinidad, mercado negro, tráfico de dinero,…». Subrayó que la protección de la salud es la base en la que se sustenta la lucha contra el dopaje.

El presidente de FEMEDE recordó algunas de las principales infracciones de las normas antidopaje, citando el uso o intento de uso de una sustancia prohibida o de un método prohibido; no someterse o negarse a someterse a una recogida de muestras; vulnerar la disponibilidad del deportista para realizar los tests fuera de la competición; y la administración o intento de administración de una sustancia prohibida o método prohibido a algún deportista o la asistencia, fomento, ayuda, incitación, encubrimiento o cualquier otro tipo de complicidad en relación con una infracción o intento de infracción, entre otras.

Durante su intervención se refirió a las sustancias y métodos prohibidos tanto en competición como fuera de ella, así como los efectos que pueden provocar para la salud.

En otro momento de su exposición explicó las principales pautas que se siguen en cuanto al control del dopaje en lo relativo a la elección del deportista, el lugar de realización de las pruebas, la elección del material, la obtención de muestras.

Por su parte, José Luis Terreros Blanco, subdirector general de Deporte y Salud del Consejo Superior de Deportes remarcó la importancia de la ética médica a la hora de utilizar fármacos destinados, en este caso, al dopaje.

Al respecto se detuvo en explicar el procedimiento para que una sustancia entre en las listas antidopaje, en base a tres criterios: uno, que se haya demostrado, claramente y con evidencia científica, que mejora el rendimiento deportivo; dos, que se haya demostrado con evidencia científica que sea peligroso para la salud; que infrinja lo que se denomina «espíritu del deporte», una serie de valores etéreos recogidos en el Código Mundial Antidopaje. Cuando una sustancia infringe dos de estas premisas se incluye en las listas antidopaje.

Por otra parte, recordó que hay una serie de controles que se les obliga a hacer a las Federaciones Deportivas en función del peligro que tenga un deporte concreto y de unos aspectos determinados, cuanto más importancia se les de a esos aspectos más controles antidopaje se realizan, a lo que se suma la cantidad de practicantes que tenga un deporte en sí.

En cuanto a novedades en materia legislativa se refirió al Proyecto de Ley Orgánica de protección de la salud del deportista y lucha contra el dopaje en la actividad deportiva, del 15 de marzo de este año, que tiene como finalidad establecer el nuevo marco jurídico integral de la acción de la Administración General del Estado en la protección de la salud de los deportistas, y contempla la creación de una Agencia Española de Protección a la Salud del Deportista. Asimismo, avanzó que se espera una nueva versión del Código Mundial Antidopaje para finales de este año. La última modificación del Código Mundial Antidopaje tuvo lugar en enero de 2009.

Finalmente, el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, el Dr. Javier Castillo, agradeció la participación de los ponentes y la calidad de sus exposiciones ante un tema que preocupa cada vez más a nivel social. Como concluyó al respecto, «la formación no sólo tiene que estar sustentada en conocimientos sino también en valores y el tema abordado en esta sesión es un claro ejemplo de ello».

La Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Facultad de Medicina de Zaragoza, está patrocinada por la Fundación del Colegio de Médicos de Zaragoza y la Organización Médica Colegial, tiene por objetivo crear un espacio de docencia y de investigación de perfil universitario, para abordar proyectos dirigidos al impulso del profesionalismo y la excelencia en el ejercicio de las profesiones sanitarias. Está dirigida a alumnos de grado, a médicos en formación especializada y a médicos senior y constituye un espacio de promoción académica del compromiso profesional con el paciente y con la sociedad.

 

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