La Organización Médica Colegial (OMC) lamenta la muerte del médico y misionero Manuel García Viejo que falleció ayer jueves en el Complejo Hospitalario La Paz-Carlos III de Madrid, víctima del virus del Ébola. El religioso de la Orden de San Juan de Dios fue repatriado el pasado lunes desde Sierra Leona a petición propia tras haber contraido esta enfermedad mortal. En las últimas horas había sufrido un empeoramiento como consecuencia de su delicado estado de salud
Madrid, 26 de septiembre 2014 (medicosypacientes.com/E.P.)
La Organización Médica Colegial (OMC) lamenta la muerte del médico y misionero Manuel García Viejo que falleció ayer jueves en el Complejo Hospitalario La Paz-Carlos III de Madrid, víctima del virus del Ébola. El religioso de la Orden de San Juan de Dios fue repatriado el pasado lunes desde Sierra Leona a petición propia tras haber contraido esta enfermedad mortal. En las últimas horas había sufrido un empeoramiento como consecuencia de su delicado estado de salud.
El religioso, de 69 años, trabajaba como director médico del Hospital San Juan de Dios en la ciudad de Lunsar y pertenecía desde hacía 52 años a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD). Asimismo, había dedicado los últimos 30 años de su vida a trabajar en África.
Tras su ingreso, se procedió a su motorización y se le ha realizó una extracción de sangre para el estudio de hemograma, bioquímica y coagulación. Desde entonces tratamiento “de soporte”, es decir, centrado en el control de los síntomas, al no haber un tratamiento específico para combatir el virus.
Una de las terapias experimentales que se han desarrollado en los últimos meses, el “Zmapp”, con el que se trató al religioso Miguel Pajares, también repatriado a España y fallecido el pasado mes de agosto, se encontraba agotada en todo el mundo, por lo que se estaban barajando otras alternativas terapéuticas para poder tratarlo.
Incinerado sin autopsia
Al sacerdote español no se le puedeha podido realizar una autopsia, debido a la elevada carga viral de los fluidos corporales, y que deben ser incinerados, como así lo establece el protocolo de actuación ante estos casos.
Además, en el procedimiento de actuación del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, el cual se consensuó con los responsables de alertas sanitarias de las comunidades autónomas y acordó en la Ponencia de Alertas en la cual participan los responsables de todas las autonomías, establece que los cadáveres de personas fallecidas por esta enfermedad debe limitarse a personal entrenado.
En el texto se señala, asimismo, que no se pueden realizar procedimientos de preparación del cuerpo del difunto, que el féretro debe permanecer sellado y que el traslado debe realizarse conforme al reglamento de la Policía Sanitaria Mortuoria.
Finalmente, el protocolo de actuación determina que los cadáveres de las personas fallecidas por el virus del ébola deben ser incineradas y sin embalsamar.
Según establece el decreto 124/1997 de Sanidad Morturoria de la Comunidad de Madrid, el féretro en el que ha sido introducido el cuerpo del sacerdote, al igual que el de Miguel Pajares, fallecido por esta causa el pasado mes de agosto, es especial con el fin de garantizar las medidas de seguridad.