Para los médicos del Deporte, la vía parenteral es un procedimiento terapéutico que no se puede suprimir y la descartan como vía de acceso a técnicas de dopaje, según se puso de manifiesto en un simposio organizado ayer por la Federación de Medicina del Deporte en colaboración con la Organización Médica Colegial. Su representante, el doctor Rodríguez Vicente, que abordó las cuestiones éticas y deontológicas asociadas al dopaje y al empleo de esta vía parenteral, aludió al paso dado por la OMC en este terreno al incorporar en su nuevo Código Deontológico un capítulo dedicado al dopaje deportivo y reiteró la postura de la institución ante la participación de los profesionales en este tipo de prácticas, consideradas como una «violación inequívoca de la ética médica»
Madrid, 21 de octubre 2011 (medicosypacientes.com)
Dres. Manonelles y Rodríguez
Vicente.
Para los médicos del Deporte, la vía parenteral es un procedimiento terapéutico que no se puede suprimir y la descartan como vía de acceso a técnicas de dopaje, ni que el médico la considere como tal, según se desprende de una reciente encuesta realizada por la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE). Dicha Federación ha considerado oportuno establecer un debate sobre si utilización de la vía parenteral en el deporte supone una puerta abierta al dopaje, a raíz de una normativa referente a la limitación del uso de la vía parenteral en el tratamiento de situaciones patológicas en deportistas, promovida por las organizaciones deportivas internacionales, Unión Ciclista Internacional (UCI) y Federación Internacional de Remo (FISA).
Se considera la vía parenteral como aquella que introduce el fármaco en el organismo gracias a la ruptura de la barrera mediante un mecanismo que habitualmente es una aguja hueca en su interior. Tiene la ventaja fundamental de que aporta el fármaco directamente a la circulación sistémica, salvo en algunas formas especiales que presenta casi características de la vía tópica. Este procedimiento es diariamente empleado en multitud de situaciones en forma de vía intradérmica, vía subcutánea, vía intramuscular, vía intravenosa, etc.
Bajo este contexto se celebró ayer jueves en la sede de la Organización Médica Colegial (OMC) un simposio, organizado por FEDEME en colaboración con la OMC sobre la utilización de este procedimiento en deportista, que contó con la participación de una serie de expertos que abordaron aspectos relacionados con esta cuestión que fue introducida por el presidente de la FEMEDE, el doctor Pedro Manonelles. Por parte de la OMC intervino el doctor José María Rodríguez Vicente quien expuso una serie de consideraciones éticas y deontológicas del uso de la vía parenteral en el deporte que, como indicó, son extrapolables a cualquier otro procedimiento de estas características que se emplee para el dopaje. El representante de la OMC partió de la premisa de que ?la conducta del dopaje choca con los principios básicos de la deontología, donde el mandato de no dañar ocupa un lugar preeminente?.
Consideraciones deontológicas
sobre dopaje y vía parenteral
El doctor Rodríguez Vicente,
durante su intervención.
De acuerdo con lo defendido en la Asociación Médica Mundial (AMM) a través de distintas declaraciones a lo largo de los últimos años ?El médico debe oponerse al uso de todo método que sea contrario a la ética profesional o que pueda ser dañino para el deportista o atleta que lo utilice?, como remarcó el doctor Rodríguez Vicente, quien reiteró que, por parte de la OMC, se considera la participación de los profesionales en la práctica del dopaje como ?una violación inequívoca de la ética médica?. Y, por ende, cualquier médico está obligado a denunciar ante las instancias colegiales cualquier conducta antiética que aprecie en sus colegas. Por otra parte, consideró, que ?por ética y deontología, el médico debe informar al deportista si está o no en condiciones de competir?.
Desde su punto de vista, una de las consecuencias del dopaje es la de menoscabar la función social inherente a la práctica deportiva. Por otra parte, la condena del dopaje como conducta antideontológica en el médico se agrava cuando estas prácticas van ligadas a la obtención de beneficios económicos desproporcionados.
Apoyado en uno de los comunicado de la Comisión Central de Deontología sobre esta temática, el doctor Rodríguez Vicente, aludió al papel de las Juntas Directivas de los Colegios de Médicos basado en la responsabilidad a la hora de perseguir el dopaje practicado por médicos, y en la solicitud a los organismos deportivos y a los médicos del deporte a que presenten las denuncias pertinentes ante los Colegios de Médicos.
Pero, sin duda, como destacó, uno de los pasos fundamentales en materia de ética y deontología en relación al dopaje lo ha dado la OMC con su último Código Deontológico de julio de 2011, donde, por primera vez, se introduce un capítulo, el XVI, al dopaje deportivo, de obligado cumplimiento que en su artículo 61 se rechaza desde la vertiente deontológica que ?el médico contribuya de forma fraudulenta a la mejora del rendimiento del deportista. Además, según establece, ?el médico está obligado a informar a los deportistas de los efectos perjudiciales de los diferentes procedimientos del dopaje?. El punto tres de este artículo indica que ?el médico que tuviera conocimiento de prácticas de este tipo por parte de un colega no podrá dar nunca por aceptable esa conducta, estando obligado a denunciarla a la autoridad competente y a su Colegio. Finalmente, la valoración de idoneidad para la práctica del deporte debe basarse en criterios de cuidado de la salud y de la integridad física y psíquica del sujeto. El médico debe informar a cerca de los riesgos eventuales que puede ocasionar una actividad deportiva concreta.
Momento de la jornada.
El presidente de FEMEDE, el doctor Pedro Manonelles, resumió al final de la jornada los principales mensajes que se dieron durante la misma. Así, entre otros, se refirió a que la profesión médica tiene mecanismos de formación y de cualificación para que el facultativo conozca las indicaciones y formas de aplicación de la vía parenteral y disponga de mecanismos para controlar la buena práctica de sus profesionales. De lo contrario, cualquier práctica médica que no cumpla las condiciones requeridas se considerará como improcedente y sujeta a la aplicación de la normativa deontológica.
Por otra parte, señaló que la administración de medicamentos por vía parenteral es una práctica médica establecida y que el médico conoce sus indicaciones, sus formas de aplicación y las sustancias que se deben de utilizar. Es por ello, que corresponde a la profesión médica y a la responsabilidad del facultativo decidir el tratamiento a utilizar ante cualquier paciente, incluidos los deportistas, teniendo en cuenta el diagnóstico, las sustancia a prescribir y su forma de administración.
También se refirió a que determinados ámbitos deportivos «tienen muy arraigada la cultura de administración de sustancias, no siempre medicamentos, por vía parenteral». Además, como advirtió, con frecuencia, esta práctica se realiza por el propio deportista o por personal no cualificado, algo que, consideró «inaceptable y debe ser perseguido convenientemente».
Finalmente, el doctor Manonelles recordó que en España cerca de 16 millones de personas practican algún tipo de actividad deportiva, «reflejo de que el deporte es un acontecimiento social de primera magnitud».