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La Medicina no presencial, una realidad con riesgos éticos y deontológicos

Durante el VIII Congreso Nacional de Ética y Deontología Médica, organizado por la Comisión Central de Deontología del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) y el Colegio de Médicos de Sevilla, tuvo lugar la mesa redonda: “La calidad en Medicina, una obligación ética” donde los expertos participantes hablaron sobre los retos éticos que suponen la medicina no presencial, telemedicina, la Salud Pública, o la innovación e investigación

Esta mesa redonda fue moderada por el Dr. Luis Ciprés, miembro de la Comisión Central de Deontología del CGCOM; y la Dra. Belén Alonso Macías, secretaria General del Colegio de Médicos de Guipúzcoa.

En calidad de ponentes participaron el Dr. Andreu Segura Benedicto, vocal del Comité de Bioética de Cataluña; el Dr. Rogelio Altisent, profesor titular de Bioética de la Universidad de Zaragoza; y el Dr. Isaac Túnez, secretario General de Salud Pública en I+D+I de la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía.

Inició el turno de intervenciones el Dr. Andreu Segura quien abordó la salud pública como obligación ética, los aspectos deontológicos de la práctica clínica relacionados con la Salud Pública, la naturaleza, ámbito y ética de esta Medicina.

“La diferencia de la ética en la Salud Pública a diferencia de la práctica clínica es que el foco está en las intervenciones colectivas basándose en los principios de pertinencia, eficiencia social y equidad”, explicó.

En cuanto a los aspectos deontológicos de la medicina relacionados con la Salud Pública, matizó que “la práctica clínica no debe ignorar la dimensión colectiva de la naturaleza humana ni la dimensión social de la salud, y que las prácticas no clínicas –incluida la investigación y la docencia– merecen un abordaje deontológico específico”.

De aquí es donde surgen, en su opinión, los “dilemas entre individuos o grupos, particulares, y el Estado o población”. Es por ello que, para tener en cuenta la dimensión colectiva de la naturaleza humana respetando la deontología, el Dr. Segura propuso “conocer las condiciones de vida del paciente y adaptar la prescripción y el control de sus problemas de salud, no enmascarar los determinantes sociales mediante una medicalización inadecuada  y no entrometerse en su vida de forma paternalista sin consentimiento”.

Contribuir a la protección colectiva de la salud comunitaria basándose en el principio de precaución de no tener expectativas quiméricas, contribuir a la promoción colectiva de la salud comunitaria y no imponer, no suplantar, no adoctrinar bajo la arrogancia de la medicina preventiva, son otro de los aspectos por los que abogó el experto.

Medicina telemática, una modalidad de creciente implantación

Sobre la Medicina no presencial, una realidad con riesgos éticos y deontológicos, y la telemedicina, en concreto, habló el Dr. Rogelio Altisent.

En su opinión, “la medicina telemática será una modalidad de creciente implantación con riesgos y beneficios para los pacientes y donde será necesaria una mayor iniciativa e interactividad deontológica para asesorar y señalar líneas rojas a los colegiados y a las instituciones”. Además, para el Dr. Altisent “se hace necesario exigir una mayor protección del profesional en medidas de salud laboral”.

Los daños de la Medicina no presencial ya son presentes, tal y como dijo. “Hay discriminación de las personas con discapacidad y déficit sensorial, fallos significativos en la continuidad asistencial y de manera particular por falta de coordinación entre especialistas (por ejemplo, en la comunicación de resultados) y hay déficit de educación sanitaria en la población para valorar si un problema necesita consulta presencial o precisa exploración”, explicó.

Los criterios éticos y deontológicos para la medicina no presencial es otro de los puntos que desglosó: “Primero, no estamos obligados a lo imposible. Segundo, estamos obligados a intentar la excelencia, haciendo lo mejor posible, con sentido de la proporción. Y tercero, ¿dónde se ponen las líneas rojas?”

La prudencia ética personal y de equipo y la vigilancia deontológica para consultar y emitir recomendaciones es otro de los aspectos que señaló.

Durante la pandemia, se limitó la asistencia presencial
por “estado de necesidad”, se restringió el acceso a los centros sanitarios, se tensionó la red asistencial, se fracturó la longitudinalidad y la continuidad asistencial, se cometió errores y se adquirió experiencia.

“Ahora se valora que algunos procedimientos no presenciales pueden estar indicados de manera bien fundamentada por razones de eficiencia o de conveniencia: comunicación de resultados, renovación de recetas y se constatan los riesgos la no presencialidad como facilitador de la pendiente resbaladiza hacia la imprudencia, facilitado por la masificación”, manifestó.

Finalmente, el Dr. Isaac Túnez abordó “la calidad, investigación e innovación como mandato ético y deontológico”. Durante su intervención, puso en valor el papel que juega la calidad en la investigación” y recalcó la importancia de trabajar para mejorarla.

En este sentido, aseguró que mantener esa calidad en este campo es una obligación ética. “La deontología debe estar presente siempre en la calidad de la investigación, la atención personalizada, la innovación en todos los formatos”, dijo para después defender la apuesta de la administración andaluza por el desarrollo del área del conocimiento, tanto es así que se empieza a reconocer a nivel de méritos el carácter investigador e innovador de los profesionales sanitarios bajo el prisma de la ética.

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