En unas recientes Jornadas organizadas por las Sociedades Españolas de Calidad Asistencial (SECA) y de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) se ha puesto de manifiesto que la seguridad del paciente tiene que ser vista y atendida desde el primer nivel asistencial, donde se produce un efecto adverso cada tres días, como mínimo, y que a consecuencia de lo cual 11 de cada 1.000 pacientes van a resultar perjudicados.
Madrid, 26 junio 2008 (Redacción)
En la mejora de la seguridad del paciente se han involucrado todo tipo de organizaciones e instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que hace, ahora, un año publicó una batería de soluciones con el objetivo principal de reducir los errores médicos y minimizar los daños causados a éste como consecuencia de fallos asociados con la atención sanitaria recibida, en suma lo que la OMS persigue no es más que fomentar la cultura de la seguridad del enfermo.
Hoy en día, el 90 por ciento de las consultas de los pacientes se resuelven en los centros de salud, sin embargo, el problema de la mejora de la seguridad del usuario se ha manejado con cierto retraso, por lo que todavía queda mucho por hacer en este terreno, tal como se reconoció, recientemente, en las I Jornadas que en torno a estas cuestiones se celebraron en San Sebastián, organizadas por las Sociedades Españolas de Calidad Asistencial (SECA) y de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), y que contaron con la colaboración de la Agencia de Calidad del Ministerio de Sanidad y del Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco. Dicho encuentro ha coincidido en el tiempo con la demanda que el Defensor del Pueblo hizo, recientemente, en su informe correspondiente a 2007, sobre la necesidad de un plan de cultura de seguridad de pacientes (ver MédicosyPacientes.com del día 16-6-08).
En dichas Jornadas, se ha puesto de manifiesto, como ha explicado a ?Médicosypacientes?, el presidente de la SECA, el doctor Pedro Parra, que ?la seguridad del paciente tiene que ser vista y atendida desde la Atención Primaria?, donde se produce un efecto adverso cada tres días, como mínimo, a consecuencia de lo cual 11 de cada 1.000 pacientes van a salir perjudicados.
Como ha opinado, al respecto, el vicepresidente de la semFYC, el doctor José Antonio Prados, ?a estas alturas hay cuestiones en torno a la seguridad del paciente que ya deberían estar resueltas, como, por ejemplo, los aspectos relativos a la interacción de medicamentos?. En este sentido, tanto médicos como pacientes, a través de sus asociaciones, son conscientes de que hay que trabajar en esta parcela, y desde el primer nivel asistencial todavía queda mucho por hacer.
En Atención Primaria, además, se dispone de pocos estudios al respecto. El más reciente al que hace alusión uno de los miembros del Comité Organizador de estas Jornadas, el doctor Fernando Palacio, miembro tanto de la SECA como de la semFYC, es el APEAS, un estudio apoyado en datos correspondientes a casi 100.000 consultas, pertenecientes a 48 centros de salud de 16 comunidades autónomas, y del que se desprende que al menos el 3 por ciento de los usuarios son víctimas de los efectos adversos, de los que un 40 por ciento, aproximadamente, pueden ser evitados. ?Este estudio ?indica el doctor Palacio- ha constituido una herramienta fundamental, dado que anteriormente a él no había información sobre efectos adversos en Primaria?.
Respecto a las principales causas de estos efectos cabe destacar que el 48?2 por ciento de los casos se relacionan con medicación; el 25?7 por ciento, con los cuidados; el 24?6 por ciento, con la comunicación; el 13?1 por ciento, con el diagnóstico; el 8?9 por ciento con la gestión; y un 14?4 por ciento por otras causas indeterminadas.
Como efectos adversos más frecuentes, en el estudio se citan las náuseas, los vómitos o diarrea secundarios a medicación, el prurito o lesiones dérmicas reactivas a fármacos o apósitos, infección de heridas quirúrgicas o traumáticas y alteraciones neurológicas secundarias a medicamentos.
Pacientes ancianos, más perjudicados
En el estudio APEAS se recuerda que la población atendida en AP es fundamentalmente mayor de 65 años y que es habitual que presente pluripatología. Por tanto, se trata de una población con más riesgo de sufrir efectos adversos. Además, si se tiene en cuenta que el 60 por ciento de los fármacos son consumidos por pacientes mayores de 65 años, no es de extrañar que este tipo de población sea la más afectada. Tal como apunta el doctor Palacio, al respecto, ?esa pluripatología va a requerir de la intervención de varios especialistas además de el médico de familia, por tanto, si no hay una buena coordinación y comunicación, se corre el riesgo de que el paciente anciano acabe con medicaciones repetidas y que éstas interaccionen entre sí?.
¿Qué se entiende por seguridad del paciente?
La propia Organización Mundial de la Salud se ocupó no hace mucho de este concepto, acotándolo a ?la ausencia de un daño innecesario real o potencial asociado a la atención sanitaria?. Como especifica, al respecto, el presidente de la SECA, ?lo que entendemos, en algunos casos, como daño real, es que se haya producido ya un efecto que genere dicho daño en el paciente?.
Por efecto adverso se entiende un accidente imprevisto e inesperado que causa algún daño o complicación al paciente y que es consecuencia directa de la asistencia sanitaria que recibe y no de la enfermedad que padece. Como apunta, al respecto, el doctor Parra, evidentemente, ?hay que distinguirlo de lo que sería la complicación normal de un proceso de enfermedad. Tampoco se puede considerar un efecto adverso el hecho de que haya una reacción no prevista a un tipo de tratamiento que, hasta ese momento, no había arrojado ningún tipo de sospecha para que un paciente fuera considerado susceptible de ser afectado?.
A los profesionales, no obstante, les preocupa, como apunta el vicepresidente de la semFYC, que el paciente de a pie todavía no se haya impregnado sobre estos conceptos. ?Un paciente tiene que ser consciente de que el profesional médico que va a tener enfrente, durante la consulta, es un ser humano y pese a todos sus conocimientos e interés por la asistencia, siempre puede producirse un error, aunque algunos de ellos sean evitables y que para ello se dispongan de distintas herramientas?.
Siete pasos para la seguridad del paciente
Paso 1:
Desarrollar una cultura de seguridad.
Crear una cultura que sea abierta y justa.
Paso 2: Liderar y apoyar a su personal.
Establecer un enfoque claro y sólido sobre seguridad del
paciente en toda su organización.
Paso 3: Integrar su actividad en gestión del riesgo.
Desarrollar sistemas y procedimientos para gestionar
sus riesgos, e identificar y valorar cuestiones que puedan
fallar.
Paso 4: Promover la notificación.
Garantizar que su personal pueda fácilmente notificar
incidentes a nivel local y nacional.
Paso 5: Involucrar y comunicar con pacientes y público.
Desarrollar vías para comunicar abiertamente y
escuchar a los pacientes.
Paso 6: Aprender y compartir lecciones de seguridad.
Animar al personal para utilizar el análisis de causa raíz
al objeto de conocer cómo y porqué suceden incidentes.
Paso 7: Implantar soluciones para prevenir el daño
Introducir lecciones a través de cambios en prácticas,
procedimientos o sistemas.
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Fuente: Guía de la Agencia Nacional Británica de Seguridad del Paciente ?Siete Pasos para la Seguridad del Paciente en la Atención Primaria?.