La presidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), Concha Bonet, ha alertado de que se está “etiquetando” de trastornos mentales a niños menores de seis años, especialmente del trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH), siendo muchas veces confundidos los síntomas en estos casos con el comportamiento típico de la edad
Madrid, 6 de febrero 2015 (medicosypacientes.com/Agencias)
La presidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), Concha Bonet, ha alertado de que se está “etiquetando” de trastornos mentales a niños menores de seis años, especialmente del trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH). Aunque se trata del trastorno del neurodesarrollo más frecuente en la infancia, con una prevalencia que va del 5 al 17 por ciento de los escolares, los síntomas en esta población pueden ser confundidos con el comportamiento típico de la edad.
En el marco de la celebración del “12 Curso de Actualización en Pediatría”, organizado por la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), Bonet aseguró que “es muy difícil determinar en niños tan pequeños si ese comportamiento forma parte de su manera de ser o si, por el contrario, es, en efecto, un problema, ya que hasta los seis años es algo bastante habitual que los nioñs sean movidos y les resulte difícil estar sentados varias horas seguidas en clase”.
Esta Sociedad Científica entiende que la falta de atención, hiperactividad, los problemas de conducta y el mal rendimiento académico, sobre todo cuando se cronifican, generan a veces en la sociedad del momento cierta presión para que el menor reciba un diagnóstico de TDAH o incluso tratamiento farmacológico antes de los siete años.
Los pediatras de Atención Primaria si bien entienden que este trastorno puede causar dificultades en la vida personal, académica y social, no se sabe, en realidad, si por el trastorno en sí, o por la respuesta inadecuada que recibe el niño desde pequeño. Porque, añade, detectado y manejado adecuadamente, tiene un pronóstico favorable en más del 70% de los casos.
“Si los niños son movidos, son impulsivos, si necesitan moverse puede que en una sociedad de la perfección donde todos tenemos que ser perfectos y donde los padres lo que realmente quieren es el mejor interés de sus hijos y en una sociedad lo que prima mucho lo cognitivo, lo que quieren es que sean niños 10, puede que si no atienden en clase o no rinden como a los padres les gustaría que rindiesen puede que se les empiece a etiquetar de un trastorno que está construido”, recalcó la experta.
Bonet resaltó, por otra parte, la “eficacia” de las terapias no farmacológicas centradas en la educación de los padres, las cuales deben estar centradas en incrementar las conductas sensibles, positivas y de apoyo con el menor; y, por otro, ayudarles a que mantengan una disciplina proactiva y adecuada para evitar conductas disruptivas o muy impulsivas en el niño.
“Son cerebros en crecimiento y es preocupante tratarles con fármaco. Por eso es importante reflexionar sobre qué estamos haciendo perversamente, a veces, con el mejor interés para los niños”, concluyó.