El Colegio de Médicos de Zaragoza acogió, recientemente, el Seminario «Cuestiones éticas al final de la vida», de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Médica de la Universidad de Zaragoza y del Colegio de Médicos de Zaragoza-OMC. En la sesión participaron los doctores Marcos Gómez Sancho y Jacinto Bátiz quienes abordaron aspectos relativos a la ética y deontología de los cuidados paliativos
Zaragoza, 15 de abril 2014 (medicosypacientes.com)
El Colegio de Médicos de Zaragoza acogió el Seminario «Cuestiones éticas al final de la vida», de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Médica de la Universidad de Zaragoza y del Colegio de Médicos de Zaragoza -OMC. En esta sesión, Jacinto Bátiz, jefe del Área de Cuidados del Hospital San Juan de Dios (Santurce-Vizcaya) y presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Bizkaia, junto a Marcos Gómez Sancho, presidente de la Comisión Central de Deontología, abordaron la ética y deontología de los cuidados paliativos, y los últimos días de la vida, o «morir en paz» como prefiere denominar Marcos Gómez Sancho.
En su ponencia, Jacinto Bátiz explicó cómo cuidar a un enfermo con una enfermedad avanzada es complejo y requiere una cualificaciones profesionales específicas. Los conflictos éticos pueden ser diversos porque los Cuidados Paliativos tienen que ver con la vida, la muerte, el sufrimiento, la fragilidad y la vulnerabilidad de los enfermos, ha señalado. Estos conflictos requieren un análisis racional de tal manera que puedan tomarse aquellas decisiones clínicas apropiadas. Hay que tener en cuenta que la ética y el trabajo van de la mano.
El conflicto es un síntoma que hace ver a los clínicos la necesidad de trabajar con valores con la misma capacidad y habilidad profesional con las que se desenvuelven en el trabajo clínico. Para humanizar el proceso de morir habrá que conjugar la ciencia que va a decir lo que hay que hacer en la mayoría de los casos y la sabiduría práctica basada en la prudencia) que nos dirá lo que habrá que hacer en ese caso concreto. No existe un «protocolo ético». «Cuando trabajamos en esta disciplina de la Medicina Paliativa nos encontramos, en primer lugar, con un enfermo en fase terminal que padece dolor físico y sufrimiento psíquico; en segundo lugar, una familia angustiada que no acaba de aceptar la situación y sufre por el ser querido; y en tercer lugar, un médico que ha sido formado para luchar contra la muerte» ha indicado Bátiz.
La población está envejeciendo, aumenta el número de personas que padecen algún tipo de cáncer, aumenta también el número de enfermos crónicos avanzados, aumentan las enfermedades neurológica degenerativas. Todos esto representa un reto importante para las sociedades desarrolladas. Muchos de estos enfermos padecen al final de sus vidas un sufrimiento intenso y precisan una atención esmerada en la que debe estar implicada toda la sociedad. La atención médica al final de la vida deberá evitar su prolongación innecesaria, pero deberá evitar su acortamiento deliberado.
¿Qué imperativos éticos hay en Cuidados Paliativos?
Jacinto Bátiz señaló estos cinco: no abandonar al enfermo; librarle del dolor o de cualquier otros síntoma molesto; evitar pruebas diagnósticas y tratamientos inútiles; sedarle cuando lo precise; y respetar los valores del enfermos. Para poder cumplir estos imperativos éticos se ha referido al capítulo VII, titulado Atención Médica al final de la vida, del Código de Deontología médica que indica cómo hemos de hacerlo desde la Ética y la Deontología.
Sobre el primer imperativo, no abandonar al enfermo, Bátiz ha comentado que «nuestros enfermos ya saben que no somos unos dioses, lo que desean es que no los abandonemos cuando más lo necesitan. Ellos desean tenernos a su lado, con nuestro acercamiento humano para que le ayudemos en todas sus necesidades. Han comprendido que la técnica ya no les es útil para curar su enfermedad, pero sí tienen necesidad de las personas, de su familia, de sus amigos y de su médico. Necesita que le expliquemos qué le va a pasar, necesita que no le engañemos, pero todo ello, con sensibilidad exquisita, para que le ayudemos a comprender lo que necesita en esos momentos tan difíciles y únicos para él».
Según Jacinto Bátiz, «antes no le hacíamos mucho caso ejerciendo nuestro paternalismo ante él; ésta era una forma de abandonarle. Pero ahora, tenemos el peligro de abandonarle argumentando la Ley de Autonomía del paciente». En este sentido se ha referido a que «con bastante frecuencia surgen conflictos cuando entendemos la relación médico-enfermo en términos excesivamente «autonomistas». Podemos evitar este tipo de abandono si ejercemos razonablemente la autonomía del enfermo, es decir, si conseguimos que sea una «autonomía compartida». Es preciso que nos tomemos en serio la autonomía del enfermo haciendo todo lo necesario para que sus decisiones sean lo más meditadas, prudentes y razonables que sea posible. Tenemos que ser delicados cuando queramos ayudarle a decidir. La información que le demos ha de ser comprensible sobre los beneficios y sobre los riesgos o las molestias».
Bátiz concluyó que «el enfermo, cuando se encuentra en el final de su vida, necesita que le atendamos con nuestros conocimientos desde la Ciencia Médica y con prudencia desde la Ética Médica». La Atención Médica al final de la vida es un derecho del enfermo y una obligación deontológica del médico, ha señalado.
Finalmente, Jacinto Bátiz fue muy claro al señalar que: «si pretendemos cuidar a nuestros enfermos al final de sus vidas, desde la Ética y la Deontología, no debemos precipitar deliberadamente su muerte, pero tampoco hemos de prolongar innecesariamente su agonía. Lo que sí tenemos que hacer es ayudarle a no sufrir mientras llega su muerte».
Información remitida por el Colegio de Médicos de Zaragoza.