La Iglesia de San Francisco de Cochabamba fue escenario de la inauguración de una placa conmemorativa en recuerdo del Dr. Josep Salvany, subdirector de la Expedición Bamis (1803-1810) que, organizada por el rey Carlos IV, supuso la primera campaña de vacunación en la Historia. En el acto-homenaje estuvieron presentes el embajador de España Ángel Vázquez Díaz de Tuesta, el alcalde de Cochabamba, Dr. José María Leyes, y el Dr. Anibal A. Cruz Senzano, presidente del Colegio Médico de Cochabamba y vicepresidente de la Confederación Medica Latinoamericana (CONFEMEL), entre otras personalidades
Madrid, 4 de noviembre 2015 (medicosypacientes.com)
La Iglesia de San Francisco de Cochabamba fue escenario de la inauguración de una placa conmemorativa en recuerdo del Dr. Josep Salvany, subdirector de la Expedición Bamis (1803-1810) que, organizada por el rey Carlos IV, dio la vuelta al mundo en una campaña de vacunación considerada la primera en su género.
En el acto estuvieron presentes el embajador de España Ángel Vázquez Díaz de Tuesta, el alcalde de Cochabamba, Dr. José María Leyes, y el Dr. Anibal A. Cruz Senzano, presidente del Colegio Médico de Cochabamba y vicepresidente de la Confederación Medica Latinoamericana (CONFEMEL). También estuvieron presentes el arzobispo de la Diócesis, el obispo auxiliar y el vicario. Por parte de la Asociación Española de Vacunología se contó con el presidente, Dr. Amos José García Rojas, y el Dr. Fernando A. Mordaga Llop vicepresidente.
El médico catalán Josep Salvany luchó hasta el final por lo que creía su misión en la tierra: vacunar de la viruela a las poblaciones de los países andinos, entre ellos Bolivia. Falleció finalmente en Cochabamba a los 33 años de edad en esa ciudad y pidió ser enterrado en la Iglesia convento de la orden franciscana dónde hasta hoy reposan sus restos.
La expedición Balmis recaló en Puerto Rico y pasó después a Venezuela. Allí se dividió en dos. Balmis siguió camino a Filipinas, Macao y Cantón. Salvany se quedó en América dónde sus esfuerzos le llevaron a Lima, Ecuador, y finalmente a lo que entonces era el Virreinato de Perú y hoy los países de Colombia, Ecuador, Perú, Chile, y Bolivia, que recorrió casi en su totalidad. Los kilómetros de su esfuerzo suman más de 31.000 que Salvany afrontó enfermo de tisis crónica, contraída cuando todavía era médico militar, profesión que hubo de abandonar para consagrarse al esfuerzo de extender la vacuna.
La viruela fue una enfermedad conocida desde al menos el año 10.000 a.C. y puede considerarse uno de los peores azotes de la humanidad, superior en víctimas incluso a la peste bubónica. Se calculan sus muertes, a finales del S.XVIII en 400.000 al año y causa de un tercio de todas las cegueras.
En 1803, el Rey Carlos IV encargó al médico español Balmis una expedición médica que llevase la vacuna a todo el Imperio. De inmediato se planteó el problema de cómo conseguir transportar el suero, en un tiempo sin cadenas de frío, y la solución fue transportarla en niños que se iban pasando el suero de brazo a brazo. Cómo ningún padre estaba dispuesto a ofrecer su hijo para tal experimento se recurrió a huérfanos y para cuidarlos se escogió a la Directora del Orfanato de La Coruña, Isabel Celdán. La expedición Balmis-Salvany está considerada la primera expedición sanitaria global de la historia y la OMS ha reconocido a Isabel Celdán como la primera enfermera en misión global de salud. En el curso de la misión participaron las autoridades civiles y eclesiásticas americanas y tras la partida del grupo médico se instituyeron las Juntas de Vacunación cuyas actividades fueron decisivas para la erradicación final de la plaga.
Todos los detalles de esta expedición han sido recopilados en el libro del escritor Javier Moro cuyo “A flor de piel” que se ha convertido en best seller mundial con más de dos millones de ejemplares y traducción a 27 idiomas.