domingo, mayo 5, 2024

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González Urbaneja: “La Deontología se ve condicionada por los intereses económicos tanto como por los ideológicos”

El Colegio de Médicos de Segovia ha querido que el V Congreso Nacional de Deontología no cuente únicamente con profesionales de la Medicina, sino también con algunos otros que, ajenos al ejercicio de la Sanidad, estén vinculados a la Deontología y la Ética de manera significativa. Fernando González Urbaneja, periodista y licenciado en Ciencias Políticas ha sido, entre otras cosas a lo largo de su amplia carrera profesional, presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). Bajo su mandato fue constituido, en mayo de 2004, el Consejo Deontológico de la profesión periodística

Va a ser, junto a Adela Cortina, el único profesional ajeno a la Medicina que participe en el V Congreso Nacional de Deontología Médica en Segovia, ¿qué sensaciones le produce esta circunstancia?

Me siento bastante cerca, por múltiples razones, de los profesionales de la salud; no es la primera vez que participo en debates con ellos. Además, conozco desde hace años a Adela Cortina, con la que comparto preocupaciones y grupos de reflexión.  

No parece que el periodismo goce en estos momentos de la mejor salud ética como para ofrecer consejos o una visión optimista sobre la Deontología…

El periodismo siempre está en crisis, está en la naturaleza de su propio trabajo. Y en estos momentos de gran confusión ideológica y social el periodismo está en primera línea. El periodismo es muy transparente, se nota todo, está en primer plano y sus limitaciones se notan. En su propia crisis está su fortaleza, porque los ciudadanos necesitan del periodismo, incluso en sus horas bajas. ¿Se puede alguien imaginar la convivencia en una sociedad sin periodistas, sin periodismos, incluso con periodismo mediocre?

Soy optimista porque nunca antes la sociedad necesitó tanto como ahora del periodismo; es decir, de recibir información y argumentos para conocer y entender lo que nos pasa cada día. Y al mismo tiempo nunca hubo tantos ciudadanos interesados en la actualidad. Grandes oportunidades, pero también muchas dificultades,  mucha presión, mucha exigencia…  

Bajo su presidencia en la FAPE se constituyó un Consejo Deontológico, ¿qué problemas de ética informativa se daban entonces y cómo han cambiado casi quince años después?

Los problemas son permanentes, los propios de una sociedad cada vez más compleja, más acosada, más presionada y al mismo tiempo, con espacios mayores de libertad. Durante estos 15 años el periodismo ha perdido protagonismo, ha perdido influencia en la intermediación informativa. Ha sufrido el embate de las nuevas tecnologías y de las redes sociales que han establecido nuevas fuentes, nuevos flujos informativos… también más confusión, más manipulación. Por todo ello el periodismo tiene más papel; el de explicar, el de clasificar, el de validar, el de descubrir. En el fondo es lo de siempre, pero con diferencias por la última revolución  tecnológica.    

Las redes sociales han convertido la información en un arma de doble filo y precisamente son las noticias relacionadas con la Medicina o la Salud las que más debate ético plantean. ¿Por qué son tratadas con tanta ligereza las muertes, los suicidios, el dopaje en el Deporte o los accidentes?

Hay ligereza y también rigor; se han abatido las barreras, todos informan de todo a velocidad instantánea, sin apenas reflexión. Todo entra en el flujo informativo, lo bueno y lo malo, lo verificado y lo inventado, lo verídico y lo verosímil… Por eso hay que aprender a descifrar, a confiar, a valorar, a distinguir… y para esas tareas el periodismo profesional es determinante. La mezcla de complejidad y banalidad es diabólica, pero esos son los mimbres con los que hay que trabajar. 

Hace aproximadamente un año, a raíz de una publicación en un blog, el Colegio de Médicos de Segovia, fue parte de un conflicto que acabó en la Comisión Deontológica y que tuvo gran repercusión en los medios de comunicación y en redes sociales, ¿dónde termina la libertad de expresión y dónde comienza el derecho deontológico desde su visión como informador?

La libertad de expresión no es ilimitada, tropieza con otros derechos fundamentales tan importantes como la propia libertad informativa. El problema es ponderar los conflictos, arbitrar las alternativas. Y no hay reglas claras. Los dilemas éticos del periodista son permanentes; como el zumbido y el moscardón, van juntos. No hay reglas tasadas, hay un permanente “depende”  que tiene que pesar el derecho de los ciudadanos a saber y el derecho de intimidad, el deber de buscar la verdad… 

El ejercicio del periodismo requiere decencia, honradez, coraje y humildad. Requiere tener presente que el objeto social es informar a los ciudadanos y hacerlo con la diligente búsqueda de la verdad y la ponderación de los derechos y deberes que están en juego en cada información o comentario. No es tan complicado, solo hace falta sentido común, experiencia, trabajo en equipo. Escuchar, debatir, comprender… Y respeto a las normas del oficio… que las hay y las sabemos todos. Son pocas y claras.  

¿Somos la sociedad de la información o la sociedad del morbo? ¿La inmediatez está matando al rigor?

Somos ambas cosas; el morbo está en la naturaleza de las cosas y del ser humano, también la necesidad de ser informado. Y la inmediatez es una exigencia que nos agobia. Queremos los datos ya, las opiniones instantáneas, antes incluso de reflexionar… porque después de la reflexión ya estamos a otra noticia. En el fondo esta es una profesión imposible por la inmediatez, pero la realidad nos dice que se puede hacer, que hay que hacerlo. Por eso cometemos muchos errores que solo pueden mitigarse con un diligente ejercicio de rectificación, de prudencia. Pero sabemos que hay daños y que tienen poco arreglo. La justificación es que sin periodismo nos iría peor. 

Durante su carrera ha estado estrechamente vinculado a la Economía, por lo que conoce bien ese mundo; ¿hasta qué punto se ve condicionada la Deontología por los intereses económicos?

Tanto como por los intereses ideológicos, por las manías, las obsesiones o las preferencias, por la ignorancia y la manipulación. La información económica está en el origen del periodismo, porque la economía interesa a la gente. Las democracias avanzadas tienen muchas barreras que limitan el poder económico, y más que pueden levantarse para limitar la manipulación a través de las redes sociales. Una vacuna contra esos poderes es el pluralismo, la competencia, la diversidad de medios y su fortaleza financiera. Los ciudadanos tendrán que entender que si quieren buena información tendrán que pagarla, si la pagan otros habrá más riego de manipulación. Los estados tendrán que entender que para que el periodismo funcione los gobiernos deben abstenerse de influir y manipular. A todos interesa periodismo fuerte, independiente, solvente… y eso pasa por empresas transparentes y viables. No es tan complicada, hace falta ideas claras, inteligencia práctica.      

Ahora vivimos unos años de mutación, de renovación profunda. Los principios son los de siempre, pero los procedimientos han cambiado, la forma de trabajar, la cercanía a los ciudadanos, la fortaleza de las fuentes… todo es distinto pero el objeto social es el mismo. 

Los médicos y los periodistas son dos colectivos que a menudo tienen -o deberían tener- que convivir con los términos ‘ética’ y ‘deontología’. ¿Hay algo que envidie en el Periodismo del uso de la Deontología por parte de los Colegios de Médicos?

Envidio su larga trayectoria; la Medicina es una ciencia y una profesión milenaria. El periodismo es demasiado joven no más de doscientos años, aunque algunos quieran remontar la profesión a los griegos. El periodismo nace con la Ilustración, incluso más cerca, con la segunda revolución industrial y la sociedad de masas que tanto inquietó a Ortega. Periodismo y democracia son las dos caras de la moneda, sin una no hay otra. La medicina tiene más trayectoria. 

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