Federico de Montalvo Jääskeläinen, presidente del Comité de Bioética de España, participó en la jornada sobre iatrogenia, medicina defensiva y deontología médica, organizada por el grupo de trabajo SESPAS-OMC, celebrada en la sede de la corporación médica y subrayó que “la medicina defensiva viene provocada porque el sistema prima lo científico-tecnológico por encima de lo humano”
El abogado explicó que la medicina defensiva consiste en “la práctica asistencial que, en la evaluación de las pruebas o tratamientos que han de aplicarse en un proceso clínico concreto, atiende más al riesgo de que el profesional sea objeto de una reclamación por parte del paciente o sus familiares que a la evidencia científica o utilidad terapéutica”.
Es decir, se trata del “empleo por el médico de los procedimientos y medios diagnósticos y terapéuticos con el principal fin de evitar ser demandado o reclamado judicialmente”. En este tipo de escenarios, se dan dos conductas. La primera implica que “el profesional solicita más servicios de los necesarios con el fin de reducir los resultados adversos, disuadir al paciente de reclamar o poder acreditar que actuó de acuerdo con las exigencias de la buena praxis” y en la segunda “el profesional desarrolla una conducta de evasión, rechaza llevar a cabo determinados actos de riesgo o participar en ellos por la posibilidad de verse envuelto en el futuro en un litigio de responsabilidad”, según detalló.
Se han establecido como conductas más comunes en las que se ha atendido preferentemente al temor a sufrir una reclamación y no a criterios estrictamente médicos la prescripción de pruebas (79%), la remisión del paciente a otro especialista (74%), la prescripción de pruebas diagnósticas invasivas tales como biopsias (51%), y la prescripción de más medicamentos tales como antibióticos (41%), según datos recogidos en ‘The fear of litigation study: the impacto f Medicine’, en 2002.
El mismo estudio reflejaba que el 94% de los encuestados cumplimenta la historia clínica pensando en la posibilidad de una reclamación judicial, el 83% no confía en el sistema judicial, prefiriendo un sistema integrado por expertos o tribunales especializados y el 53% no usan terapias innovadoras por miedo a la reclamación judicial.
Además, según cifras del estudio ‘La práctica médica en los servicios de urgencia hospitalarios” de SESPAS y OMC, el 91,3% de los encuestados considera que la presión judicial sobre su actividad ha aumentado notablemente en los últimos años y el 88,7% de los me?dicos de urgencias hospitalarias encuestados admite que la amenaza de denuncia/demanda judicial condiciona la pra?ctica asistencial, lo que conlleva un incremento en este a?mbito de la medicina defensiva, entendida ésta como “el empleo de procedimientos diagno?sticos o terape?uticos con el propo?sito de evitar demandas por mala praxis”.
El 87,6% de los médicos encuestados consideran que carecen de los necesarios conocimientos médico-legales para afrontar las situaciones de riesgo legal a las que tienen que enfrentarse en su quehacer diario, considerando una relevante mayoría que ni las estructuras de sus centros ni la dirección les respalda suficientemente frente a ello (88% y 79,1%).