Durante el III Encuentro hispano-brasileño de salud y derechos humanos ‘Trata, trato y tratamiento: el ser humano como mercancía’, organizado por el Consejo General de Médicos (CGCOM), ha tenido lugar la mesa redonda ‘Donación y trasplantes de órganos: una oportunidad para la reflexión ética y deontológica’, en la que los expertos han coincidido en la necesidad de homogeneizar internacionalmente los sistemas de donación y trasplantes para evitar prácticas ilícitas
La obtención de órganos para trasplantes es una necesidad global en aumento. Dada la trascendencia que la aparición de un órgano tiene para tantos pacientes, puede conllevar desviaciones perversas para obtenerlos. Ante la existencia de un mercado ilícito de órganos en el mundo, surge la necesidad de aumentar las garantías que permitan establecer que la obtención de los mismos respeta los criterios éticos, en cualquier caso.
Este tema ha sido abordado en la mesa redonda que ha sido moderada por la Dra. Dilza Ribeiro, secretaria general del Conselho Federal de Medicina de Brasil (CFM), y que ha contado con la participación de la Dra. María Rosa Arroyo Castillo, vicesecretaria del CGCOM, como relatora.
El debate ha contado con las intervenciones del Dr. Hideraldo Luis Souza Cabeça, coordinador de la Cámara Técnica de Muerte Encefálica del Conselho Federal de Medicina de Brasil; el Dr. José María Domínguez Roldán, presidente de la Comisión Central de Deontología, Derecho Médico y Visado (CCD) del CGCOM; el Dr. Juan José Rodríguez Sendín, ex presidente del CGCOM; y Dr. Reginaldo Boni, excoordinador de Trasplantes del Hospital Clinic de Barcelona y responsable de Asuntos Médicos del Emirates Organ Transplant Center ( Emiratos Árabes Unidos).
El Dr. Hideraldo Luis Souza Cabeça ha centrado su intervención en abordar las desigualdades transfronterizas en el diagnóstico de muerte por criterios neurológicos, la muerte encefálica. En su ponencia, ha hecho una descripción de las diferencias por criterios clínicos en el número de muertes encefálicas en el mundo, incluyendo en la población pediátrica donante y los requerimientos de capacitación de los médicos implicados.
Ha hecho una explicación de la diferencia entre la muerte del tronco del encéfalo y la muerte encefálica global que “requieren, además, del examen clínico, un test instrumental o exámenes complementarios específicos, con intervalos variables”. Tras exponer las diferencias en los distintos países, sociedades y academias científicas o guías de práctica clínica, ha expuesto “la necesidad de homogeneizar los sistemas y criterios de donación y trasplantes de órganos en el mundo”.
En concreto, ha comparado la situación de los países de Brasil, Japón, Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Canadá y Portugal. “Cada país tiene una cultura, unos protocolos, unas formas diferentes para certificar los fallecimientos y el proceder de la donación de órganos. Es necesario y fundamental alinear los pasos y protocolos y evitar esas diferencias”, ha dicho.
En cuanto, al papel del médico ante la donación en asistolia como una doble responsabilidad ética ha hablado el Dr. José María Domínguez Roldán. “La donación y el trasplante de órganos es actualmente una de las terapéuticas más exitosas para el tratamiento de enfermedades cuya única alternativa terapéutica es el empleo de órganos provenientes de donantes que puedan sustituir la función orgánica específica en el paciente”, ha expuesto.
“Hoy en día, el número de donaciones de órganos se muestra absolutamente insuficiente para subvenir las necesidades que los programas de trasplante requieren”, ha señalado. En el año 1968 se acuñó el concepto de muerte encefálica a fin de que aquellos pacientes que sufrían el cese irreversible de todas las funciones del sistema central pudieran convertirse en donantes de órganos.
“A pesar del incremento significativo de las donaciones de órganos, las listas de espera de pacientes que necesitan un trasplante se siguen incrementando, ello ha favorecido que en los últimos años se haya implementado la donación de órganos a partir de pacientes que sufrían una parada cardiaca sin que se tenga en consideración que exista un daño cerebral asociado”, ha señalado.
Sin embargo, “la donación en asistolia sigue actualmente generando controversias éticas relevantes. Todo ello se ha incrementado con el hecho de que entre los órganos trasplantables tras la asistolia se encuentra el corazón. El hecho de que una parada cardiaca en un donante en asistolia no sea irreversible ahonda aún más el cuestionamiento ético de este tipo de donaciones”, ha explicado
Por todo ello, en su opinión “la reflexión y discusión sobre la doble obligación ética que tenemos los médicos de intentar procurar el mayor número posible de órganos para trasplante, pero a su vez, la obligación de no realizar actuaciones vinculadas a la muerte del donante que puedan ser éticamente cuestionables se convierte en realmente necesaria”. “Estos y otros aspectos éticos deberían ser consensuados a nivel internacional, no es éticamente aceptable que no hay criterios unificados”, ha expuesto.
Por su parte, el Dr. Juan José Rodríguez Sendín ha abordado los aspectos éticos de la donación de órganos de donante no emparentado; así como el profesionalismo y el trasplante de órganos. “La necesidad de órganos para trasplante es una necesidad global y de ahí nacen los mercados ilícitos”, ha señalado. “El turismo de trasplantes es la consecuencia inmediata de que no esté bien regulado el sistema y plantea cuestiones éticas importantes”, ha dicho.
En su opinión tanto las condiciones de donación como las del trasplante deben ser reguladas por ley, “pero los médicos y la Medicina tienen un papel imprescindible; porque en el marco global internacional se ha convertido en un negocio”. De hecho, un10% de los trasplantes mundiales son de origen ilegal.
“Aunque la Declaración de Estambul se logró un buen consenso en cuanto al turismo de donantes, no parece haber avanzado lo suficiente”, ha dicho.
La extracción de un órgano de un donante vivo, en opinión del Dr. Rodríguez Sendín, “vulnera dos de los principios que regulan la relación clínica desde los tiempos de la medicina hipocrática: beneficencia y no maleficencia”.
En el caso de no emparentados es más difícil de “creer”, y en el caso de donantes emparentados hay que tener en cuenta el sesgo de género; ya que hay más mujeres donantes.
Además, ha resaltado la importancia de que “el médico debe colaborar y no consentir el tráfico con engaño de órganos y tejidos, y denunciar si tenemos conocimiento de alguna situación irregular”. Esto precisamente vendrá recogido, tal y como ha especificado, en la próxima actualización del Código de Deontología Médica pendiente de publicación.
La identificación mediante DNA, en su en su opinión, parte de la solución, con la constitución de bases de datos interactivas.
Finalmente, el Dr. Reginaldo Boni ha hablado de las acciones críticas en la obtención de órganos para el trasplante. Desde su experiencia internacional en los cincos continentes a nivel global hay muchas diferencias y hay que “solventarlo para tener un adecuado sistema sanitario que garantice los derechos de ser donante y receptor”.
En todas las etapas del proceso de donación y trasplante, tal y como ha explicado, son necesarias: medidas técnicas especializadas, protocolos, personal sanitario entrenado, y un marco legal; pero además, en su opinión, es necesaria una la estricta vigilancia ética y bioética, “porque es compartir un bien escaso pero muy necesario para la sociedad”.
En este sentido, se ha cuestionado cómo garantizar que ese bien sea obtenido y se distribuya de forma ética y cómo tienen que ser los modelos organizativos para que sean capaces de garantizar la equidad, y mejorar la trazabilidad.
Finalmente, ha señalado que “hay que seguir vigilantes. El papel de los gobiernos, de los consejos/colegios profesionales, de la comunidad internacional es indispensable para garantizar que los profesionales sanitarios tengan seguridad para desarrollar esa actividad de manera legalmente sostenida y éticamente garantizada”.
A continuación, la Dra. Rosa Arroyo hizo lectura de las conclusiones.