?Si las Administraciones están contratando a extranjeros sin tener homologado el título están cometiendo una ilegalidad?
La doctora Verónica Casado lleva casi diez años, cinco de los cuales como presidenta, en la Comisión Nacional de Medicina Familiar y Comunitaria, cargo que compagina con el de vicepresidenta del Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud. Ahora que la Comisión acaba de celebrar su 30 aniversario, desde su constitución en 1978, esta especialista hace un repaso para ?Medicos y Pacientes? a los aspectos más candentes que rodean a su especialidad
Madrid, 23 de diciembre 2008 (medicosypacientes.com)
Dra. Verónica Casado.
-El pasado mes de noviembre la Comisión Nacional de la Especialidad ha celebrado su 30 aniversario, en la que Vd. lleva participando casi 10 años, cuatro como vocal, y el resto como presidenta, ¿qué camino ha emprendido esta Comisión desde sus orígenes, y qué se sabe de sus inicios?
-Efectivamente, el pasado 20 de noviembre hemos celebrado por todo lo alto los 30 años de creación de la primera Comisión Nacional de Medicina Familiar y Comunitaria, presidida, por aquel entonces, por el profesor Segovia de Arana, y en la que estaban integrados otros médicos de la talla de los profesores Rozman y Schüller. Nosotros decimos que trabajamos mucho en la Comisión pero ellos se reunían todos los sábados en el Colegio de Médicos de Madrid con objeto de elaborar los fundamentos de la especialidad y de su organización. Desde ese momento hasta ahora no se ha parado de hacer cosas en pro de la especialidad, fundamentalmente elaborando los sucesivos programas de la especialidad que han sido claves para su consolidación y las bases estructurales y de proceso necesarias para su correcto desarrollo.
-Es de suponer que uno de los aspectos que ocupan en estos momentos a la Comisión es la culminación del R.D. 1753/98 sobre acceso excepcional al título de Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria,?
-Lo que la Comisión Nacional de la Especialidad considera es que este decreto cuando nace, lo hace con un cronograma que, efectivamente, se agota este año porque el proceso se tiene que acabar en algún momento, considerando que ya se han dado muchas oportunidades para homologar el título de médico de familia.
-Sin embargo, queda por ejecutarse la última convocatoria, ¿cuántos facultativos se estima que pasarán por ella?, ¿ha habido muchos que lo han dejado hasta el final?
-Para la última convocatoria se baraja una cifra cercana a los 5.000 aspirantes, siendo verdad que muchos han preferido dejarlo para el final, seguramente por múltiples causas, unos por el recelo frente al proceso, otros por miedo,?Oportunidades, en definitiva, ha habido muchas, por lo que el facultativo que no ha solicitado la homologación probablemente es porque no le haya interesado, al no ser, de momento, imprescindible para trabajar.
-Llegados a este punto ¿le parece discriminatorio que a los médicos españoles se les someta a pruebas como la Evaluación Clínica Objetiva y Estructurada (ECOE), mientras que a los extracomunitarios se les contrata en los centros de salud si ni siquiera haber obtenido la homologación académica, más difícil de obtener incluso en la especialidad de Medicina de Familia, inexistente en muchos de los países de origen de estos profesionales?
-Si a los médicos españoles, hablo por los de Medicina de Familia, se les ha pedido la realización de una ECOE para la homologación del título de especialista en Medicina Familiar y Comunitaria junto a otros requisitos, a todos los médicos no comunitarios ha de pedírseles una homologación basada en la competencia, ya que se trata de que haya una garantía de que la competencia sea similar a la que se está pidiendo a nuestros profesionales. Si las Administraciones están contratando a médicos extranjeros sin homologar el título están cometiendo una ilegalidad, denuncia que desde esta Comisión ya se ha hecho muchas veces. Hay profesionales que piden que se les homologue el título y lo que traen como tiempo trabajado es el tiempo que ha permanecido en una gerencia ejerciendo como médico de familia previo a la homologación. En esta situación no cabe contratación alguna, y lo único que se aporta es que se lleva trabajando un tiempo en el sistema, de forma no sujeta a la legislación vigente.
-A su juicio, ¿cómo se debería solventar este tipo de situaciones?
– Muy sencillo, solicitándoles, para su homologación, la superación de una prueba de competencia, algo que mida la competencia, mediante una ECOE o mediante cualquier otra fórmula que no sólo examine conocimiento sino habilidades y actitudes del perfil profesional del médico de familia. Si el candidato procede de un país donde su especialidad tiene los mismos contenidos, metodología de formación y de evaluación y el mismo tiempo de formación, la homologación puede ser directa, pero, si hay alguna diferencia, se debe pedir junto al título una garantía de nivel competencial. Eso es lo que desde nuestra Comisión Nacional venimos pidiendo desde hace años, es decir, que haya una medición de competencias cuando los títulos no son absolutamente homologables.
-Tal y cómo está planteada la ECOE en estos momentos y al ritmo que se están incorporando médicos extranjeros, ¿no cree que le saldría al sistema sanitario algo caro medir las competencias de estos profesionales de esta forma?
-Cuando un médico español se marcha a otro país y le solicitan cualquier tipo de homologación u examen lo tiene que pagar de su bolsillo, algo que también se podría plantear en España, no sólo desde el punto de vista de las Sociedades Científicas para especialidades concretas, sino que se puede pensar en agencias externas preparadas para medir las competencias de los profesionales y que cuentan con amplias garantías. A partir de ahí, pienso que la idea es viable.
-¿Cree que habría que aprovechar el momento, ahora que está sobre la mesa un borrador de R.D. para regular el reconocimiento a efectos profesionales de los títulos de especialista obtenidos en Estados no miembros de la Unión Europea para introducir este tipo de propuestas? ¿Qué le parece el documento?
-Esto que explico no lo estamos defendiendo ahora, sino que hace tiempo que venimos demandándolo, al comprobar, sobre todo en los veranos, las tendencias de algunas CC.AA., en este sentido. No obstante, pienso que sí debería ser contemplado este tipo de medidas en el R.D. mencionado. De todas formas opino que si la planificación se hace bien a lo mejor no necesitamos homologar tanto título extranjero.
El dilema de los RR.HH. en el SNS
-Acaba de ?poner el dedo en la llaga? al mencionar uno de los grandes dilemas que tiene sin resolver en este momento el SNS, como es el de la planificación de los recursos humanos, y especialmente de médicos,?
-Es evidente que el debate no está tanto en la homologación sí o no, como en la planificación de profesionales, eso significa que tenemos que centrarnos en qué necesidades tenemos por CC.AA. y por especialidades, y una vez hecho esto lo que tenemos que saber es qué necesidades tenemos de formación de estudiantes.
-Y ¿de qué situación partimos?
-De las Facultades españolas proceden 4.500 licenciados y al MIR finalmente se presentan, además, personas que recirculan por el sistema y el 30 por ciento de licenciados extranjeros, de los cuales no sabemos si también se les pide un 8 para acceder a sus Facultades. Debido a las numerosas renuncias la última plaza de del MIR llega a números inusualmente altos, pasando de 4.291 en 1999 a 7.135 en 2004 y a 8.897 en 2007. El punto de corte va descendiendo y se ha optado a esta plaza con puntuación negativa en el examen. No se puede seguir insistiendo en ofertar 6.500 plazas cuando éstas no se cubren, a lo que hay que sumar las no incorporaciones y las renuncias. Mientras se ajustan las incorporaciones en las Facultades a las necesidades del sistema, se debe ofertar lo que se prevé que se cubra, con una orientación hacia las necesidades (es decir de forma prioritaria hacia las consideradas ya deficitarias en el sistema) y desde luego con un punto de corte en la nota. Ampliar la oferta no garantiza el incremento de médicos, si no que nos fragiliza. Si seguimos insistiendo en ofertar 6.500 plazas y no egresan más médicos de las Facultades o hacemos lo que hicieron los británicos que fue ir a buscar a otros países con buenos niveles de formación o en nuestras Unidades Docentes quedarán cada vez más vacantes y se incrementará el número de personas que optan a plaza con puntuaciones negativas.
¿Crisis en la especialidad de Medicina de Familia?
-¿Puede esto influir de alguna manera en la especialidad de Medicina de Familia que, en los últimos años, registra plazas de residentes sin cubrir?
-Lo que sucede en nuestra especialidad es que las 1.800 plazas que sacamos anualmente, porque son las que necesitamos y que, probablemente, deberían ascender a 2.000, no se cubren del todo debido al desfase entre la oferta y la demanda al que me he referido anteriormente, quedando vacantes del orden de las 253. Esto es malo para una especialidad como la nuestra que necesita más para cubrir el 50 por ciento de las necesidades de médicos del SNS y para desarrollar una Atención Primaria en condiciones. ¿Razones?, probablemente, se forman menos graduados en las Facultades de los que se necesitan, probablemente, no se orienta hacia generar vocaciones donde el sistema los necesita, probablemente, la oferta de plazas en el sistema MIR está sobredimensionada y mal distribuida, probablemente, el empleo precario disuade,… Lo cierto es que esta situación nos preocupa considerablemente. Y, además, se debe reseñar que no se da porque la Medicina de Familia y Comunitaria goce de poco prestigio como a priori puede hacer pensar el desconocimiento previo de la especialidad, ya que cuando se analizan los resultados del MIR, nuestros primeros 300 números tienen una curva muy similar a la de las especialidades de amplio espectro como la nuestra, que ofrecen en torno a ese número de plazas. Pero ser la especialidad que oferta casi el 30 por ciento de plazas la lleva a moverse en todo el espectro de plazas.
-Sin embargo, hay quienes utilizan estos resultados como argumento que justifica una supuesta crisis de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria,?
-En absoluto, a la especialidad la veo muy bien posicionada, y como muestra de ello es que nuestro programa formativo es un referente a nivel internacional, habiéndose, incluso, traducido a varios idiomas. Lo que le falta en estos momentos a esta especialidad es convertirse en una prioridad no sólo de Sociedades Científicas o de Colegios de Médicos sino del propio Gobierno por su envergadura social y sanitaria y porque sustenta a la Atención Primaria de este país. Si disponemos de una buena A.P. y de una Medicina de Familia sólidas obtendremos como resultado: buena eficacia, buena efectividad y buena viabilidad, con el consiguiente ahorro en costes sanitarios, mejores niveles de salud y pacientes más satisfechos. ?Objetivo sanitario conseguido?, por tanto.
-Traspasados sus 30 años de existencia ¿qué le queda por alcanzar a la especialidad?
-Sin duda, algo trascendental como es su integración en la Universidad como derecho propio, y no como terreno de prácticas. Tender a la troncalidad en los estudios de grado es lo fundamental para después seguir con nuestro programa.
-Y ¿para cuándo la próxima revisión de su programa formativo?
-No procederemos a la elaboración de un nuevo programa hasta que la troncalidad no se convierta en la base del sistema formativo de postgrado. Una vez esto suceda no sólo habrá que revisar el programa de Medicina Familiar y Comunitaria, sino el del resto de las especialidades, para ajustarlos a cada tronco.
-Como vicepresidenta del Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud podría hacer, finalmente, una estimación de para cuándo será realidad la troncalidad, una vez concluidos los trabajos que se han realizado en el seno de dicho Consejo,…
-Lo ideal es que esto pudiera cerrarse para ponerse en marcha tal como prevé la LOPS, alrededor de 2011. Ahora el tema está en manos de la Comisión Nacional de Recursos Humanos que es la que tiene que adaptar lo que nosotros hemos expuesto en el plano teórico, algo que se tendrá que hacer mediante un decreto, para poder ponerse en marcha.