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El uso del big data en salud cambiará el modelo sanitario y la relación médico-paciente en Europa

La mesa del XXVIII Congreso Nacional de Derecho Sanitario coordinada por el Consejo General de Médicos y dedicada al ámbito internacional, celebrada este jueves, 20 de octubre, tuvo como temática “Big data salud. Experiencia europea”

Esta mesa contó con el Dr. Tomás Cobo, presidente del CGCOM y vicepresidente de la UEMS, como moderador. Asimismo, intervinieron en ella el Dr. Jaime Del Barrio Seoane, presidente de la Asociación de Salud Digital (ASD), acerca del “Papel de la empresa privada en la aplicación del big data en la medicina y salud”; el Dr. Francisco Sevilla Pérez, exconsejero de Sanidad de la Representación Permanente de España ante la Unión Europea, cuya intervención fue “Debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades (DAFO) del big data en la medicina y salud”; el Dr. Christiaan Keijzer, presidente del Comité Permanente de Médicos Europeos (CPME), habló sobre la “Estrategia y planteamiento del big data salud de la UE”; y, por último, el Prof. Vassilios Papalois, presidente de la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS), que realizó una ponencia acerca de “¿Cómo afectará el big data a la práctica clínica en Europa?”

El Dr. Jaime del Barrio destacó que “los hechos irrefutables fuerzan el cambio de modelo” y que el siguiente paso es una atención inteligente personalizada. “No estamos ante una época de cambios, sino en un cambio de época”, y es necesario analizar qué ha cambiado en cuanto a las fuerzas socioeconómicas, la eficiencia del capital requerido, la tecnología y la centralidad del paciente, afirmó. 

“El ecosistema de salud inteligente proporcionará información más inteligente y experiencias de atención médica personalizada a los pacientes, en cualquier momento y en cualquier lugar”, destacó el experto. En este contexto de presión creciente “se hace necesaria una mayor eficiencia de la inversión en salud”, que pasa por la innovación a través de la modernización inteligente de las infraestructuras.

A su vez, la integración de la tecnología y la conversión hacia modelos digitales “requerirá la integración de nuevas capacidades y competencias” de los profesionales de la salud. Todo ello exige también el compromiso de los pacientes y que se acepten los dispositivos inteligentes para recibir atención sanitaria, afirmó del Barrio.

El Dr. Francisco Sevilla, expuso que el espacio europeo de datos de la salud será “un elemento clave en la construcción de la Europa de la salud”. Esta propuesta “es una gran oportunidad para los pacientes en la Unión Europea”, ya que les permitirá tener el control de sus datos sanitarios y ponerlos a disposición de los profesionales sanitarios con independencia del lugar donde sean atendidos, explicó.

La pandemia ha demostrado que la red europea de datos funciona con ejemplos como el pasaporte COVID, sin embargo, también ha puesto el foco en las deficiencias existentes: “no tiene sentido que dispongamos de billones de datos que no se pueden analizar o procesar”, declaró. El Dr. Sevilla explicó que la actual propuesta europea pretende “dotar a la ciudadanía del contros sobre sus datos sanitatios, garantizar la interoperabilidad y la seguridad en la utilización de dichos datos, y obtener el máximo valor de una economía de datos de salud”.

Además, supone una gran oportunidad para la protección de la salud, los responsables sanitarios y la investigación y desarrollo de medicamentos o productos sanitarios, por lo que “un texto adecuado y una rápida implementación, serán las principales fortalezas para mejorar la atención sanitaria en los proximos años”, afirmó Sevilla. Finalmente, el Dr. Sevilla afirmó que “la consecución de una interoperabilidad plena que permita la adecuada circulación de los datos será un elemento clave”, aunque esta deberá estar en equilibrio con el mantenimiento de la idiosincrasia y la gestión específicas de cada sistema sanitario.

El Dr. Christiaan Keijzer hizo hincapié en su intervención en que, actualmente, “los estados miembros se encuentran en diferentes velocidades de digitalización, los médicos y otros profesionales de la salud tienen diferentes habilidades digitales y las personas tienen diferentes actitudes hacia el intercambio de datos de salud”. También expuso que las asociaciones médicas nacionales “deben estar implicadas en este proceso para asegurar que es apropiado para los profesionales de la Medicina”.

Así, para el Dr. Keijzer es importante “velar por el cumplimiento de los requisitos éticos en relación con el uso secundario de los datos de salud”, como el deber de obtener el consentimiento del paciente o de involucrar a los comités de ética. Además, destacó que la economía de datos “no debe conducir a un acceso desigual a la atención médica”, pues no debe recaer ningún efecto perjudicial o discriminatorio en la atención médica sobre aquellos pacientes que no estén dispuestos a compartir datos de salud.

En última instancia, el presidente del CPME explicó que la clave pasa por “un alto grado de interoperabilidad semántica, legal y técnica”. Por ello, los estados miembros deberían considerar la penalización de ciertas conductas “como la reidentificación o divulgación de datos personales que han sido desidentificados en un uso secundario”, afirmó Keijzer.

El profesor Papalois destacó que la aplicación de estas tecnologías a la práctica clínica “es un tema de altísima importancia”. Desde Europa “intentamos llevar a cabo proyectos reales para personas reales”, afirmó.

La práctica de la medicina moderna genera, necesita y utiliza datos, y para ello, “necesitamos obtener la información y convertirla en conocimiento”, expuso el profesor.  De acuerdo con Papalois, el problema con el big data no es la información por si misma, sino quién y cómo la utiliza. “No se trata solo de aprender prácticas y conocimientos, sino actitudes y comportamiento de poner por delante las necesidades de los pacientes”, destacó.

La acumulación de datos que se está produciendo lleva a que los ordenadores sean capaces de aprender patrones similares a los de la mente humana. En este sentido, Papalois explicó que “están llegando nuevos avances con capacidad de predecir ingresos o mortalidad hospitalaria”. A pesar de ello, el presidente de la UEMS destacó que “no debemos olvidar los cuatro principios que rigen la profesión, basados en la legalidad, la conducta profesional, la ética médica y la Unión Europea”.

El Dr. Tomás Cobo, tras las intervenciones de los ponentes, expuso que una de las grandes cuestiones es “cómo va a ser posible alcanzar estos hitos en tan solo tres años”. Por otra parte, la situación actual es de inmadurez digital, pues “solo se utilizan el 30%  de los datos disponibles”, expuso. Al respecto, afirmó que la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública es una gran noticia en el contexto español.  

Además, acerca de la presidencia española de la Unión Europea, que dará comienzo en julio de 2023, afirmó que se trata de una gran oportunidad “para avanzar en términos de big data en el espacio europeo y para trabajar en el ámbito de la salud mental”.

Por último, destacó que, aunque resulta difícil conseguir la armonía entre todos los países, es necesario ajustar la realidad con la necesidad: “los debates científicos nos enriquecerán, pero no vamos a transigir los principios generales de la profesión”.

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