Madrid, 3 de febrero 2009 (medicosypacientes.com)
Científicamente, no se han probado todavía los efectos del asma sobre el embarazo, pero estudios recientes apuntan que estar embarazada de un bebé de sexo femenino conlleva un significativo mayor número de complicaciones del asma en comparación con el embarazo de un bebé masculino. La causa parece ser el efecto de la testosterona fetal como modulador de la enfermedad.
Durante el embarazo, las mujeres asmáticas pueden sufrir un empeoramiento de su enfermedad, bien por la propia evolución del asma durante este periodo y los cambios fisiológicos que conlleva, bien porque se tiende a abandonar el tratamiento ante el temor de los efectos secundarios de la medicación sobre el feto.
?Los efectos del embarazo sobre el asma son poco predecibles y han sido poco estudiados, pero el asma está presente en un 4% de los embarazos y sabemos que el 40% de las embarazadas asmáticas tiene alguna exacerbación durante el embarazo, el parto o el posparto. Estas cifras tan relevantes dimensionan la importancia del estudio que Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) pone en marcha y que permitirá conocer mejor los efectos del asma sobre la gestación y viceversa? afirma el Dr. Julio Ancochea, presidente de SEPAR.
La Dra. Eva Martínez Moragón, neumóloga y miembro de SEPAR coordinará este estudio multicéntrico impulsado por SEPAR, que tal y como acota el Dr. Vicente Plaza, coordinador del Área de Asma de SEPAR ?tiene como finalidad analizar la evolución del asma durante la gestación y comprobar si existen diferencias en función del sexo de feto para saber si este factor influye por sí mismo en la evolución y complicaciones relacionadas con el asma?. Este estudio novedoso, al no existir estudios clínicos previos en España, fue presentado ayer a todos los miembros de SEPAR en el marco de la VI Reunión de Invierno Conjunta de las Áreas SEPAR, celebrada en Málaga.
El embarazo produce una serie de cambios fisiológicos que dificultan la respiración: por ejemplo, el diafragma llega a elevarse hasta 4 cm. de su posición normal. Igualmente, la producción de progesterona por parte de la placenta, estimula el centro respiratorio originando hiperventilación (mayor número de respiraciones) y disnea (ahogo). También se amplía el ángulo de inserción de las costillas y el diámetro torácico en unos 2 cm. Estos cambios anatómicos alcanzan su máxima expresión alrededor de la semana número 37 de gestación.
El resultado de estos cambios en el cuerpo de la mujer embarazada es que se incrementa el trabajo respiratorio y el consumo de oxígeno. Entre el 60-70% de las embarazadas sufre disnea con frecuencia los dos primeros trimestres. Si a ello se une que durante la gestación, algunos médicos y muchas pacientes, tienden a relajar el tratamiento del asma por el injustificado miedo a los efectos secundarios de la medicación habitual para tratar el asma, la combinación de ambas circunstancias hace difícil saber interpretar la causa de los síntomas respiratorios que padece la paciente.
Estudios recientes parecen indicar que las embarazadas de fetos varones muestran menos síntomas de asma, con una diferencia del 10%, debido a la progesterona. ?Para poder comprobarlo, en nuestro estudio hemos elegido parámetros de medición objetivos como la labilidad de la vía aérea, la inflamación bronquial y por primera vez, vamos a medir el óxido nítrico en el aire exhalado? explica la Dra. Martínez Moragón. El estudio realizará un seguimiento diario de la enfermedad en cuanto a síntomas y mediación durante toda la gestación para conocer como ha evolucionado el asma, qué diferencias se producen en función del sexo del bebé y qué influencia tiene este factor sobre el asma.
En el 4% de todos los embarazos, el asma está presente. Estudios clínicos sugieren que de estas mujeres, un tercio empeora su asma durante el embarazo, otro tercio mejora y el restante no muestra cambios en sus síntomas. El control del asma debe ser prioritario también durante el embarazo porque un asma mal controlada tiene efectos negativos en el feto. Éste es sensible a los cambios respiratorios de la madre y más a los que conducen a una crisis del asma. La oxigenación fetal se puede ver afectada antes de que la madre perciba un empeoramiento de su asma. Los estudios epidemiológicos detectan una mayor incidencia de complicaciones del embarazo, como por ejemplo, hiperemesis gravídica, preeclampisa, diabetes gestacional, retraso de crecimiento intrauterino, partos pretérmino y niños de bajo peso en madres asmáticas graves, que en madres no asmáticas.
El Dr. Vicente Plaza, Coordinador del Área de Asma de SEPAR recuerda que ?con los datos de que disponemos podemos afirmar que el tratamiento adecuado del asma sin reducir o eliminar las medicaciones por temor a los efectos secundarios, no incrementa la mortalidad ni la morbilidad materno-fetal, por eso, SEPAR recomienda a las mujeres con asma mantener su tratamiento durante la gestación bajo la supervisión del especialista?.
Los principios del tratamiento durante el embarazo deben ser los mismos que durante cualquier otro periodo: controlar los síntomas, mejorar la función pulmonar, prevenir las exacerbaciones y minimizar los efectos secundarios de la medicación, con el objetivo final de ver nacer un bebé sano y un embarazo sin problemas.