Dolor de estómago, acidez, malas digestiones… son problemas que todos hemos padecido en mayor o menor medida. Si embargo, cuando estos síntomas se convierten en habituales, no se deben pasar por alto ya que pueden convertirse en problemas más serios. Existe un arsenal terapéutico como son los antiácidos o los inhibidores de la bomba de protones que mantienen a raya nuestros ácidos
Madrid, 10 de enero 2009 (medicosypacientes.com)
Los problemas gástricos son algunas de las afecciones más comunes entre la población. El estrés, la comida rápida en la jornada laboral, atracones, el tabaco o el alcohol… provocan en muchas ocasiones acidez, nauseas, dolor epigástrico… Muchos de estos síntomas nos ponen en aviso que pueda existir un posible problema gástrico. Hace unos años, los problemas gástricos eran más propios del sexo masculino, pero los estilos de vida cada vez más semejantes entre hombres y mujeres han hecho que las cifras se igualen aunque las ulceras siguen presentándose más a los hombres.
Una de las afecciones más frecuentes es la acidez gástrica o pirosis que afecta al 20% de los españoles al menos una vez al mes y en el 9% de los casos prácticamente de forma diaria. Se produce por un exceso de ácido clorhídrico en el estómago y origina ardor en la parte superior del abdomen que en ocasiones se irradia al esófago y a la boca.
Otra de los problemas digestivos más comunes es el reflujo gastroesofágico que consiste en el retorno del contenido gástrico al esófago y en ocasiones también puede ser del jugo duodenal que, al ser alcalino, provoca lesiones incluso más severas. ?En el momento actual la sintomatología más frecuente del aparato digestivo superior es la derivada del reflujo gastroesofágico, caracterizada fundamentalmente por la aparición de acidez, localizada fundamentalmente en el epigastrio (parte superior del abdomen) y en la región retroesternal, acompañado en muchas ocasiones de regurgitaciones de alimento o exclusivamente de jugo gástrico. En la mayoría de las ocasiones se deriva esta sintomatología de la existencia de una hernia hiatal o de una alteración funcional del esfínter esofágico inferior?, señala el Dr. Pedro Menchen, jefe de la Unidad de Endoscopia del Hospital Universitario Gregorio Marañón. Cuando el reflujo es continuado se produce la inflamación de la mucosa esofágica y si no se controla puede originar complicaciones como úlceras, hemorragias, estenosis o metaplasia de Barrett.
Ante una intensificación o frecuencia de cualquiera de estos signos se debe consultar al especialista y así evitar complicaciones mayores. «La aparición de acidez de forma continuada, la regurgitación nocturna o las molestias epigástricas que no se autocontrolan en muy cortos espacios de tiempo deben consultarse con el Médico de Familia que valorará la necesidad de hacer pruebas especiales y una consulta al gastroenterólogo», puntualiza el Dr. Menchen.
Asimismo, la dificultad para la deglución, las molestias nocturnas, la pérdida de peso, la aparición de hemorragias o la presencia de una masa abdominal palpable debe llevar al paciente a la consulta inmediata con su Médico de Familia y Gastoenterólogo.
El estrés y ansiedad
En los últimos tiempos, el estrés y la ansiedad se han señalado como uno de los principales factores que originan muchos de los problemas gástricos. Sin embargo, los expertos apuntan que todavía no existen estudios que evidencien la relación directa del estrés con las enfermedades digestivas.
A este respecto, la patología ulcerosa es de origen infeccioso y el reflujo no guardan una relación estrecha con el estrés, aunque este si sería el responsable de algunos problemas funcionales del aparato digestivo como la acidez con síntomas dispépticos.
Cada vez son más las consultas en los centros de Atención Primaria por problemas digestivos originados por cuadros de ansiedad o estrés. ?Las alteraciones de los neurotransmisores implicados en el estrés y la ansiedad, como son la acetilcolina o la histamina, podrían modificar diferentes funciones orgánicas a través de sus efectos sobre los sistemas nerviosos central y periférico y producir un aumento de la secreción de ácido gástrico, así como la reducción de la barrera moco defensiva de la mucosa gástrica causante de la acidez?, apunta el Dr. Salvador Giménez, médico de Atención Primaria del Centro Sanitario París de Barcelona.
Principales síntomas
Los síntomas más frecuentes relacionados con los problemas gástricos son acidez, reflujo gastroesofágico con o sin esofagitis, úlcera péptica o dispepsia funcional (pacientes en los cuales no se ha identificado causa orgánica para sus síntomas):
- Dolor epigástrico: localizado en la parte central del abdomen superior.
- Saciedad temprana: Sensación de que el estómago se llena pronto después de empezar a comer, de manera desproporcionada con la cantidad de comida ingerida e impidiendo terminar de comer.
- Plenitud: Sensación desagradable de persistencia de comida en el estómago.
- Distensión del abdomen superior: Sensación de peso localizado en la parte superior del abdomen.
- Náusea: Repugnancia o sensación de mareo; sensación de ganas de vomitar.
- Pirosis: Sensación de ardor o quemazón que surge del estómago o bajo tórax y que asciende hacia el cuello.
- Regurgitación ácida: Retorno sin esfuerzo del contenido gástrico al esófago y frecuentemente a la boca.
Tratamientos
En cuanto al tratamiento de la acidez y el reflujo existen distintos fármacos. Los antiácidos es el grupo de fármacos destinados al tratamiento de la ácidez gástrica y entre ellos el más conocido y más consumido es el almalgato. Se recomienda tomar los antiácidos media hora después de las comida o cuando surjan molestias y está contraindicado en aquellos pacientes con insuficiencia renal. Existe un aumento del consumo de antiácidos por parte de la población joven. Tanto médicos como farmacéuticos atribuyen este incremento a la adopción de hábitos de vida poco saludables como suelen ser la mala alimentación, el consumo de alcohol o tabaco.
Otro grupo de fármacos son los inhibidores de la bomba de protones como el omeprazol que inhiben la secreción ácida del estómago y están más recomendados para los problemas de reflujo gastroesofágico y úlceras. Existen un consenso entre los expertos apuntan que los inhibidores de la bomba de protones son uno de los tipos de fármacos más eficaces para alcanzar la inhibición de la secreción ácida del estómago y obtener cicatrización de las lesiones y controlar la sintomatología del reflujo.
El descubrimiento del Helicobacter Pylory
Hasta los años noventa se creía que el estrés y los alimentos muy condimentados eran los responsables de las úlceras gastroudenales y de la gastritis. Sin embargo, ahora se sabe que el Helicobacter Pylori es el causante del 80% de las úlceras gástricas y 95% de las duodenales.
El Helicobacter Pylori se contrae a través de la alimentación y se han descrito algún caso de transmisión a través de la saliva. El diagnóstico se realiza a través de un test de ureasa en el momento de la endoscopia, pruebas analíticas de sangre y con determinaciones en el aliento. El tratamiento consiste en antibióticos que actúan contra la bacteria del Helicobacter Pylori. Una vez que se conoce el origen de la bacteria, las úlceras curan prácticamente en todos los casos y además en poco tiempo.
Tradicionalmente, se ha afirmado que las molestias secundarias a la patología ulcerosa gastroduodenal empeoraban en los cambios estacionales, ?pero ahora comprobamos, tras los tratamientos del Helicobacter Pylori como la sintomatología no es estacionaria y que una vez tratado el Helicobacter las molestias desaparecen de forma definitiva y no hay mayor incidencia de esta patología en primavera?, señala el Dr. Pedro Menchen.
Cuidar la alimentación
Para aquellas personas que padezcan problemas digestivos es recomendable seguir un régimen alimenticio que les ayude a controlar los síntomas de acidez y reflujo:
- No consumir bebidas alcohólicas, té, café o tabaco (en especial en pacientes con úlcera).
- Se debe evitar comer comidas picantes y ácidas ya que incrementan el dolor de estómago.
- Las grasas, carnes rojas, embutidos, bollerías empeoran el reflujo gástrico.
- Realizar cinco comidas al día poco copiosas.
- Incrementar la ingesta de verduras, legumbres, frutas y cereales.
- Después de la cena, dejar pasar un tiempo prudencial (alrededor de 2 horas) antes de irse a la cama.
- En caso de obesidad se aconseja bajar de peso para evitar la presión abdominal sobre el estómago.
- Evitar llevar prendas o cinturones muy ajustados al cuerpo.