Los expertos señalan la necesidad de mejorar en la mujer la prevención, detección y atención en fase aguda del ictus. Con el lema «Un Nombre, Demasiadas Caras», este 20 de noviembre se celebra el Día del Ictus que busca sensibilizar sobre el impacto que esta urgencia neurológica
Madrid, 20 de noviembre (medicosypacientes.com)
El ictus es la primera causa de muerte en la mujer española, según los últimos datos difundidos este año por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este evento cardiovascular es más frecuente en la mujer que en varones y se detecta peor porque ellas llegan más tarde al hospital y las que sobreviven las secuelas son más graves. En la actualidad sólo el 50% de los afectados ingresa en el tiempo recomendado y en esa otra mitad que llega tarde hay más mujeres que hombres.
Es pues necesario hacer un esfuerzo por mejorar en la mujer la prevención, detección y atención en fase aguda del ictus. Con el lema «Un Nombre, Demasiadas Caras», este 20 de noviembre, el Día del Ictus, busca sensibilizar sobre el impacto que esta urgencia neurológica tiene en la mujer. El encuentro está organizado por el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (GEECV-SEN) que cuenta con la colaboración de Bristol-Myers Squibb.
El ictus se produce cuando un coágulo de sangre bloquea un vaso o una arteria, o cuando se rompe un vaso sanguíneo, interrumpiéndose el flujo sanguíneo a un área del cerebro. Las células nerviosas del área afectada del cerebro no reciben oxígeno, cesan de funcionar y en consecuencia son dañadas o mueren. Hay dos tipos principales de ictus: el isquémico, producido por coágulos de sangre, o por depósitos de grasa que bloquean el flujo de sangre en el cerebro. El 83% de los ictus son isquémicos. por otro lado están el ictus hemorrágico, producido cuando un vaso debilitado se rompe y sangra en la zona del cerebro que está a su alrededor. La sangre se acumula y comprime el tejido cerebral adyacente, dañándolo.
El principal factor de riesgo controlable, tanto para el ictus isquémico como para el hemorrágico, es la presión arterial alta, presente en aproximadamente el 70-80% de los casos de ictus, y que es la causa del 62% de los mismos, incrementa el riesgo de ictus en cuatro a seis veces. La tasa de mortalidad por ictus es consistente y está estrechamente relacionada con la prevalencia de la hipertensión en la población y se cree que alrededor de cuatro a diez de las muertes producidas por ictus podrían prevenirse si se controlaran las cifras de presión arterial.
Otros factores de riesgo controlables incluyen colesterol elevado, sobrepeso, tabaco y falta de ejercicio. Entre los factores de riesgo no controlables se incluyen la edad, sexo, raza, personalidad e historia familiar de ictus.
La mejor manera de prevenir un ictus es reducir los factores de riesgo controlables. Se considera que la prevención es posible en más del 80% de los casos. El manejo de los factores de riesgo modificables, tales como la hipertensión, es crucial y puede llevar a una considerable reducción de la incidencia de ictus.