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El gran estigma social que rodea a la epilepsia dificulta su diagnóstico

Muchos episodios epilépticos pasan desapercibidos ante el desconocimiento generalizado que existe de esta patología entre la población. Su infradiagnóstico, sin embargo, puede derivar en anomalías del aprendizaje e importantes secuelas en los niños, según se puso de manifiesto en un recién celebrado Simposio en el que se abordaron los síndromes epilépticos en Pediatría

Madrid, 20 de marzo 2009 (medicosypacientes.com)

En España, se estima que cerca de 400.000 personas padecen epilepsia y, aproximadamente, el 80% de estos casos se manifiestan en la edad pediátrica (antes de los 12 años), frente a un 20% del total que surgen pasados los 13 años. Como dato positivo, los expertos afirman que las herramientas de las que se valen actualmente para el diagnóstico infantil, tales como el electroencefalograma, permiten reconocer a tiempo el 70% de epilepsias y que los nuevos tratamientos farmacológicos controlan hasta el 70% de los casos diagnosticados y mantener ?latente? la enfermedad de forma que los pacientes no padezcan ningún síntoma epiléptico.

Sin embargo, el diagnóstico de la epilepsia debe hacer frente a otros problemas. Pese a que aproximadamente el 1 por ciento de la población española tiene crisis epilépticas y cada año se diagnostican unos 20.000 nuevos casos, la epilepsia es una enfermedad desconocida. Aunque como patología sí es reconocida por la gran mayoría de la población, «el gran problema reside en que se entiende como una sola enfermedad y se desconoce las múltiples formas de epilepsia, sus posibles evoluciones e incluso, que existe un gran número de casos transitorios, que remiten de forma natural pasado un tiempo», según expertos. Por ello, el gran estigma social que posee esta enfermedad dificulta en gran medida su diagnóstico «y aunque muchos padres acuden a los pediatras interpretando los ataques habituales en la infancia como síntomas de epilepsia, en la gran mayoría de los casos sucede lo contrario y, los signos evidentes de epilepsia son entendidos como distracciones o ensimismamiento de sus hijos».

Estos y otros aspectos fueron abordados en Madrid en el marco del III Symposium ?Síndromes Epilépticos en Pediatría. De la Práctica a la Teoría?, organizado por el Hospital Universitario La Paz. A propósito de la primera mesa redonda de la jornada ?Métodos diagnósticos y terapéuticos de la epilepsia?, los especialistas hicieron una diferenciación evidente del diagnóstico entre niños y adultos y coincidieron en señalar que en la práctica, el diagnóstico infantil es notablemente más sencillo. ?Los pediatras podemos valernos de la efectividad de pruebas como el electrocardiograma que, sin embargo, pierden su efectividad a medida que aumenta la edad de los pacientes?, tal como explicó el doctor Martínez Bermejo.

En la medida en que muchos episodios epilépticos pasan desapercibidos, porque la población en general entiende que la epilepsia es solo una enfermedad (y no un conjunto de enfermedades), ?y que sólo se manifiesta con movimientos tónico-clónicos, algo que no es del todo cierto?, el desconocimiento dificulta en muchas ocasiones el diagnóstico, algo que puede derivar en anomalías del aprendizaje e importantes secuelas en los niños.

En el lado positivo de la balanza, algunas epilepsias remiten con la edad, ?un prototipo de epilepsia rolándica, que empieza entre los 6 y 7 años, suele desaparecer al inicio de la adolescencia, sobre los 12 y 13 años, debido a una disfunción cerebral que hace que con la modelación del sistema nervioso comiencen a desaparecer las crisis?, confirma el neuropediatra. Otras, desafortunadamente no, sobre todo las epilepsias lesionales derivadas de una alteración cerebral que, en la mayoría de los casos, suelen continuar en la edad adulta.

Retos de los epileptólogos

Para el doctor Martínez Bermejo, los grandes retos actuales de los epileptólogos se dirigen hacia la prevención de los desencadenantes genéticos de la enfermedad, a través del reconocimiento de poblaciones de riesgo. Así pues, el nuevo camino que se ha abierto estos últimos años, se centra en la aplicación de técnicas genéticas para lograr un diagnóstico precoz y una mejor catalogación de los síndromes epilépticos que ayuden a frenar el desarrollo de la enfermedad desde el momento de su prescripción.

Otro de los factores de riesgo que deben ser valorados para la prevención son las situaciones que desencadenan las epilepsias sintomáticas, tales como las infecciones en el sistema nervioso (la meningitis es la más importante) y los traumatismos craneoencefálicos que pudieran ocasionar graves lesiones en el cerebro infantil, ?puesto que en la edad pediátrica está todavía sin terminar de formarse y por eso es mucho más sensible a los agentes externos. Por el contrario, el cerebro adulto tiene más mecanismos de defensa que lo protegen de las agresiones?, afirmó este neuropediatra.

El segundo gran reto sobre el que han reflexionado en el marco del Simposio los profesionales de la Neuropediatría es tratar de dilucidar el desarrollo de un nuevo tratamiento que sea lo más efectivo posible, ?en los últimos años, la investigación científica está permitiendo la aparición de fármacos de alta calidad?, afirmó el doctor Martínez Bermejo , aunque puntualizó que ?es importante tener en cuenta que el 30 por ciento de las epilepsias son fármaco-resistentes, es decir, que a pesar de los fármacos recetados, las crisis no remiten».

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