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El futuro inmediato del certificado médico de defunción es su formato electrónico

«El futuro inmediato del certificado médico de defunción es su formato electrónico», tal como subrayó el presidente de la Organización Médica Colegial durante la inauguración de la “Jornada del Certificado Médico de Defunción”, celebrada ayer en la sede de la OMC, bajo la coordinación de la Vocalía Nacional de Médicos de Administraciones Públicas, representada por el doctor Antonio Fernández Pro. El evento, organizado con la finalidad de reforzar el papel de este documento público oficial, contó con la participación de expertos pertenecientes a vocalías provinciales de distintos Colegios de Médicos y con representantes del ámbito jurídico y de la Administración

Madrid, 5 de octubre 2012 (medicosypacientes.com)

«El futuro inmediato del certificado médico de defunción es su formato electrónico», tal como subrayó el presidente de la Organización Médica Colegial durante la inauguración de la “Jornada del Certificado Médico de Defunción”, celebrada ayer en la sede de la OMC, bajo la coordinación de la Vocalía Nacional de Médicos de Administraciones Públicas, representada por el doctor Antonio Fernández Pro.

El doctor Rodríguez Sendín aludió a la gran necesidad, en estos momentos de mejorar la calidad de los certificados médicos de defunción (CMD)”. “Lo que se requiere, según precisó, es pasar del actual documento a un certificado electrónico que ofrezca las máximas garantías, disponibilidad, interoperabilidad, etc., donde todos riesgos, entre ellos el de su falsificación puedan ser soslayados”. “El objetivo fundamental -añadió- es disponer de una herramienta que ofrezca más garantías a los ciudadanos y proteja a los buenos profesionales”.

La buena o mala certificación tiene consecuencias importantes, según advirtió el presidente de la OMC.” Sin embargo, parece que en los últimos tiempos esto no está todo lo claro que debería estar”.

Con respecto al certificado de defunción actual, en su opinión, «presenta una serie de carencias importantes para los tiempos que corren». Como explicó a este respecto, “si bien sabemos desde el CGCOM cuando cada documento sale y llega a su correspondiente Colegio de Médicos, cuando éste lo distribuye, cuando esa distribución ha llegado a buen término y entregado a su penúltimo destinatario, pero sólo llegamos hasta ahí”. Según lamentó, «el certificado no nos permite conocer la identidad del médico firmante con absoluta garantía. Tampoco existe la garantía de que certificado médico en papel sea absolutamente íntegro, y que haya sido firmado por el supuesto médico encargado de ello. La firma final con el número de colegiado es importante que quede absolutamente garantizada de que corresponde a quien lo realiza».

Por otra parte, y al no estar mecanizado,  considera, que «no nos permite disponer de la agilidad suficiente para extraer la información que deben proporcionar los certificados, es decir, toda su rentabilidad desde el punto de vista epidemiológico y sanitario, y que esta agilidad pueda aplicarse tanto en el ámbito público como privado».

De cualquier forma, como destacó, «si hay un certificado con una relevancia especial en esta tarea garantista es el CMD. La mayor garantía de este documento público es certificar que un ciudadano que fallece se va de una forma natural, o cuando no se vaya de esta forma, lo tengamos perfectamente detectado y buscadas sus causas». El certificado médico de defunción es, por tanto, según subrayó el presidente de la OMC, «una extraordinaria garantía social». «A los ciudadanos -prosiguió- les debe llegar el mensaje de que estén tranquilos porque los médicos vigilamos y cuidamos de su vida y del momento en el que muere, como último acto médico».

Los certificados médicos, según recordó el doctor Rodríguez Sendín, son expedidos por los Colegios de Médicos y editados por la OMC «que siempre ha tenido a bien discutir y debatir cuando ha sido posible, como en el último cambio efectuado, con las diferentes estructuras administrativas involucradas en este ámbito».

«Romper con el tabú»

La coordinación de esta Jornada corrió a cargo del representante nacional de médicos de Administraciones públicas, el doctor Antonio Fernández Pro,  quien explico el sentido de las mismas y de sus objetivos, entre ellos, una actualización de la situación; respuesta al movimiento que ha habido en base al cambio de formato del certificado médico de defunción; y la adaptación a un futuro de lo que será el certificado médico de defunción en su formato electrónico.

El evento, que fue retransmitido a todos los Colegios de Médicos a través de videoconferencia, se desarrolló en torno a cinco mesas redondas que incluyeron una sesión práctica de resolución de casos clínicos, con la utilización del “Programa Certifica” calificada por el doctor Fernández Pro, como «formación para formadores», con la finalidad «de que el médico deje de considerar como tabú este tema, muchas veces sin profundizar sobre lo que representa dicha certificación, entendido como el último acto médico reflexivo que debe hacer ante un paciente ya muerto». Sin embargo, como lamentó, «en más de una ocasión se convierte en un mero acto administrativo, sin darle muchas veces la importancia que encierra como valor estadístico y de valor sustancial sobre el conocimiento en salud, para poder planificar recursos y para sustancialmente poder mejorar el entorno y el sistema».

La importancia de este documento también fue destacada por el doctor Eloy Girela, vocal de médicos de Administraciones Públicas del Colegio de Médicos de Córdoba. «Este documento es de una importancia sanitaria de primer orden, por tanto, cuanta mayor exactitud tengan las certificaciones de defunción mejor conocimiento tendremos sobre las posibles causas de muerte, y mejor política de prevención, planificación, estrategia sanitaria. En definitiva, poder evitar causas fundamentales que están dando lugar en ocasiones a muertes prematuras, todo lo cual redundará en la salud de la población, y con una repercusión económica favorable». 

El doctor Girela se detuvo en la definición de certificado médico como “documento público en el que un médico legítimamente capacitado da constancia de un hecho cierto del que se tiene conocimiento (por  ciencia propia) como consecuencia del ejercicio profesional”, e hizo hincapié en su consideración de público, dado que ello le dota «de una eficacia probatoria ante la Administración, le confiere una fiabilidad y una certeza, por término general».

Por otra parte, centrándose en el CMD como acto médico destacó su  valor no sólo para el individuo, incluso después de muerto, sino también para su familia, desde el punto de vista social, judicial, sanitario y en lo económico. «El médico -como recordó- es la única persona autorizada para hacer un diagnóstico de muerte certera. Ello supone una seguridad evidente para el paciente, además de suponer una garantía del derecho individual».

«Con la próxima ley de registro civil, que dentro de tres años sustituirá a la actual que data de 1957-58, desaparecerán las dudas sobre la necesidad del CMD en impreso oficial que edita la OMC, única entidad autorizada para emitir los certificados y los impresos oficiales de los certificados. Prácticamente, ningún registro civil admite otro impreso que no sea el oficial de esta Organización», según expuso.

Finalmente, Girela distinguió entre aspectos jurídicos y éticos que rodean a este acto de certificación de defunción. Dentro las cuestiones éticas cabe destacar lo que dice el art. 36.6 del Código Deontológico: Aunque el médico que haya tenido la mayor carga asistencial sobre el paciente es el que tiene la mayor responsabilidad ética de cumplimentar el certificado de defunción en todos sus apartados, no es deontológicamente aceptable rehuir el compromiso de certificarla cuando se produce si se ha presenciado la misma, se conoce al paciente o se tiene a disposición la historia clínica.

Desde el punto de vista legal, el doctor Girela explicó, entre otros aspectos, la tipificación de fallos por comisión o por omisión, e incluso se puede llegar a tener responsabilidad penal si se emite un certificado médico falso, entendido éste como “falsear dolosamente datos que no existen”.

Tendencia europea

La representante del Instituto Nacional de Estadística (INE), Margarita García, valoró el caracter formativo de esta Jornada, y la invitación de la OMC a los estadistas a participar en ella. «Tenemos que agradecer enormemente a la OMC, que haya contado con nosotros. Gracias a ello hemos podido transmitirles nuestras necesidades, nuestras inquietudes, que se han tenido en cuenta con la consiguiente mejora de la calidad y una mejora en la utilización de la información para los investigadores, nuestros principales destinatarios de la información estadística».

García valoró favorablemente el cambio del modelo de certificado, a partir de 2009. «Ha supuesto para nosotros una mejora que permite al Instituto Nacional de Estadística aprovechar mucho más la información que el médico aporta en la certificación».

A continuación, se refirió al futuro de este documento y las ventajas que se van a introducir. De hecho, como explicó «en la nueva ley de registro civil se establece que la documentación necesaria para realizar las inscripciones de las defunciones y de otros hechos inscribibles en el registro civil  será por vía telemática, lo cual empuja a estar abocados al certificado médico electrónico.

«Necesitamos disponer -añadió- de una manera rápida y con mucha calidad de los literales que escribe el médico (la información de las causas de muerte, y del resto de información que se cumplimenta en el certificado médico). Eso requiere de unos esfuerzos técnicos y humanos que se resolverían con el certificado electrónico. Desde el punto de vista estadístico, el certificado médico de defunción electrónico aportaría un amplio conjunto de ventajas y por el contrario escasos inconvenientes».

«Algunos países de Europa ya están trabajando en el certificado médico electrónico, por tanto, es el camino, según la representante del INE. En estos momentos sólo está implantado en Dinamarca, pero en otros muchos se están haciendo pruebas piloto, entre ellos España», tal como concluyó.

 

 

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